Buenos días,
ChatGPT ha cumplido ya tres años y este chatbot, que es uno de los más populares en inteligencia artificial generativa, ya se ha convertido en un instrumento habitual de la vida cotidiana para 800 millones de usuarios en todo el mundo. Quizás es un buen momento para analizar el impacto de esta tecnología en nuestras vidas, en donde se ha ido metiendo de una forma natural y superando todos los debates críticos que se iban suscitando. No sé si recordarán que en marzo de 2023 un grupo de expertos en inteligencia artificial se unieron a reputados filósofos y sociólogos para firmar un manifiesto con mil firmas para pedir una pausa de seis meses en el entrenamiento de los poderosos sistemas de inteligencia artificial que se iban a implantar. El argumento era que estábamos ante una potencial amenaza para la humanidad. Algunos de los firmantes, como el respetado filosofo Yuval Noah Harari, se pronunciaron desde el primer momento en contra porque consideraba que su desarrollo iba a empeorar las relaciones humanas.
Durante estos tres años, las críticas a la inteligencia artificial no han dejado de producirse, al mismo tiempo que aumentaba el uso de los diferentes chatbots por un mayor número de usuarios a un ritmo vertiginoso. Cuando me preguntan por el uso de la IA en La Vanguardia, siempre respondo que de lo que se trata es que nosotros usemos lo mejor que podamos las virtudes de esta tecnología, pero que, en ningún caso, sustituya el trabajo de los periodistas. Nos puede ayudar a optimizar servicios, a facilitar la labor de la Redacción para evitar farragosos procesos de producción y ayudar a la interconectividad con los lectores. Ahora bien, no puede redactar las noticias a partir de unos datos básicos.
La digitalización no es mala por defecto. Y la IA generativa ayuda y va a ayudar mucho en el futuro en la lucha contra las enfermedades, a prevenir catástrofes climatológicas o a detectar riesgos de empresas en crisis. Si me permiten introducir un tema menos trascendente, esta semana pasada me explicaban que los equipos de élite del fútbol, como el Barça, disponen hoy de una información exacta sobre la situación física de cada jugador y que llega a unos límites que el entrenador ya podría hacer la alineación titular basándose en estos parámetros. Sin duda, los avances de la IA generativa van a aportar mejoras colectivas para todos.
El debate, por tanto, es el uso personal que se hace de ella. Al final de todo está la propia responsabilidad individual de cada persona ante el uso de esta tecnología. La pregunta que nos planteamos en el titular de este boletín se responde sola: si abusamos en exceso de la IA generativa para desarrollar actividades que podríamos hacer nosotros solos perfectamente, sí que corremos el riesgo de idiotizarnos. Este domingo, publicamos un artículo muy recomendable del filósofo francés Éric Sadin que advierte precisamente sobre el riesgo de delegar las facultades fundamentales de nuestra mente a la tecnología. Escribe Sadin “nos queda una ventana de unos dos o tres años para hacer valer nuestra voluntad de no quedar próximamente reducidos –y, más aún, nuestros hijos y nietos– a cáscaras vacías, y entonces a formar masas de inútiles. De lo contrario, nos moveremos en un entorno glacial, bajo el control de tecnologías que ocuparán el lugar de todo juicio y proyecto humano”.
Cualquier docente sabe de lo que estamos hablando. Aprender supone un esfuerzo y no puede haber atajos que sustituyan el hábito del conocimiento. Si la tecnología nos facilita la elaboración de los textos, se pierde el interés por dominar las reglas del lenguaje y la capacidad de elegir como escribir. He conocido historias de jóvenes que han recurrido a la IA para redactar un mensaje telefónico de ruptura sentimental o adultos que buscan que un chatbot le redacte un emotivo discurso de pésame. Recientemente en la sección de Vivo publicamos un interesante trabajo sobre alumnos que reconocían que habían aprobado gracias al ChatGPT.
Y así se convierte en algo habitual despreocuparnos por una ruta en coche porque dejamos que sea el GPS quien nos conduzca o también cedemos a un buscador quien nos oriente sobre el mejor restaurante o las atracciones que hemos de visitar cuando vamos de turistas a una ciudad. Y es que cada vez usamos más la tecnología de forma continua y compulsiva. Si volvemos al citado Harari, este asegura que hoy “se está perdiendo la capacidad de hablar entre nosotros, de escucharnos”. ¿Cuántas decisiones sobre un crédito bancario, una beca para una universidad o una contratación de una empresa, se hacen ahora bajo el sesgo de una decisión de la IA que sustituye a la tradicional conversación entre humanos?
En este punto de inflexión histórico en el que nos encontramos, existe también la amenaza de los puestos de trabajo que se pueden perder con la irrupción de esta nueva tecnología. Sobre este punto existen también opiniones muy confrontadas que hace difícil sacar una conclusión hoy en día. Finalmente, para que se hagan una idea de quién está detrás de ChapGPT les dejó este brillante ejercicio de narrativa visual que ha liderado nuestro especialista en Tecnología, Francesc Bracero. Y si quieren una visión mucho más polémica, la periodista Karen Hao ha publicado un libro sobre sus experiencias laborales en OpenAI, la empresa que explota el ChapGPT, que recoge Antònia Justícia en nuestro suplemento Dinero.
ESTAS SON MIS RECOMENDACIONES DE ESTA ÚLTIMA SEMANA QUE CREO QUE NO SE PUEDEN PERDER:
Gaza no puede ser la gran olvidada. Helena Pelícano nos ofrece un reportaje de como está la zona después del alto el fuego.

Anna Buj, nuestra corresponsal en Bruselas, entrevista al presidente del Consejo Europeo, António Costa, sobre la situación de Ucrania.

La especialista en periodismo de datos, Laura Aragó, y el especialista en Defensa, Joaquín Vera, unen esfuerzos en un informe sobre los millones que se están destinando al sector sin apenas debate político.

John Carlin siempre es de obligada lectura, y a veces nos sorprende con denuncias tan graves como esta.

Esta pasada semana se ha conmemorado el 25-N y Cristina Oriol nos ofrece un reportaje sobre el turno de oficio de la violencia machista.

Mayka Navarro y Toni Muñoz revelan la trágica historia de una familia que ha vivido 37 años con la esperanza de encontrar a un desaparecido que llevaba todo este tiempo muerto al ser arrollado por un tren.

Un balance sobre la última conferencia del clima y consejos para mejorar su funcionamiento en un futuro.

Y sobre la amenaza de peste porcina, un artículo Para saber más sobre el virus.

Y ESTOS SON MIS ARTÍCULOS DE LA PASADA SEMANA:
-Martes, 25 de noviembre: Aliança ya está aquí
-Miércoles, 26 de noviembre: La justicia y su reforma
-Jueves, de 27 de noviembre: Mazón es tóxico para el PP
-Viernes, 28 de noviembre: Presión extrema a Sánchez
-Sábado, 29 de noviembre: Una realidad que incomoda
-Domingo, 30 de noviembre: Junts y PP se encuentran
