A Lisa Su le gusta boxear: “Tengo un entrenador que viene a mi casa y me deja pegarle. Bueno, a él no, sino a los protectores”, explicaba la consejera delegada de Advanced Micro Devices (AMD) en una entrevista concedida en verano a la revista Wired .

LISA SU
Esta directiva estadounidense de origen taiwanés se ha convertido en una de las mujeres más influyentes en la masculinizada industria de la tecnología. A base de golpes, descarga toda la tensión que supone liderar AMD, una de las mayores empresas de producción de microchips, con el permiso de Nvidia e Intel. Esta semana, el grupo estadounidense ha dado un salto hacia adelante mediante un acuerdo estratégico con OpenAI.
En una década, Su ha logrado reflotar AMD y situarla en primera línea del sector del microchip y la IA
AMD se convertirá en uno de los grandes proveedores de microchips de este líder en inteligencia artificial que controla la plataforma ChatGPT. Además, la compañía tendrá la posibilidad de venderle el 10% de sus acciones si se dan determinadas condiciones.
AMD, que hace diez años estaba a punto de ir a la quiebra, aspira a lo más alto. Llegar a rivalizar con Nvidia, el líder indiscutible de la industria de microchips que, por cierto, dirige Jensen Huang, un primo lejano de Su. A ella le irrita que le pregunten sobre este vínculo familiar. “¿En serio? ¿Es eso lo más importante de lo que tenemos que hablar?”, respondía molesta a la entrevista de Wired .
Nacida el año 1969 en la ciudad de Tainan, Su llegó a Estados Unidos cuando apenas tenía tres años. Su padre consiguió un doctorado de Estadística en la Universidad de Texas. Con el tiempo, la familia se acabó asentando en el distrito de Queens, en Nueva York. El padre trabajaba para la administración pública y la madre era contable. La pequeña Su enseguida destacó en los estudios y, cuando llegó el momento, se matriculó en el grado de Ingeniería Eléctrica en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), donde también logró un doctorado.
La carrera profesional de Su ha sido brillante desde los inicios, marcada por hitos como su incorporación en 1995 al grupo IBM, donde permaneció como vicepresidenta hasta el 2007, y su paso como directiva de Freescale Semiconductor hasta el 2012. Aquel año fichó por AMD, con la sorpresa de ser nombrada consejera delegada apenas dos ejercicios más tarde. Entonces, en el 2014, la compañía estaba endeudada y no tenía un rumbo claro. Nvidia e Intel le pasaban la mano por la cara. Su fue capaz de dar una vuelta a la situación dejando de apostar por los microchips de bajo consumo y promoviendo, en su lugar, microprocesadores más potentes destinados a la gestión de datos en la nube, centros de datos y videojuegos. Todo su bagaje como ingeniera se hizo notar, ya que Su también impulsó personalmente la creación de unos chips bautizados con el nombre de Zen. Marcaron la diferencia en el mercado porque eran rápidos y eficientes en consumo energético.
En diez años, la directiva ha logrado convertir AMD en un actor clave de la industria de los microchips. El año pasado, el grupo facturó alrededor de 25.800 millones de dólares y generó un beneficio neto de 1.600 millones, casi el doble que el año anterior.
Si en el 2014 la acción cotizaba a un precio de 3 dólares, el año pasado llegó a superar los 200 dólares, superando la cotización de Intel. Este liderazgo, que incluso se estudia como caso de éxito en Harvard, le ha valido una portada de la revista Time , que en el 2024 la seleccionó como mejor consejera delegada del año.
A lo largo de su trayectoria, Su ha recibido varias distinciones, y actualmente aparece en la lista Forbes como una de las mujeres “hechas a sí misma” más ricas de Estados Unidos, con una fortuna de 850 millones de dólares. Afincada en Texas, la directiva es muy reservada con su vida privada. Está casada con Daniel Lin y no se les conoce descendencia. Según Time, Su tiene fama de trabajar de manera muy intensa, con reuniones los fines de semana y visitas a fábrica siempre que sale un prototipo nuevo. La directiva refleja sus valores del esfuerzo en una frase muy clarificadora: “No creo que los líderes nazcan, creo que los líderes se forman”.