Los terribles incendios que han asolado España este verano han vuelto a poner de manifiesto el abandono y la falta de cuidado de nuestros montes. Los expertos y, sobre todo, los cada vez más escasos pobladores de los lugares que se han quemado atribuyen la voracidad de las llamas a la acumulación de restos leñosos, hojas y maleza, un exceso de materia orgánica que ha hecho incontrolables muchos de estos fuegos.
Tras esta situación se encuentra el imparable proceso de despoblación del campo español. La falta de incentivos económicos, las escasas posibilidades de obtener un buen empleo o crear empresas rentables empuja a los jóvenes hacia las grandes ciudades. Cada vez hay menos gente y de más edad, así que se abandonan actividades tradicionales como el aprovechamiento de la biomasa que generan los bosques y la actividad agrícola.

Un bombero trata de apagar un fuego
Nuestro país tiene la obligación de generar oportunidades para esos jóvenes y, al mismo tiempo, proteger nuestros bosques de manera más eficaz. Una de las principales alternativas es usar la biomasa agroforestal para producir energía renovable, una actividad que permitiría crear empleo local en la recogida, el transporte y el pretratamiento de estos residuos y, además, reduciría la presencia de combustible vegetal en el campo y, por tanto, el riesgo de incendio. Se calcula que la retirada de la vegetación acumulada en áreas de alto riesgo podría reducir la superficie quemada hasta en un 60%.
La biomasa agroforestal ya se utiliza para generar calor y electricidad, pero ahora también puede servir para producir biogás, biometano y, sobre todo, combustibles renovables para el transporte. La magia de la química permite transformar ramas y hojas, pero también restos de cosechas, residuos agroindustriales y aceites de cocina usados, en combustibles líquidos que son compatibles con los actuales motores de combustión, por lo que van a ser clave para reducir las emisiones de CO2de coches, camiones, aviones y barcos.
La biomasa agroforestal tiene un enorme potencial de crecimiento en España
España es uno de los países con mayor superficie forestal y agrícola de Europa, así que cuenta con abundante materia prima para liderar la producción de gases y combustibles renovables. Sin embargo, la realidad es que nuestro país solo utiliza una tercera parte de la biomasa que generan sus bosques. Este dato confirma que tenemos que empezar a realizar una gestión activa de estos espacios naturales, que incluya su limpieza, pero también la reutilización de los excedentes forestales.
Es el momento de que nuestras autoridades den un verdadero impulso a la valorización energética de la biomasa agroforestal, que tiene un enorme potencial de crecimiento en España. Este sector no solo incentivará el mantenimiento de los bosques, sino que contribuirá al desarrollo económico de muchas zonas rurales amenazadas por la despoblación, cuyo futuro solo parece interesar ahora a la sociedad cuando sus montes son pasto de las llamas cada verano.