El PSOE evita comentar las palabras de Cerdán que alientan la sospecha del PP

Silencio en la sala, en la Moncloa y en Ferraz, y algarabía en Génova, ante la primera entrevista de Santos Cerdán desde la prisión, que La Vanguardia publicó ayer y que monopolizó todo el debate político y mediático en plena canícula de agosto.

Tras poner la mano en el fuego por él hasta el último momento, y abrasársela, Pedro Sánchez y todo su núcleo duro en el Gobierno y el PSOE rompieron con Cerdán, hasta ese momento secretario de organización y número tres en el organigrama de Ferraz, en cuanto el 12 de junio se desveló el demoledor informe de la unidad central operativa (UCO) de la Guardia Civil que le atribuía un papel dirigente en una trama de cobros de mordidas en contratos de obra pública junto al exministro José Luis Ábalos y su antiguo asistente Koldo García.

Y la entrevista concedida a este diario por Cerdán desde la cárcel –donde ingresó con carácter preventivo pero incondicional el 30 de junio, tras declarar ante el Tribunal Supremo–, no alteró este distanciamiento. Si acaso, lo acentuó.

La reacción acordada, en todo caso, fue el silencio. Ni desde el Gobierno ni desde la dirección del PSOE quisieron valorar las respuestas escritas del ex secretario de organización a las preguntas de La Vanguardia , según trasladaron fuentes oficiales.

No obstante, atribuyeron las palabras de Cerdán a una mera estrategia de defensa judicial, avalada por sus propios abogados, tras 35 días encarcelado en Soto del Real. Y tampoco encontraron en sus declaraciones, en las que defiende su inocencia y cuestiona la investigación de la UCO, ninguna novedad.

Porque estas fueron, de hecho, las mismas alegaciones que Cerdán hizo ante Sánchez el mismo tormentoso día de junio en que se desveló el devastador informe de la UCO. El presidente del Gobierno, que hasta ese momento había defendido a capa y espada la inocencia de quien hasta entonces había sido uno de los dirigentes más próximos de su núcleo duro, citó a Cerdán y le pidió explicaciones. Y no le creyó, e incluso consideró que le había mentido a la cara. La decisión fulminante fue que abandonara de forma inmediata todos sus cargos orgánicos en el PSOE y renunciara a su acta de diputado en el Congreso, lo que Cerdán acabó haciendo.

En la Moncloa y Ferraz eluden valorar las afirmaciones de Cerdán, que atribuyen a una estrategia de defensa

En sus respuestas a este diario, Cerdán también emitió un reproche a esta actitud de Sánchez: “Con lo que me conoce Pedro, yo pensé que lo tendría claro”. Pero lo que el presidente tuvo muy claro, según admitió después, es que nunca debió haber confiado en Cerdán.

El silencio en las filas socialistas, no obstante, contrastó ayer con la ruidosa reacción del PP, que aprovechó las palabras de Cerdán para abonar sus sospechas sobre una presunta financiación irregular en el PSOE. La clave es la respuesta de Cerdán a la pregunta de si el partido se financió ilegalmente. “No, que yo sepa no”. A esta coletilla –“que yo sepa”– se aferró el PP para cargarse de munición.

Abrió el fuego el vicesecretario de hacienda del PP, Juan Bravo, en Antena 3. Siendo Cerdán un dirigente “tan importante dentro de la estructura” del PSOE, “la persona de confianza” del presidente del Gobierno, y que tiene “más información que cualquiera de nosotros”, advirtió que no descartó del todo una financiación ilegal.

Para Bravo, Cerdán “no dice claramente, pero deja entrever” que pudo haber una financiación irregular en el PSOE. Al responder “que yo sepa no”, concluyó: “No dice que no”.

Una tesis en la que abundó la vicesecretaria de coordinación sectorial del PP, Alma Ezcurra: “Lo más relevante de la entrevista no es lo que dice, sino lo que no dice”, a su juicio, Cerdán. “Ha sido incapaz de confirmar rotundamente que en el PSOE no existe financiación irregular”, advirtió. “Y a mí eso me parece, como mínimo, sospechoso”, zanjó Ezcurra.

El secretario general del PP, Miguel Tellado, también aprovechó las palabras de Cerdán para ahondar en su particular duelo con el presidente del PNV, Aitor Esteban. El exdirigente del PSOE afirma en la entrevista que fue el empresario Antxon Alonso, dueño de Servinabar, quien le ayudó a contactar con el PNV para negociar la investidura de Sánchez en el 2018. “¿Antxon? Vamos, ni idea de quién es, ni le conocíamos”, replicó Esteban el pasado julio.

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