La tecnología pionera de la empresa vallesana AEInnova ha despertado el interés de la gran industria y de China. Nacida en el 2014 como un proyecto derivado del departamento de microelectrónica de la Universidad Autónoma de Barcelona, acumula más de 30 premios y destaca como una de las deeptech más prometedoras de Europa. La empresa acaba de abrir una ronda de inversión para captar entre 5 y 10 millones de euros.
AEInnova busca expandirse tras dedicar sus primeros años de vida a desarrollar su tecnología y producto. Su propuesta de negocio se centra en ayudar a las industrias a ser más eficientes y sostenibles gracias a sensores IoT –dispositivos con conectividad que recogen datos– que se autoalimentan sin necesidad de baterías ni cables gracias a su tecnología termoeléctrica, que transforma el calor en electricidad.
La startup vallesana acaba de abrir una ronda de inversión para captar entre 5 y 10 millones de euros
“Estos sensores generan su propia corriente eléctrica a partir del calor de las máquinas que están monitorizando. Una vez que se montan, no necesitan más inversión durante 15 años, porque no hay desgaste”, explica el director ejecutivo, David Comellas. Además del ahorro económico, este avance supone “una drástica reducción del impacto ambiental asociado al uso masivo de baterías en los sistemas convencionales”.
Desde sus inicios, la startup ha invertido cerca de 8,5 millones en desarrollo tecnológico, de los cuales cinco millones provienen de la Comisión Europea y el resto de pequeños inversores y family office industriales. La tecnología de AEInnova también ha despertado el interés del Gobierno chino, lo que se ha traducido en una propuesta formal para abrir un centro de I+D en Changsha y, más adelante, una planta de producción desde la que se abastecería al mercado asiático. La propuesta incluye inversión directa en la compañía.

La empresa, que produce sus sensores en Catalunya a través de un proveedor local, está estudiando la propuesta al tiempo que busca inversores estratégicos en España y la UE. Su principal mercado hasta el momento es el europeo, aunque también tiene proyectos en marcha en Brasil y Turquía.
Esperan alcanzar la rentabilidad en un plazo máximo de dos años, después de empezar a comercializar sus sensores IoT este año. “Tenemos una tecnología muy exclusiva, queremos aprovechar esta ventaja competitiva”, sostiene Comellas.