
La mayor incógnita es si estamos solo ante la crisis de la ONU o ante una crisis más grande, sobre cómo hemos imaginado el mundo en los últimos 80 años. Parecería más bien lo segundo, después de escuchar ayer en el Palau Macaya de Barcelona al conseller de Exteriors, Jaume Duch, i al director del Cidob, Pol Morillas, que debatieron sobre el futuro de las Naciones Unidas con motivo del 80.º aniversario de la organización, en una nueva edición de Barcelona Tribuna, con la moderación del periodista de La Vanguardia , Daniel Rodríguez Caruncho.
La incógnita inicial la lanzó Duch, después de reconocer que “el multilateralismo parece haber entrado en crisis”, evidenciando que ni EE.UU. ni Rusia quieren jugar esa carta. El conseller enumeró los fenómenos que van al alza en el planeta, como los “nacionalismos identitarios” o el “autoritarismo”, que ponen en cuestión la teoría del fin de la historia elaborada por Francis Fukuyama en 1992, donde proclamaba el triunfo de la democracia liberal y el final de las guerras ideológicas tras la caída de la URSS. “Al acabar el primer cuarto del siglo XXI, nos damos cuenta de que los países que consideramos democracias van disminuyendo; quizás haya las mismas democracias nominales, pero no reales”, afirmó.
El titular de Exteriors identificó las tres crisis que, según él, influyen en que la ONU no esté cumpliendo con el papel para el que fue fundada. La crisis de financiación; la crisis organizativa, incluyendo la “sensación de falta de transparencia y de falta de independencia de su funcionariado”; y una tercera crisis motivada por la ineficacia de un Consejo de Seguridad que ya no es “representativo” y adolece de “falta de flexibilidad” en la toma de decisiones por el poder de veto de los cinco países permanentes, algo que a Duch le recuerda lo que sucede en el seno de la UE.
Por su parte, Morillas aseguró que la ONU es una “organización resiliente” y que “nos encontramos en un momento de multipolaridad sin multilateralismo”. El director del Cidob afirmó que hoy ni Rusia, ni EE.UU., ni China ven a la ONU como una idílica entidad de gobierno global. Al contrario, el mundo se basa cada vez más en “esferas de influencia” y no en la “preeminencia del derecho de los estados a existir y ser respetados”. Morillas dijo que si vamos hacia ese escenario, “estamos entrando en un mundo que no aguanta la carta de la ONU”.
Sin ocultar las dificultades que la misión entraña, ambos abogaron por una reforma de las Naciones Unidas que lleva décadas planteada, aunque Duch reconoció que la organización no tiene actualmente las herramientas para adaptarse. “Quien tiene más fuerza es quien tiene más derechos”, resumió el conseller, poniendo como ejemplo la reciente ayuda de Donald Trump a Javier Milei, condicionando la ayuda económica a Argentina a la victoria electoral del mandatario ultraderechista. U otros ejemplos, como el apoyo intervencionista de la Casa Blanca a fuerzas “radicalizadas y extremistas” en países europeos; o las políticas de presión arancelaria que, en opinión de Duch, parecen más bien actitudes de “patio de colegio”.
En este sentido, Miquel Roca, presidente de Amics del País, que impulsa Barcelona Tribuna, abogó por la prevalencia de “la palabra a la fuerza” y por que “prevalga la libertad y no el totalitarismo”.
El mundo se basa en “esferas de influencia”, en un momento de “multipolaridad sin multilateralismo”
Duch envió un mensaje optimista pero, al mismo tiempo, realista. “Los principios de la ONU siguen siendo hoy tan válidos como en 1945”, aseguró el conseller, en referencia al año en que se constituyó la ONU. Duch ofreció dos formas de encarar el futuro de la organización. Primero citó una de los propósitos fundamentales que figuran en el preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas: “Preservar a las generaciones futuras del flagelo de la guerra”. “Si esto es así, tenemos que empezar a replanteárnoslo”, acotó. Y luego citó a quien fuera secretario general de la ONU, el malogrado Dag Hammarskjöld (1953-1961): “Las Naciones Unidas no se crearon para llevar a la humanidad al cielo, sino para evitar su caída al infierno”.
 
                                             
                                             
                                             
                                            
 
                                     
                                    