Estados Unidos se postula como la capital planetaria de la criptomoneda

Sobre el mundo de las criptomonedas recaía hace solo unos meses en Estados Unidos un halo de oscuridad que le conectaba con los negocios sucios.

Desde estancias oficiales, del gobierno al lobby bancario, se proyectaba desconfianza. Se hablaba de estafas, burbujas, golpes millonarios, caídas memorables, delincuencia organizada o blanqueo de dinero.

En poco más de medio año en el poder, las políticas del presidente Donald Trump y su propia implicación en el negocio del dinero virtual, marcando diferencias éticas en cuanto a su enriquecimiento, “se ha producido un giro de 180 grados, tanto desde la perspectiva legislativa como regulatoria”, según Ron Quaranta, presidente y director ejecutivo de Wall Street Blockchain Alliance (WSBA), asociación comercial sin fines de lucro cuya misión es guiar y promover la adopción de la tecnología blockchain (libro de contabilidad digital) y de los activos criptográficos en los mercados financieros globales.

Cada vez más bancos, firmas de corretaje y sociedades de inversiones se implican con estas monedas

“Es un paisaje en evolución”, matiza Quaranta. Sitúa la fecha de este impulso en la victoria electoral de Trump del pasado noviembre y el gran despegue una vez entró en la Casa Blanca.

Nasdaq ha comenzado a exigir el voto de los accionistas para algunos acuerdos y a presionar para obtener más información en este terreno. Esta revisión intensificada se produce en una oleada de aumentos de capital destinado a comprar activos digitales para inversiones en balances corporativos. Desde enero, 154 empresas que cotizan en EE.UU. han anunciado planes para recaudar 98.400 millones y comprar criptomonedas, señaló esta semana el Financial Times citando datos de la firma Architect Partners, que rastrea las actividades en criptomonedas. Esta cifra estaba en 33.600 millones con tan solo diez empresas antes del 2025.

“Describo esta situación como la primera vez, quizá desde el comienzo del espacio de los activos digitales, que Estados Unidos está abierto a este negocio”, remarca Joshua Ashley Klayman, directora estadounidense de Fintechy y jefa de Blockchainn y Activos Digitales en Linlkaters. Ella se califica como “la madre de blockchain” tras más de diez años de trabajo.

Sus defensores sostienen que es un buen recurso incluso para combatir la inflación

Para esta experta, el perdón que Trump concedió al regresar a la Casa Blanca a Ross Ulbritch –condenado a cadena perpetua por la venta de drogas mediante bitcoins, entre otros delitos–, le dio credibilidad ante el sector. “Fue una señal para la industria de lo que venía”, remarca.

La culminación hasta el momento llegó el pasado julio con la aprobación en el Congreso de la llamada Genius Act (ley para guiar y establecer la innovación nacional para las stablecoins de EE.UU.). Este regulación requiere la garantía de que esas criptomonedas tengan un valor vinculado a activos más estables, sea en cash o bonos a corto plazo del Tesoro, así como someterse a normas antiblanqueo. En un esfuerzo por consolidar a las stablecoins como una forma de efectivo digital en lugar de un sitio para aparcar dinero, la ley también prohíbe a los emisores pagar intereses.

“Muchas cosas son parte de la historia. Trump es una parte, pero estamos observando diferentes maneras de afrontar la propuesta de la cripto y de la tecnología como la inteligencia artificial (IA)”, afirma. “Lo que antes era malo hoy es una oportunidad”, matiza Klayman.

Desde la liberación del convicto Ross Ulbrich, Trump no ha dejado de enviar mensajes a favor de las cripto

“Hay un cambio de perspectiva”, tercia Carlton Greene, socio en la firma Crowell & Moring LLP y con quince años de experiencia en el Departamento del Tesoro, donde estuvo en FinCen, la agencia contra el lavado de dinero. “Gente de todos los niveles de la sociedad está empezando a ver los activos criptográficos como algo intrigante, como una promesa y existe una regulación que hace estas empresas más amplias de lo que eran antes”, sostiene.

En esta línea, Quaranta explica que muchos de los miembros de la WSBA no acostumbran a ser firmas criptonativas. Sin embargo, cada vez más bancos, firmas de corretaje o sociedades de inversores se interesan y se implican en este terreno.

Es una tecnología que se puede llevar en el teléfono, como recalca Klayman, cuya difusión en el uso cotidiano va a más. “Una aplicación interesante es la utilización de las criptomonedas contra la inflación. Ofrece posibilidades interesantes a los usuarios de conservar y crear riqueza”, dice Greene.

“Lo que antes era malo hoy es una oportunidad”, señala Klayman, experta pionera en el sector

Se pierde el miedo, constatan, si bien, por muchas protecciones que se impongan, “todavía hay una enorme preocupación por el manejo de la criptomoneda para facilitar la actividad de los narcotraficantes o de que Corea del Norte, Rusia o Irán saquen ventajas”, indica Greene. “Las entidades que consideran moverse a este espacio han de ser conscientes de estos riesgos y asegurarse de que cuentan con las protecciones adecuadas”, concluye.

“Se está cumpliendo la promesa electoral de hacer de Estados Unidos la capital cripto del planeta”, proclama Klayman. Durante un tiempo los inversores migraron a Singapur o a Emiratos Árabes Unidos. Ahora están de vuelta.

Y no existen cortapisas porque, como subraya Klayman, las criptomonedas carecen de fronteras y de límites. Esto supone un desafío al sistema financiero tradicional y, en concreto, a la soberanía del dólar como moneda franca. “El dólar como moneda de reserva a largo plazo solo se refuerza aprovechando tecnologías como las stablecoins ”, replicó Quaranta sobre la desdolarización . “El dólar estará aquí por mucho tiempo –añadió–, no creo que lo retiren como moneda de reserva, no mientras vivamos”.

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