

Junts celebrará el próximo lunes un encuentro interno al máximo nivel para debatir sobre el deterioro de las relaciones con el PSOE en las últimas semanas y, en última instancia, valorar si como advirtió este miércoles Míriam Nogueras ya es la “hora del cambio”. Una de las posibilidades que está sobre la mesa con más enteros es convocar una consulta a la militancia para que decida sobre la ruptura, puesto que el pacto del 2023 fue avalado por los afiliados del partido. De hecho, cuando los posconvergentes salieron del Govern de Pere Aragonès en octubre del 2022 obraron del mismo modo, se dejó en manos de los militantes la decisión final.
La mala relación entre ambas organizaciones puede parecer el cuento de nunca acabar, puesto que la ruptura con los socialistas figura en el decorado posconvergente desde hace más de un año. Ahora, sin embargo, ya no es un elemento decorativo más sino el atrezo que aparece en cada escena y a cada momento. Y el líder de la formación, Carles Puigdemont, ya fijó este otoño como el momento indicado para el desenlace de esta obra. “Pasarán cosas que hasta ahora no han pasado”, dijo.
La formación posconvergente ha convocado a la dirección de la organización en Perpiñán, en el sur de Francia, en un recinto de trabajo habitual para el partido durante las semanas previas a la campaña electoral del 2024, de modo que a la cita trascendente podrá asistir Puigdemont. Y la ruptura ya no está en el horizonte lejano sino a la vuelta de la esquina. En el orden del día hay dos puntos: el “balance del acuerdo de Bruselas y las acciones a emprender”, por un lado, y un turno abierto de palabras y propuestas, por otro, para que puedan intervenir todos los miembros de la dirección que así lo deseen. Además, se prevé que la reunión se pueda alargar durante toda la jornada, mañana y tarde.
En la Moncloa están en alerta, pero creen que a JxCat le resultaría complicado romper y abocar a elecciones
Fuentes consultadas de Junts avisan de que la percepción mayoritaria en el seno del partido es de fin de trayecto teniendo en cuenta la falta de resultados del acuerdo con el Ejecutivo de Pedro Sánchez. “Es evidente que lo de cobrar por avanzado no ha funcionado”. Esa es la valoración que hace un dirigente de peso en JxCat que cree que lo mejor es romper con el PSOE. “La mayoría está por la ruptura”, añade, dando voz al sentir predominante en el seno de la formación, si bien aún no se ha tomado una decisión firme y hay que analizar qué implica y qué significa romper. Esto es, en qué se traduce y cómo se escenifica.
Cuando se pregunta por la ruptura, hoy surgen más interrogantes que respuestas. El vicepresidente del partido, Antoni Castellà, uno de los hombres de la máxima confianza de Puigdemont, lanzó un globo sonda la semana pasada al hablar de moción de censura instrumental con candidato independiente para convocar elecciones de inmediato. Dejó claro que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, no podría ser aspirante en ningún caso porque él opta a ocupar la Moncloa. Con todo, matizó que su partido no está en ese escenario todavía y que solo era una hipótesis de futuro. Otra posibilidad sería retirar el apoyo a todas las iniciativas del Gobierno, como ya viene haciendo estas últimas semanas, si bien eso conlleva un problema: es difícil mantener el bloqueo si las iniciativas, por su contenido, convencen a JxCat o son positivas para Catalunya. De momento, no hay nada escrito.
En cualquier caso, el 9 de noviembre se cumplen dos años del llamado acuerdo de Bruselas, que ha estado siempre en boca de Junts. Con el pacto, la satisfacción de los posconvergentes era mayúscula, pero lo del cumplimiento es harina de otro costal. “Ni catalán en Europa, ni amnistía, ni concierto económico… ni siquiera cosas más pequeñas de gestión de la autonomía”, lamenta un dirigente de la formación.
Lo que irrita a los posconvergentes es ver que sus acuerdos con el PSOE, de los que acusa desgaste, no tienen ningún fruto. Eso vale para asuntos como la oficialidad del catalán en la UE, la falta de inversiones en Catalunya y la baja ejecución presupuestaria, la no aplicación del olvido penal a algunos dirigentes –Puigdemont entre ellos– y para cuestiones relativas al autogobierno. También figura en el montón de los reproches que leyes que reclama la formación para combatir problemas como la multirreincidencia o las ocupaciones están varadas en las Cortes Generales.
Toda esta circunstancia no es nueva, JxCat ya venía advirtiendo de la gravedad de la situación en estos últimos meses. Pero fue este miércoles en el Congreso cuando se pudo constatar que los posconvergentes habían elevado el tono.
En la Moncloa y Ferraz están en alerta ante las decisiones que pueda adoptar Junts, si bien consideran que les resultaría muy complicado romper relaciones, volar todos los puentes y desembocar en unas elecciones anticipadas que pueda abrir la puerta al PP y Vox.
Así lo advirtió este jueves el propio Pedro Sánchez desde Bruselas. En alusión al cambio horario y la hora del cambio a la que se refirió Nogueras, avisó que “puede haber cambios para avanzar o para involucionar”. En este último caso, en alusión a la irrupción del PP de la mano de la ultraderecha, no habría que atrasar las manecillas del reloj solo una hora, según resaltó, “sino 50 años atrás”. Sánchez consideró “indiscutible” que a Catalunya y España “le sienta bien este Gobierno de coalición”, que desde el 2018 propició “un cambio para bien, de avance y no de involución”, como a su juicio supone la alternativa del PP y Vox.
Sánchez expresó su aspiración de cumplir los pactos también. “Lo estamos haciendo, Junts sabe que estamos cumpliendo con todos esos acuerdos”, afirmó. Pero alegó que algunos no dependen “en exclusiva” del Gobierno o sus grupos del Congreso. Insistió así en que sigue trabajando en ello, pero recordó que requiere “tiempo, dedicación y esfuerzos”.