El error de Netanyahu que ha llevado al pacto

Donald Trump ha exportado al mundo su manera de gobernar Estados Unidos. Actúa movido por razones personales, y sus referencias son el poder, el dinero y la familia. No soporta a los débiles y por eso ha admirado siempre a Beniamin Netanyahu, porque lo considera un tipo duro, alguien que, como contó el periodista Robert Kaplan, “es capaz de soportar unos niveles de estrés excepcionales, alguien que decide sobre guerras, ejecución de enemigos, crisis de gobierno y persecuciones judiciales”. Esas cosas impresionan a Trump.

Como en una historia mafiosa, el israelí le faltó al respeto a Trump. Ahora lo paga

El de Trump y Netanyahu ha sido un respeto mutuo que recuerda a los códigos de honor de los clanes mafiosos, y que se rompe en el momento en que una de las partes se entromete en el terreno del otro. ¿Calculó mal Netanyahu cuando dio luz verde el 9 de septiembre al bombardeo sobre Doha, la capital qatarí? ¿Qué parte de ese código vulneró el primer ministro israelí al golpear a un país amigo de EE.UU. en el que la primera potencia tiene allí su principal base militar en la región, en el que los vástagos de Trump y de su amigo Witkoff tienen negocios con criptomonedas y en el que la familia real ha agasajado al presidente americano con la donación de un Boeing 747-8 para usarlo como Air Force One?

Se puede pensar que el alto el fuego en Gaza, el más convincente de los que se han firmado hasta ahora pese a su fragilidad, es fruto de la presión de la opinión pública internacional, de la resistencia palestina, del enorme sufrimiento de los gazatíes y de la tenaz disidencia de los familiares de las víctimas israelíes. Pero la realidad es que estamos aquí porque Trump piensa que Netanyahu había ido demasiado lejos. Había ofendido al círculo de amigos y de intereses de Trump. Y ha sido la extensa red de relaciones tejida por su yerno Jared Kushner en una región en la que Trump tiene grandes expectativas de negocios, la que más ha influido en la redacción del plan de veinte puntos que Netanyahu tuvo que tragarse en su visita a la Casa Blanca.

El presidente Donald Trump y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, celebran una conferencia de prensa conjunta para anunciar el plan de paz de Estados Unidos para Gaza. whitehouse

Trump le pasa a Netanyahu el teléfono para que se disculpe ante el primer ministro de Qatar

The Whitehouse

Cuando la Casa Blanca difundió en blanco y negro unas fotografías del encuentro en las que mostraba a un amenazante Donald Trump pasándole el teléfono a Netanyahu para que se disculpara ante el primer ministro de Qatar, el mensaje que transmitió fue inequívoco. El primer ministro israelí ha negado las informaciones de la prensa israelí según la cual los americanos le redactaron incluso la disculpa. No hizo falta tanto. Bastó la fotografía para saber quién manda aquí.

Por todo eso hemos llegado hasta aquí. Por un error de cálculo de Netanyahu, su provocación al amigo de tu amigo. Y una ofensa así no se arregla solo con una llamada. Hay que regalar algo más. Desde el bombardeo del 8 de septiembre, la administración Trump ha modificado su política hacia Gaza. Del proyecto de una Riviera grotesca para el desolado territorio palestino se ha pasado a pactar un documento en el que se menciona la creación del Estado palestino. Una política en la que Trump no cree. Pero que está obligado a asumir temporalmente para mantener su autoridad. Así se escribe la historia.

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