
Los gigantes de los semiconductores Nvidia y AMD se pliegan ante la voluntad de Donald Trump. Estados Unidos gravará con una tasa del 15% las ventas de los chips avanzados de Inteligencia Artificial (IA) que estas compañías comercialicen con China. La medida, que no tiene precedentes, reactiva la actividad comercial de estas compañías tras varios meses varadas por la decisión política del presidente norteamericano.
El consejero delegado de Nvidia, Jensen Huang, se reunió el miércoles pasado con el presidente Donald Trump en la Casa Blanca para pactar el porcentaje del acuerdo comercial. Posteriormente, el Departamento de Comercio comenzó a emitir licencias de ventas para los chips de IA de Nvidia, los famosos H20, y el MI308, de AMD.
Las estimaciones de mercado señalan que la tasa generaría unos ingresos de 2.000 millones a EE.UU.
La entrada en vigor el pasado abril de la prohibición de la venta de H20 a China golpeó a Nvidia, el mayor fabricante de procesadores de IA. La compañía había diseñado este chip para cumplir los requisitos de exportación con Joe Biden como presidente. El ex mandatario quería limitar el acceso de China a tecnología avanzada para IA, aunque permitiendo el comercio internacional.
El acuerdo para reanudar las exportaciones de chips avanzados a China podría aportar más de 2.000 millones de dólares a EE.UU., ya que antes de las limitaciones a la exportación Nvidia vendía unos 15.000 millones de dólares en chips H20 a China y AMD tenía previsto vender unos 800 millones de su MI380.
La medida sienta un precedente que Trump está dispuesto a aprovechar. En declaraciones a los medios, el presidente de EE.UU. destacó ayer que por el momento Nvidia no podrá vender a China su chip más avanzado, el Blackwell. “A lo mejor tendremos que tener otra reunión sobre el Blackwell”, indicó Trump, quien introdujo la posibilidad de que el gobierno estadounidense se quede con entre el 30 y el 50% de los ingresos por ventas de ese chip, apuntó.
La medida se conoció un día antes de que se cumpla la tregua de 90 días que debía permitir un acuerdo comercial entre EE.UU. y China para evitar una guerra arancelaria. Trump declinó ayer avanzar ningún detalle sobre las negociaciones, por lo que toda la expectativa está puesta en lo que pueda ocurrir en la jornada de hoy
El acuerdo con Nvidia y AMD, un impuesto a las exportaciones, no tiene precedentes. Hasta el momento, Trump había relajado su política arancelarias a cambio de grandes inversiones en EE.UU. Esta política se aplica tanto a empresa norteamericanas como Apple, que ha prometido invertir 600.000 millones de dólares en la industria local, o empresas extranjeras como Sanofi, que puesto sobre la mesa 20.000 millones de dólares hasta 2030. Sin embargo, un impuesto de exportación tan específico tiene pocos precedentes en la historia corporativa.
“Calificar esto de inusual o sin precedentes sería un eufemismo asombroso”, afirmó Stephen Olson, exnegociador comercial de Estados Unidos y actualmente miembro del ISEAS – Yusof Ishak Institute, con sede en Singapur, en declaraciones a Bloomberg . “Lo que estamos viendo es, en efecto, la monetización de la política comercial de EE.UU., en la que las empresas estadounidenses deben pagar al gobierno de EE.UU. para obtener permiso para exportar. Si ese es el caso, hemos entrado en un mundo nuevo y peligroso”.
Los acuerdos de reparto de ingresos de Nvidia y AMD podrían ahora llevar a la Casa Blanca a apuntar a otras industrias y productos, según Deborah Elms, directora de política comercial de la Fundación Hinrich en Singapur.“El cielo es el límite”, afirmó a la agencia de noticias norteamericana. “Se podrían idear todo tipo de combinaciones específicas para cada empresa y cada país que dirían: ‘Nadie más puede comerciar, pero si nos pagan directamente, entonces podrán hacerlo’”.
Mientras tanto la situación también se enrarece en China. Mientras el Ejecutivo de Xi Jinping espera que los controles a la exportación de chips por parte de Estados Unidos se relajen, algunos medios públicos señalaron que los nuevos chips H20 no son seguros para el gigante asiático. Nvidia ya ha desmentido tal extremo al señalar que su tecnología no tiene “puertas traseras” que permitan el acceso o control remoto.