La crisis de la vivienda frena la llegada de trabajadores extranjeros

La inmigración, que forma parte esencial del crecimiento de la economía española en los últimos años, está ralentizando su ritmo de llegada, y la causa principal es la dificultad para encontrar vivienda. Es una de las conclusiones que aportan las previsiones económicas de Funcas, publicadas esta mañana, que apuntan a que la población activa extranjera crecería en 875.000 persona en el trienio 2025-2027, frente a las 1.080.000 del trienio precedente, lo que supone un 19% menos.

Es cierto que en el trienio 2022-24 el crecimiento fue superior también porque era el periodo postpandemia, por tanto, con un ritmo de llegadas más elevado porque venía después de la etapa de movilidad cero. Sin embargo, a pesar de esta matización, en Funcas destacan que la tendencia es clara y que se mantendrá en los próximos años.

Otra derivada que tiene la falta de vivienda es también la ralentización del consumo privado. La tesis es que la tasa de ahorro sigue todavía muy elevada, y lo seguirá siendo, porque se ahorra para comprar una vivienda, lo que necesita un largo periodo de ahorro. Si este dinero se dedicara al consumo inmediato, el crecimiento de la economía sería superior.

En este terreno, el de la crisis de la vivienda, Funcas da un dato positivo,  el crecimiento de la inversión en construcción, que aumentará un 4,1% este año, pero que es totalmente insuficiente para cerrar la brecha habitacional, que se calcula en el entorno del medio millón de viviendas. “La reactivación de la construcción solo empezará a reducir el déficit habitacional a partir del 2026”, ha afirmado Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas, al presentar las previsiones.

Por lo que respecta a las previsiones de crecimiento, son claramente postiivas. Funcas revisa al alza seis décimas su previsión de aumento del PIB para este año, que quedaría en el 2,9%. Una revisión que basa en las correcciones al alza que ha hecho el INE sobre crecimientos de trimestres anteriores, y también por un impacto menor del previsto de los aranceles de Donald Trump. Mientras, para el 2026, coloca el crecimiento en el 1,9%,

Es un crecimiento que viene de una demanda interna sólida, básicamente del consumo privado, que ha ido substituyendo al consumo de las administraciones públicas en el impulso del PIB. En cambio, un factor negativo sigue siendo la inversión, factores, que sigue en niveles bajos, y contrasta la inversión pública, basada en los fondos europeos, con una inversión de las eempresas, que sigue en niveles bajos. Parece que las empresas más que a invertir, prefieren dedicar los esfuerzos a desendeudarse, con lo que han conseguido que su deuda haya caido a mínimos en lo que va de siglo. 

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