Altos funcionarios del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa que dirige Carlos Cuerpo me comentan la preocupación que les producen las plataformas chinas de comercio electrónico, entre las que destaca Temu. No es para menos. Si antes China se había convertido en la fábrica del mundo, ahora se está convirtiendo en el comercio del planeta. Los comerciantes españoles, tanto del pequeño y mediano comercio como del grande, no tienen forma de competir.
Las cosas son sencillas, las plataformas como Temu son imbatibles. Su eslogan lo resumen todo: del fabricante al consumidor. Se trata de ahorrar costes; ellos solo hacen de intermediarios. No tienen que pagar ni locales, ni impuestos, ni luz, ni empleados, ni nada excepto el gasto logístico y el IVA. Gracias a esto ofrecen precios irrisorios de una infinidad de productos: moda, electrónica, usos domésticos, deportes y un largo etcétera, incluidos los productos de alimentación y bebidas nacionales como jamón, vino o aceite. Un gigantesco escaparate que te llevan gratuitamente a tu casa siempre que el pedido alcance los 20 euros. Hay quien argumenta su baja calidad, pero la mayoría de los consumidores españoles están satisfechos con la relación calidad-precio que ofrece. Muchos de estos fabricantes son los mismos que trabajaban para las grandes marcas de Occidente. Ahora se limitan a hacer lo mismo, pero sin marca, reduciendo sus costes de producción.
La clave de Temu
Muchos fabricantes de Temu son los mismos que trabajaban para las grandes marcas de Occidente. Ahora hacen lo mismo, pero sin marca y menos costes
Temu comenzó su negocio en el 2022 para el mercado norteamericano, Australia y Nueva Zelanda. El éxito fue tan rotundo que actualmente están instalados en 49 países, entre ellos los europeos. Tal ha sido su desarrollo que empezaron a cotizar en el mercado tecnológico norteamericano Nasdaq con una capitalización bursátil de 200.000 millones de dólares. La repetición de la jugada de Tiktok, una red social para crear y compartir videos cortos. Trump les paró los pies acusándoles de estar al servicio del espionaje del Partido Comunista de China, y les forzó a vender parte de su capital a inversores norteamericanos. En España Temu empezó en marzo del 2023 y ha crecido a enorme velocidad. Su secreto está en los bajos precios, en una logística excelente basada en su dominio del mercado de los contenedores y en un marketing muy agresivo que puede resultar adictivo. También se les ha acusado de estar controlados por los servicios de inteligencia de China, de engañar con su publicidad, de vender productos de baja calidad como si se tratase de un gigantesco “todo a cien”, pero lo cierto es que cada vez venden más. Paradójicamente, el Gobierno español está haciendo exactamente lo contrario que los chinos, subir los costes al pequeño comercio, que se ve obligado a subir los precios y está cavando su propia tumba.
La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, abogada laboralista de profesión adscrita a CC.OO., en su afán por defender a los trabajadores, ha subido fuertemente el salario mínimo interprofesional impulsando los salarios de los convenios. También pretende reducir la jornada laboral a 37,5 horas, perjudicando especialmente al pequeño comercio, y reforzar la inspección laboral para que nadie se escape. La vicepresidenta primera María Jesus Montero, obsesionada con incrementar la recaudación, no deja de incrementar la presión fiscal sobre las empresas y lo mismo se puede decir con las cotizaciones sociales. En definitiva, entre una y otra están haciendo un pan como unas tortas. Y el ministro Cuerpo estaría planteando poner aranceles o cualquier otro gravamen a los productos que vienen de nuestros amigos chinos como ha hecho Trump.
