La cadena británica de jugueterías The Entertainer, la mayor del país con 160 tiendas, pasará a manos de la plantilla, formada por unos 1.900 trabajadores, a finales del próximo mes de septiembre, cuando Gary Grant, fundador de la empresa, transferirá el 100% de la propiedad del negocio familiar a un fideicomiso de empleados.
Grant, que inauguró la primera tienda junto a su esposa Catherine en 1981 cuando tenía 23 años, dirigió la empresa durante décadas hasta que fue reemplazado en 2023 por Andrew Murphy, exejecutivo de John Lewis.

Según declaró a la BBC, tiene previsto dejar la presidencia en septiembre, cuando transferirá el 100% de la propiedad del negocio familiar a un fideicomiso de empleados, lo que significa que la plantilla de la cadena obtendrá una parte de las ganancias y podrán opinar sobre la gestión de la empresa.
“Nos habría preocupado mucho vender a una empresa con unos valores completamente diferentes a los de Entertainer, que hemos construido durante los últimos 44 años. Esto beneficia a todos nuestros empleados”, afirmó Grant en declaraciones a la cadena británica, subrayando que “si el negocio se hubiera vendido solo por dinero, no se habría transmitido el testigo como la familia hubiera deseado”.
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El fundador asegura que, si el negocio se hubiera vendido solo por dinero, “no se habría transmitido el testigo como la familia hubiera deseado”
En sus últimas cuentas anales, correspondientes al año que finalizó en enero de 2024, la marca registró ganancias antes de impuestos de 6,7 millones de libras (unos 7,7 millones de euros).
“The Entertainer ha prosperado contra viento y marea”, afirmó Grant, enumerando la crisis financiera de 2008, la pandemia de covid-19, el declive de las tiendas físicas y la transición a la venta en línea como retos a superar.
En todo este tiempo, la ética de la familia Grant ha sido fundamental en la gestión del negocio, ya que, a diferencia de otras grandes cadenas, no abre los domingos y dona el 10 % de sus beneficios anuales a organizaciones benéficas.
A principios de los ochenta, Grant y su mujer pidieron un préstamo para comprar una juguetería, un sector en el que no tenían experiencia alguna. Desde entonces, el negocio no ha dejado de crecer y dos de sus cuatro hijos trabajan en la firma, aunque de cara al futuro tienen “otros planes para sus vidas”.
La noticia ha sido muy bien acogida por sus empleados, de los que medio centenar llevan 20 años trabajando en la firma. “La empresa ya nos escucha”, asegura Jess Pyane, trabajadora con más de diez años de experiencia. “Pero saber que oficialmente lo que decimos importa y que podemos contribuir al éxito futuro de la empresa es realmente emocionante”.