Sánchez, sobre las causas contra su familia: “Hay jueces haciendo política”

Pedro Sánchez eligió anoche Televisión Española para abrir el curso político, combinando la exposición de la agenda de su Gobierno como respuesta a los desafíos que afronta el país con una advertencia firme sobre los casos judiciales abiertos contra su familia que están marcando su mandato y sobre los que concluyó que “hay jueces haciendo política y políticos haciendo justicia”. El presidente lamentó que se trata de una “minoría” de magistrados, pero señaló que hacen un “daño terrible” al poder judicial, al tiempo que apeló a una reflexión del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) sobre “cómo poder defenderse ante procesos que claramente son defectuosos”

El líder del Ejecutivo abrió la entrevista, la primera que concedía en un año, con una apelación a la emergencia climática, convertida ya en el eje de su agenda tras un verano marcado por los incendios más devastadores en décadas. En un tono firme, Sánchez insistió en la necesidad de alcanzar un pacto de Estado que comprometa a todas las administraciones, recordando que “lo que falta es voluntad política”. Y aunque evitó mencionar expresamente al PP o a presidentes autonómicos populares, sí lamentó la insuficiente inversión en prevención en algunas comunidades, al tiempo que denunció el “negacionismo” de la ultraderecha pese a que, según apostilló, la realidad está dejando sin margen de maniobra a quienes aún dudan del cambio climático.

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El líder del Ejecutivo también dedicó tiempo a la corrupción. Sánchez reconoció que los casos que han salpicado a José Luis Ábalos y Santos Cerdán —los dos últimos secretarios de organización del PSOE— le llevaron a plantearse la dimisión, aunque negó que exista una corrupción estructural en el partido. “He pedido perdón y he reconocido errores, pero nadie me va a dar lecciones”, afirmó subrayando que su deber es “actuar con contundencia ante el más mínimo atisbo como así he hecho”. Unas medidas que le han permitido recomponer la confianza con Sumar.

Sánchez defendió igualmente la continuidad del fiscal general del Estado, pese a la posibilidad de que se siente en las próximas semanas en el banquillo. “Creo en su inocencia”, recalcó, apoyándose en el voto particular de un magistrado del Tribunal Supremo que cuestionó la apertura de juicio sin haber pruebas. Y acto seguido contraatacó, recordando que esa investigación parte de una filtración nunca probada en el marco de un caso de corrupción que salpica a la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso.

Del mismo modo, en el plano personal, el jefe del Ejecutivo lamentó la persecución que, a su juicio, padece su entorno familiar a raíz de denuncias impulsadas por organizaciones ultraderechistas.

El fiscal general del Estado seguirá en su cargo: “Confío en su inocencia”, justifica
el presidente

Y aunque reiteró su confianza en la Justicia, lamentó las ansias de algunos magistrados por hacer política con la imposición de “penas de telediario” fruto de instrucciones defectuosas. “Jamás pensé que esto pudiera ocurrir”, confesó, en alusión a los procedimientos que afectan a su hermano y a su esposa, Begoña Gómez.

En clave económica, el PSOE espera dar dos este martes dos pasos decisivos hacia la aprobación de los presupuestos generales del Estado con la quita de parte de la deuda autonómica —exigida por ERC— y la visita del president de la Generalitat, Salvador Illa, a Bruselas para reunirse con el líder de Junts, Carles Puigdemont. Una reunión que Sánchez quiso desvincular de las negociaciones de los presupuestos y enmarcó en la normalización de Catalunya.

El líder del Ejecutivo desvincula las negociaciones de las cuentas de la reunión entre Illa y Puigdemont

Sánchez dijo que someterá las cuentas a votación en el Congreso, aunque admitió que “no será sencillo”. “El fin es crecer económicamente, reducir la desigualdad y aprovechar los fondos europeos como así estamos haciendo”, matizó, advirdtiendo que el Gobierno seguirá hasta 2027, con o sin presupuestos.

Con este mensaje, Sánchez intentó proyectar una imagen de resistencia frente a un curso político que se anuncia áspero.

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