Harris critica duramente al entorno de Biden y afirma que “fue una imprudencia” dejar que se presentara

Diez meses después de su derrota frente a Donald Trump, la excvicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, reconoce que “fue una imprudencia” dejar que Joe Biden se presentara a las elecciones presidenciales con 81 años. En un extracto de su nuevo libro de memorias sobre la campaña, 107 días, que se publicará dentro de dos semanas, Harris lamenta la postura obediente del Partido Demócrata, incluida la suya, con la voluntad del presidente Biden y su mujer Jill.

“’Es decisión de Joe y Jill’. Todos lo decíamos, como un mantra, como si estuviéramos hipnotizados”, escribe la demócrata, en un fragmento del libro avanzado este miércoles por The Atlantic. “Simplemente, había demasiado en juego. No era una elección que debiera haberse dejado al ego o a la ambición de un individuo. Tenía que ser algo más que una decisión personal”, añade.

Kamala Harris, exvicepresidenta de Estados Unidos

“Había demasiado en juego. No era una elección que debiera haberse dejado al ego o a la ambición de un individuo”

Sin embargo, a pesar de que la vejez e impopularidad de Biden eran cada vez más evidentes, ni ella ni otras figuras con poder en el partido dieron el paso adelante para exigir una alternativa. Finalmente, el presidente se presentó a su reelección, pero su condición física y cognitiva comenzó a pasarle factura en las encuestas, especialmente después de su fatídico debate con Trump en junio en la CNN, en el que se mostró torpe y confuso. Cuando abandonó la carrera, un mes después de aquella escena y tras semanas de negación, le pasó el relevo a Harris, que no fue capaz de remontar ni desmarcarse de su figura.

La demócrata, que hasta ahora siempre había defendido públicamente la decisión de Biden de presentarse, escribe una contundente crítica al círculo cercano al presidente –incluida su mujer Jill–, que durante los cuatro años de mandato no dio a Harris la visibilidad que ella cree que merecía. Su principal tarea como segunda de Biden fue tratar las “causas profundas” de la inmigración, pero “cuando los republicanos tergiversaron mi papel como ‘zarina de la frontera’, nadie del equipo de comunicación de la Casa Blanca me ayudó a contraatacar de forma efectiva y explicar cuál era realmente mi tarea, ni a resaltar los avances que había logrado”, lamenta.

En los últimos años de la presidencia de Biden, cuando las encuestas indicaban que ella estaba ganando popularidad, “a la gente que lo rodeaba no le gustaba el contraste que se estaba formando”, escribe la demócrata. “Ninguno comprendía que, si a mí me iba bien, a él le iría bien. Que, dadas las preocupaciones sobre su edad, mi éxito visible como su vicepresidenta era vital. Serviría como testimonio de su buen juicio al elegirme y como garantía de que, si algo pasaba, el país estaba en buenas manos. Mi éxito era importante para él”. Sin embargo, “su equipo no lo entendió”, concluye Harris en el capítulo publicado.

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Las memorias de Harris, sobre sus 107 días en la carrera presidencial, no están exentas de autocrítica. La demócrata sostiene que su lealtad a Biden le pasó factura y lo ejemplifica recordando una aparición televisiva en las últimas semanas de campaña. Cuando en octubre le preguntaron en The View qué habría hecho ella “de forma diferente a Biden”, ella respondió de la peor manera posible: “No se me ocurre nada”.

Además, lamenta que los demócratas no supieron ver el declive de Biden durante el último año, pues “en su peor día, estaba más profundamente informado, era más capaz de ejercer buen juicio y mucho más compasivo que Donald Trump en su mejor día”, sentencia. “Pero con 81 años, Joe estaba cansado. Ahí es cuando su edad se notaba en tropiezos físicos y verbales. No creo que sea ninguna sorpresa que el desastre del debate ocurriera justo después de dos viajes consecutivos a Europa y un vuelo a la Costa Oeste para una recaudación de fondos en Hollywood. No creo que fuera incapacidad. Si lo hubiera creído, lo habría dicho. Por muy leal que sea al presidente Biden, soy más leal a mi país”.

Harris reflexiona en el libro si, en esos meses de “pánico creciente”, debería haber pedido a Biden que no se presentase. “Quizás”, se responde, “pero el pueblo estadounidense ya lo había elegido antes en el mismo enfrentamiento. Quizás tenía razón al creer que lo volverían a hacer”, añade, en relación a las primarias en las que se enfrentaron cuatro años atrás. “Era, en cierto modo, el hombre más subestimado de Washington. Había acertado con sus tácticas para imponer su agenda en un Congreso reticente. Era posible que también tuviera razón en esto. Y de todos en la Casa Blanca, yo era la que estaba en peor posición para defender su decisión. Sabía que le parecería increíblemente egoísta si le aconsejaba que no se presentara”.

La exvicepresidenta ha estado mayormente apartada del ojo público desde que perdió las elecciones, a pesar de dos apariciones puntuales, en las que criticó duramente las acciones autocráticas de la Administración Trump. En los últimos meses, se ha rumoreado que podría presentarse a las próximas elecciones a gobernadora de California, su Estado, pues se espera que el actual, Gavin Newsom, dé en el 2028 el salto a las presidenciales. Sin embargo, ella misma se encargó este verano de descartarlo, aunque dejó la puerta abierta a presentarse de nuevo a los comicios dentro de cuatro años.

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