El primer diagnóstico oficial de lo ocurrido con la mayor operación bancaria de los últimos años lo ofreció ayer el BBVA. En una rueda de prensa telemática a primera hora de la mañana, el presidente del banco, Carlos Torres, comentó los factores que, a su juicio, han echado por tierra la opa sobre el Sabadell. No profundizó demasiado en ellos porque el banco no quiere mirar al pasado. Ni siquiera dirigió el más mínimo reproche al Sabadell. Sin embargo, sí insistió en citar al menos tres causas: la segunda opa, la reacción de los minoritarios y los retrasos del proceso.

Carlos Torres, presidente del BBVA, ayer en Madrid
Antes del análisis de lo sucedido, Torres tuvo que responder a la pregunta inevitable. ¿Va a dimitir? La respuesta es no. El consejo del BBVA ha tomado todas las decisiones de forma “unánime”, su trabajo consiste en “intentar las cosas que tienen sentido” y el fracaso de la opa “no es una razón para dimitir”. ”Por lo que se nos tiene que juzgar es por los resultados”, recordó.
El banco sube casi un 6% en bolsa tras dejar atrás la compra del Sabadell y anunciar grandes dividendos
Al explicar lo sucedido, hizo un rápido repaso de los niveles de aceptación de la opa por perfiles de inversión para concluir que “ha sido entre los minoritarios donde ha quedado baja”. Los inversores institucionales sí han respondido, mientras que la aceptación entre los fondos de inversión pasivos fue menor de lo esperado. El propio Sabadell ya anunció que, entre sus clientes particulares, que representan el 30% del capital, solo el 2,8% fue a la opa. El BBVA solo custodia para terceros el 2%, y de este bloque acudió más de la mitad.
La causa del desplante de los minoritarios pudo estar, según Torres, en “la expectativa infundada de una segunda opa”, que pudo influir “de una manera determinante” entre los particulares e incluso “retraer a los fondos pasivos”, que se deciden al final y que “han acudido en porcentajes muy inferiores a los estimados” ante la falta de evidencias acerca del éxito de la operación. Estos inversores suelen replicar el comportamiento del mercado.
Torres evitó criticar al Sabadell por animar a los accionistas a que esperasen a una segunda opa, pero sí aseguró que algunos inversores, por “descansar en esta opción”, se han quedado “sin la primera y sin la segunda”. Lejos de atacar al banco opado, comentó que en la noche del jueves llamó a su presidente, Josep Oliu, para “desearle lo mejor”. Tampoco hubo reproches a la CNMV, que llegó a emitir un comunicado en el que advertía de las especulaciones en torno al precio de la segunda opa.
Citó además un tercer elemento: los “momentos difíciles” del proceso. Eludió comentar las interferencias políticas. En cambio, sí lamentó que el proceso de autorizaciones haya sido “mucho más largo del previsto”. “Ha habido situaciones que no estaban en mente porque no tenían precedentes”, dijo, antes de citar la decisión de la CNMC de analizar la compra en fase dos. Supuso un “retraso importante”. Ahí se quedó, sin comentar que también abrió la puerta a la capacidad del Gobierno para condicionar la opa.
El BBVA sigue pensando, pese al revés, que la opa estaba bien planteada y ofrecía un precio muy atractivo. Se ha perdido “una oportunidad única”, afirmó su presidente. El banco “acepta el resultado y mira hacia adelante”, aunque sopesa seguir hasta el final en su litigio ante el Tribunal Supremo contra las condiciones del Gobierno.
Por seguir adelante se refiere al plan estratégico hasta el 2028, que contempla un ritmo histórico de beneficios, una elevada rentabilidad y un generoso reparto de dividendos. Dice que crecerá de forma orgánica y confirma que distribuirá 36.000 millones entre los accionistas. Activará las recompras pendientes. El efecto fue una subida en bolsa ayer de casi el 6%, tras soltar el lastre de la opa y concentrarse en el dividendo.