
Ni un paso atrás, ni para coger impulso, aunque sigan cayendo rayos y truenos sobre sus hombros: “Ni lo tenemos que hacer, ni lo vamos a hacer”, aseguró Pedro Sánchez, sin plegarse a las crecientes exigencias de disolver la legislatura y precipitar las elecciones. Lejos de dar la batalla por perdida, pese a la enorme presión, el presidente del Gobierno reivindicó ayer su gestión económica, social y territorial, anunció nuevas medidas de impacto para la ciudadanía –una “tarifa plana” mensual en el transporte público– e insistió en lanzar guiños a Junts y a ERC para tratar de reflotar la mayoría de la investidura y mantener a flote la legislatura.
Acaba un año más, ya es el séptimo de su mandato bajo el fuego de artillería pesada del PP y Vox, y Sánchez insiste en que no tirará la toalla y resistirá hasta el último aliento. Pese a la implacable tormenta que afronta por los casos de presunta corrupción y acoso sexual que sacuden al PSOE. Y pese a las cada vez más apremiantes demandas de reacción de los socios de coalición y de unos aliados parlamentarios que tampoco le permiten aprobar unos nuevos presupuestos generales del Estado para el año que viene. “El mayor error histórico que se cometería en nuestro país sería un Gobierno del PP y Vox”, advirtió ayer el jefe del Ejecutivo.

El jefe del Ejecutivo descarta el adelanto electoral: “Ni lo tenemos que hacer, ni lo vamos a hacer”
Y dio por hecho que sigue contando con una mayoría social dispuesta a sostenerle, sin necesidad de volverlo a validar en las urnas, para cerrar el paso al PP y Vox: “La ideología reaccionaria no conecta con las coordenadas de la mayoría social del país”, aseguró.
Este sigue siendo para Sánchez, un año más, el mejor argumento para tratar de que el Gobierno y la legislatura sobrevivan. “La alternativa de Gobierno del PP y Vox sería muy lesiva para los intereses del país”, insistió el presidente, durante la comparecencia de balance del año que ayer protagonizó en la Moncloa. Esta vez, solo arropado por dos ministros socialistas: Félix Bolaños y Óscar Puente. “Es importante continuar con nuestra hoja de ruta, que es muy ambiciosa”, aseguró, inasequible al desaliento.

Sánchez asegura que aún tiene “dos años más por delante; ni el ruido ni la crispación taparán los avances”
Para la ocasión, Sánchez se reservó un anuncio de relevancia social: el último Consejo de Ministros de este año, además de mantener las bonificaciones vigentes para el transporte público, aprobará la creación de un abono único –de 60 euros al mes, y de 30 euros para los jóvenes– para los trenes de media distancia, cercanías y autobuses, que entrará en vigor a mediados de enero y beneficiará a más de dos millones de usuarios. “Esto es gobernar”, resaltó.
El presidente insistió además en lanzar guiños a Junts y a ERC, entre otros aliados imprescindibles para la supervivencia de la legislatura. Pese a asumir que “la relación con Junts está rota”, reiteró su oferta de mano tendida permanente: no solo garantizó la publicación “cuanto antes” de las balanzas fiscales, sino que anunció su propósito de que tanto Catalunya como Euskadi sean reconocidos como miembros asociados en la Unesco y en la Organización Mundial del Turismo (OMT), para que desplieguen en estos organismos sus competencias en la materia.

“No hay financiación irregular en el PSOE, mientras en el PP sí hubo un caso flagrante”, afirma
Sánchez, además, desveló que ayer mismo por la mañana mantuvo una conversación telefónica con el líder de Esquerra, Oriol Junqueras, y confirmó una próxima reunión. La cita, que se interpreta como un gesto muy significativo por su parte, está previsto que tenga lugar en la Moncloa ya el próximo mes de enero. Del encuentro con Carles Puigdemont, en cambio, no habló ayer el presidente, pero todos los años, por estas mismas fechas, admite su disposición a celebrarlo, aunque sigue sin estar agendado.
A juicio de Sánchez, estos ya casi ocho años de mandatos “le están sentando bien al país”, por más que el PP y Vox lleven ese mismo tiempo denunciando el hundimiento y la ruptura de España, y reclamando con insistencia un adelanto electoral. “En el 2027, cuando vuelvan a llevarse una decepción, volverán a pedir elecciones anticipadas”, replicó el presidente. “Va a haber una legislatura de cuatro años”, insistió, de la que solo se han consumido por ahora poco más de dos años.

El líder socialista sostiene que sigue en pie “la mayoría en el Congreso que sustenta a este Gobierno”
Y es más, pese a la imposibilidad de sacar adelante unos presupuestos generales del Estado, ya probablemente en toda la legislatura, ante la ruptura con Junts y la tierra de por medio que puso Podemos, Sánchez aseguró que “hay una mayoría en el Congreso que sustenta a este Gobierno”. Una mayoría con la que resaltó que en esta legislatura ya se aprobaron 52 nuevas leyes, y con la que el Gobierno ganó el 91% de las votaciones en la Cámara Baja.
Nada, por tanto, de adelanto electoral, por más que lo pida hasta el presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, según volvió a resaltar ayer Sánchez. “Pese al ruido, no nos vamos a olvidar de a quiénes servimos”, alegó. “Debemos seguir avanzando”, defendió. Sin dar muestras de agotamiento: “Estamos cargados de convicción y de energía”, aseguró.

Gestos hacia Junts: al compromiso de las balanzas fiscales se añade el de Catalunya en la Unesco y la OMT
“El contexto no es fácil”, asumió el jefe del Ejecutivo, que lamentó sufrir “la oposición más ultra y más destructiva en España de los últimos tiempos”. Y pese a su minoría parlamentaria, defendió su estabilidad. En todo caso, reiteró su propósito de “buscar apoyos parlamentarios hasta debajo de las piedras”, por ejemplo, para subir las pensiones o el salario mínimo. “Los resultados avalan esta política de entendimiento y diálogo”, aseguró. “No tenemos grandes mayorías, es evidente, pero sí grandes resultados para la mayoría social del país”, reivindicó.
“Este Gobierno le sienta bien a España, este Gobierno le renta a los ciudadanos”, sacó pecho el presidente, ante las cifras de crecimiento económico y creación de empleo, junto a los avances sociales y territoriales que ha reivindicado. “España es una de las economías más prósperas de Occidente, no veo yo que España se hunda”, ironizó. “La derecha política y mediática espera que la gente se harte, pero nunca se van a hartar de avanzar”, recalcó.

Sánchez aseguró así que “queremos seguir gobernando este país, porque queda mucho por hacer”. “Tenemos dos años más por delante para hacerlo realidad, y ni el ruido ni la crispación van a tapar los avances”, advirtió. “Este Gobierno está haciendo una gestión extraordinaria. Es uno de los mejores gobiernos que ha tenido España. Y vamos a acabar la legislatura en el 2027”, resaltó. Sin asomo de duda.
El presidente tampoco obvió en su comparecencia de fin de año –de hecho, fue lo primero a lo que se refirió– los casos de corrupción y de presunto acoso sexual en el PSOE que redoblan sus adversidades. “El compromiso del Gobierno y del PSOE con el feminismo es absoluto”, defendió. E insistió en que siempre reacciona con “contundencia”, pese a que los acusados de corrupción o acoso sexual –como José Luis Ábalos, Santos Cerdán o Francisco Salazar– formaran parte de su núcleo duro en el Gobierno y en el PSOE. “Habremos cometido errores, como todos”, admitió, en referencia a la mala gestión del caso Salazar. “Pero no vamos a aceptar lecciones de quienes niegan la violencia de género”, advirtió, en referencia al PP y Vox, a cuyos dirigentes tachó de “torquemadas”.

En cuanto a los escándalos de presunta corrupción, Sánchez volvió a afirmar que “no hay financiación irregular en el PSOE, mientras en el PP hubo un caso flagrante”. Y se revolvió ante las acusaciones de la derecha por alegar desconocimiento en el plano personal del exministro Ábalos, ante las irregularidades que después salieron a la luz. El presidente volvió a recordar ayer la relación que hace años mantuvo Alberto Núñez Feijóo con el traficante gallego Marcial Dorado. “Se conoce más a una persona yendo de vacaciones en un yate que compartiendo mesa en el Consejo de Ministros”, atizó.
