El imperio mediático del magnate Rupert Murdoch y familia tiene dos caras que, desde la psiquiatría, representan un trastorno disociativo de la identidad.
La Fox, pieza esencial en el nacimiento del movimiento MAGA, propaga todas las conspiraciones pro Donald Trump que surgen en el vertedero de internet y permite la difusión de opiniones falsas contra los demócrata, mientras silencia las que cuestionan el gobierno o las iniciativas del presidente.
Trump reclama 10.000 millones a Murdoch por publicar en el ‘Wall Street Journal’ un dibujo obsceno suyo
Esta cadena pagó casi 1.000 millones de dólares para no ir a juicio por sus mentiras sobre el recuento de votos y el inexistente robo electoral en el 2020. Y no se olvide que es el caladero donde el presidente pesca a sus colaboradores para el Ejecutivo.
El otro rostro se llama The Wall Street Journal , diario que en su parte periodística (separada de la opinión) es referente en los sectores económicos por su rigor informativo y cabecera elogiada en general por la calidad y seriedad de sus noticias.
Esa bicefalia disociativa hace que cada uno tenga preferencia por una cabeza o la otra. El presidente Trump ya la había dejado clara. Pero su predilección la subrayó este viernes cuando recurrió a un juez para acusar al Journal y a Murdoch –al mismo Murdoch que acoge en el Despacho Oval o al que invitó para que le acompañara el pasado domingo a la final del mundial de clubes de fútbol– por el presunto libelo al publicar una carta obscena escrita supuestamente por Trump a su amigo Jeffrey Epstein, el maldito depredador sexual, con motivo de su 50 cumpleaños, en el 2003.
En su demanda, presentada ante un tribunal de Florida, Trump les acusa de que “afirmaron falsamente que él escribió, dibujó y firmó” esa nota.
La denuncia alegó que, dado “el momento” del artículo, “el abrumador daño financiero y reputacional sufrido por el presidente Trump seguirá multiplicándose”. Por esos se solicita una cantidad no inferior a los diez mil millones de dólares de compensación por daños.
La información apareció en la web del WSJ la noche del jueves y se incluyó en la portada del viernes de la edición de papel. Estos gestos suponían un pronunciamiento sobre la veracidad de su reportaje. Ni lo retiraron de la web ni dieron marcha atrás en la impresión gráfica a pesar de que Trump ya intentó que el diario desistiera de su publicación con su amenaza de acudir a los tribunales.
La demanda insistió en describir el artículo como “ultra falso, malicioso y difamatorio”. En la réplica, la empresa mostró “plena confianza en la precisión de nuestro reportaje y lo defenderemos vigorosamente”.
“Amigos de Jeffrey Epstein enviaron cartas obscenas para un álbum por su 50 cumpleaños. Una era de Donald Trump”. De esta manera tituló la primicia el Journal , que de inmediato fue gasolina para el incendio en marcha desde que la fiscal general Pam Bondi dijo que no existía lista de clientes de Epstein, ni sospecha de que su muerte no fuera por suicidio.
La carta revisada por el WSJ incluye líneas mecanografiadas con el texto enmarcado por la silueta de una mujer. Un par de pequeños arcos representan los pechos y la firma de “Donald” está debajo de su cintura, imitando el vello púbico.
Formaría parte de una colección de cartas de una docena de asociados del financiero, que tenía amigos influyentes en todas las esferas. Las recopiló como regalo Ghislaine Maxwell, íntima de Epstein, que cumple 20 años de cárcel tras ser condenada en Nueva York, en el 2022, como captadora de menores.
“Tenemos ciertas cosas en común, ¿te has dado cuenta que los enigmas nunca envejecen?”, indicó supuestamente Trump. El redactado firmado por el futuro presidente de Estados Unidos concluye con un “feliz cumpleaños, y que cada día haya otro secreto maravilloso”.
La misiva es anterior a que Epstein fuera procesado en el 2006 en Florida por facilitar la prostitución de una menor y una corta condena de cárcel y ser inscrito como delincuente sexual en el 2008. En esas fechas, según Trump, ya no eran amigos de fiestas.
El presidente quiere que Murdoch testifique. Es un arma de doble filo porque los denunciados también podrían pedir la declaración de Trump bajo juramento. Y en su denegación de la carta dejó ir una mentira. Sostuvo que jamás ha dibujado nada, pero hay muchos rastros de sus bocetos de edificios, que incluso han ido a subasta.
