Máximo reconocimiento a los teóricos del crecimiento económico disruptivo. Joel Mokyr, Philippe Aghion y Peter Howitt han ganado el premio Nobel de Economía por sus trabajos sobre los cambios tecnológicos.
“Los galardonados nos han enseñado que el crecimiento sostenido no puede darse por sentado. El estancamiento económico, no el crecimiento, ha sido la norma durante la mayor parte de la historia de la humanidad. Su trabajo demuestra que debemos ser conscientes de las amenazas al crecimiento continuo y contrarrestarlas”, declaró el organismo que otorga el premio en un comunicado.
Aghion defiende el modelo económico escandinavo y está en contra de tasar a los ultrarricos
Mokyr es profesor en la Universidad Northwestern, en Evanston, Estados Unidos, mientras que el francés Aghion es profesor en el Collège de France y el INSEAD, en París, y en la London School of Economics and Political Science, en el Reino Unido. En cuanto a Howitt, canadiense, es académico en la Universidad Brown, en Providence, Estados Unidos.
Aghion, considerado la mente económica en la sombra de Emmanuel Macron, es tal vez el nombre más conocido de este trío. En su juventud fue inscrito en el Partido Comunista hasta 1984. Pero cuando el actual presidente llegó al Eliseo, este académico fue uno de sus grandes valedores (salvo distanciarse después). Así lo explicó entonces en una entrevista que se publicó en el suplemento Dinero hace años. No deja de ser curioso que este académico haya conseguido el máximo galardón en su disciplina justo cuando su pupilo, Emmanuel Macron, está viviendo uno de sus momentos más difíciles en Eliseo.

Recientemente se posicionó en contra de la tasa Zucman, y así dejó constancia en una entrevista a este diario. Este profesor estima que un impuesto a los ricos podría ser potencialmente muy perjudicial para la innovación, al dificultar el acceso a la financiación de las start up en la fase inicial de su desarrollo.

“No me lo esperaba. No encuentro las palabras”, ha dicho Aghion, tras recibir la llamada en directo, visiblemente emocionado. Ha asegurado que destinará el premio a seguir investigando. “Las tarifas obstaculizan el crecimiento. Se necesita apertura de los mercados. Veo nubes negros en el horizonte con el aumento de estas barreras. Una de las claves será innovar, y habrá que incentivar a las empresas para que pongan en marcha un crecimiento verde”.
En el lado positivo, según él, Europa puede aprovechar la situación para superar la trampa de “tecnología media” en la que el Viejo Continente está instalado. Considera Finlandia como el modelo a seguir. Y también subraya la necesidad de que para que dé el salto, la UE necesita tener un acceso al capital más ágil. Aunque algunos le han acusado de ser demasiado liberal, Aghion repite que es “un hombre de izquierdas, pero que no es “un economista de izquierdas”. Así, en sus trabajos siempre ha subrayado que el Estado tiene que ser el primer inversor de las empresas innovadoras, una especie de entidad aseguradora, incluso en períodos de crisis, “porque cuando el ciclo remonte volverán a generar nuevos modelos de negocio y de creación de riqueza”.
Conversaciones con “La Vanguardia”
“Innovar, educar, proteger”
Philippe Aghion es un viejo conocido de este diario, con el que ha tenido ocasión de conversar en distintas ocasiones. Si se tuviera que resumir su pensamiento en política económica, él mismo lo sintetizó de esta manera: “es necesario innovar, tomar riesgos”. Esto supone hacer dos cosas: educar y proteger. Hay que armar a los individuos con la formación y la protección social. Son los rasgos constitutivos del modelo escandinavo: los individuos tienen que espabilarse, aunque el Estado siempre está ahí para vigilar”. En sustancia, concibe un modelo que es una mezcla de competitividad y de ayuda a los más necesitados. De hecho, Aghion siempre se ha mostrado defensor de la renta mínima vital para los hogares más vulnerables. En cuanto a la innovación, este académico cree que hay que aceptar la disrupción, en lugar de oponerse a ella. “Hay que pasar de la protección del puesto de trabajo a la protección de las personas, con el apoyo de programas de formación. Porque en el futuro hay profesiones que no se podrán defender”, dijo antes de la irrupción de la IA. En una entrevista en plena pandemia en La Contra, se manifestó en contra de los aranceles (antes del segundo mandato de Trump). “Estoy contra los aranceles que lo penalizan y a favor de que compitamos: no con barreras sino con inversión e innovación, y que esa prosperidad que crea el comercio mundial después se reparta a través de impuestos”. Aghion se puso muy a favor de la creación de Facebook o un Google europeo. Es decir, que se adelantó al debate que estamos teniendo estos días.
“Europa no debe permitir que Estados Unidos y China “se conviertan en líderes tecnológicos”, afirma. En su opinión, “tenemos en nuestro continente el llamado softpower: estado del bienestar, democracia y libertad. Estos son nuestros puntos fuertes y hay que aprovecharlos”, añade. Para ello, se necesita implementar una política de competencia más efectiva -en línea con el informe de Mario Draghi- así como mejorar el mercado único.
Aghion, junto a Howitt, en sus trabajos ha demostrado como una innovación tecnológica destructiva acaba en un proceso en que los mejores productos reemplazan los antiguos. Es un firme defensor de la IA, al considerar que el aumento de productividad que va a generar potencialmente esta herramienta tecnológica traerá más beneficios que externalidades en el mercado laboral y recuerda que a lo largo de la historia este fenómeno de sustitución ha ocurrido muchas veces. Este académico conoce de cerca lo que es la innovación: su madre, Gabrielle Aghion, fundó la marca de prêt-à-porter de lujo Chloé.
En el caso del estadounidense Joel Mokyr, este profesor ha demostrado que para que las innovaciones se sucedan en un proceso autogenerado, no solo necesitamos saber que algo funciona, sino también tener explicaciones científicas de por qué, algo que solía faltar antes de la revolución industrial, lo que dificultaba el desarrollo a partir de nuevos descubrimientos e inventos. En este sentido, es un gran estudioso de la historia económica de la innovación.
Philippe Aghion y Peter Howitt ya ganaron con anterioridad el premio Fronteras del Conocimiento que concede cada año la Fundación BBVA.
El Nobel de Economía no forma parte de las disciplinas para las cuáles Alfred Nobel concibió su premio en su testamento. Se entrega desde 1969 por el Banco Central de Suecia, en su memoria.
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