El BCE estira la pausa en los tipos de interés, con el 2% en la referencia principal

El inicio del curso gusta al Banco Central Europeo (BCE). La entidad volvió este jueves a medir su política monetaria tras la pausa veraniega, ahora con un entorno de menor incertidumbre tras el pacto comercial entre la UE y EE.UU. y una inflación contenida cerca de su objetivo. Sin mayores presiones, no hubo sorpresas y lo esperado se cumplió: los tipos de interés quedan igual, con la tasa principal en el 2%. Se estira la pausa de julio tras los continuos recortes. La entidad entra en un modo de espera o neutralidad, ya que analistas y mercados interpretan que el ciclo de bajadas se ha cerrado y se tiene que asentar el panorama para decidir qué hacer. “El proceso de desinflación ha terminado, pero seguimos estando en un buen lugar”, ha destacado Christine Lagarde, presidenta del BCE. Palabras que se leen como signo de que no se avecinan movimientos.

La incertidumbre de la guerra comercial ha perdido intensidad con el acuerdo con Washington. Los riesgos a enfrentar “se han vuelto más balanceados”, cuando hasta hace poco podían tender a lo negativo. “Hay razones para temer, hay razones para tener esperanza”, ha dicho. Sí, la tensión comercial puede recrudecerse, admitió, pero se ha conseguido un espacio para que ciudadanos y empresas se relajen y gasten más. Con un mercado laboral resiliente y condiciones de crédito mejores, se confía en que impulsen sus proyectos. Junto al mayor desembolso militar y en infraestructuras de los Estados, la economía tiene más fácil un repunte.

Menos incertidumbre y una inflación controlada argumentan mantener tipos

De hecho, el BCE ha revisado al alza su previsión de crecimiento para este año, al 1,2%, tres décimas más que en junio. Desaparece de la ecuación un factor previo como son las represalias de la UE a los aranceles de Donald Trump. Para el 2026 se quedará en el 1%, una décima menos. El euro fuerte, los aranceles más altos y la mayor competencia global deslucen a corto plazo. Serán en todo caso ejercicios con inflación controlada, del 2,1% este año y el 1,7% el que viene, una décima más en ambos casos, cerca del 2% que guía la política del BCE.

Sobre lo que viene, pocas pistas si uno escucha a Lagarde. La institución “no se compromete de antemano con ninguna senda concreta de tipos”, tomará decisiones “reunión a reunión” y en base a los datos. Frases que reitera en cada comparecencia tras reunirse el Consejo de Gobierno y que no faltaron.“Con la inflación en el objetivo y un crecimiento resistente en niveles similares a los de la tendencia, es de suponer que el ciclo de recortes ha concluido”, valoraba tras la reunión Konstantin Veit, gestor de Pimco. “El próximo movimiento será probablemente una subida de tipos en lugar de una bajada, aunque aún podría tardar en materializarse”, aventuraba yendo más allá Luke Bartholomew, de Aberdeen Investments.

Lagarde destaca que los riesgos se han equilibrado tras el pacto comercial

Con todo, en la eurozona no termina de haber calma plena, ahora con la crisis política francesa y su impacto en los mercados de deuda como punto caliente. “No voy a comentar sobre países en particular”, ha planteado Lagarde, si bien recuerda  la necesidad de respetar las reglas fiscales. Sobre los mercados de deuda, señala que “funcionan de forma correcta y con buena liquidez”. En caso de necesidad, el BCE cuenta con herramientas para intervenir, ha resaltado.

En cuanto a EE.UU., el turno de la Reserva Federal llegará la semana que viene. En su caso, los analistas de Bank of America esperan un recorte de tipos de un cuarto de punto, hasta una horquilla del 4%-4,25% vista la evolución del mercado laboral y el impacto de la política arancelaria en la economía. De confirmarse el movimiento, sería el primer cambio en el año.

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