Carta de ajuste

El próximo 18 de enero se celebrará la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Portugal. La novedad de esos comicios es un candidato militar, el almirante en la reserva Enrique Gouveia e Melo , ex jefe del Estado Mayor de las fuerzas armadas, que adquirió popularidad como coordinador del programa nacional de vacunación durante la epidemia de la covid. No está mal situado. La posibilidad de que ese outsider avance con apoyos transversales ha empujado al líder de la extrema derecha lusa, André Ventura , a presentar su candidatura. Donde hay plató, allí está el líder de Chega, de acuerdo con el manual trumpiano de instrucciones. Si logra pasar a la segunda vuelta, aunque luego pierda, habrá dado un paso más como alternativa de futuro ante el desgaste de los dos partidos centrales (PSD y PS), adversarios con puntos de contacto.

Deberíamos estar atentos a esas elecciones presidenciales portuguesas porque el futuro de Europa también se decide en la península Ibérica después de la publicación de la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, en la que se establece que la primera potencia del mundo apoyará activamente a los partidos de extrema derecha para poder tomar el control estratégico de la Unión Europea. Estamos en un abrupto cambio de época, navegamos hacia territorios descono­cidos.

También hay que observar el jaleo español con la lente de la política internacional

En abril habrá elecciones legislativas en Hungría, sede social de los Patriotas por Europa. El candidato opositor Peter Magyar parece haberle tomado la medida a Viktor Órban , pero la pregunta es si Donald Trump y Vladímir Putin permitirán que su principal aliado en Centroeuropa pierda el poder. Estamos yendo a zonas desconocidas.

En Francia, el nuevo primer ministro francés, Sébastien Lecornu , intentará resistir, con el apoyo parlamentario de socialistas y verdes en los momentos más críticos, para evitar otro adelanto de las elecciones legislativas, suceso que daría definitivamente el poder al antiguo Frente Nacional, también agraciado por la nueva doctrina de Seguridad Nacional norteamericana. Si Lecornu logra aguantar, la extrema derecha no tiene garantizada la victoria en las elecciones presidenciales previstas para la primavera del 2027. El año que viene también habrá elecciones democráticas en Suecia y Dinamarca. Y también se elegirá la nueva Duma rusa, con un resultado perfectamente previsible: ganará la plataforma oficialista de Putin.

Pedro Sanchez en el Palacio de la Moncloa

Pedro Sánchez, durante la comparecencia de ayer para el balance del 2025

Dani Duch

Y veremos qué pasa en España. ¿Elecciones anticipadas muy pronto? ¿Elecciones anticipadas en junio, coincidiendo con las autonómicas andaluzas? Pedro Sánchez anunció ayer su decisión de seguir, pese a la tormenta que azota al PSOE, que aún no ha concluido. Lo dijo con mucha determinación en su balance del 2025, e insistió en ello aun con mayor seguridad durante la copa de Navidad que anualmente se celebra en la Moncloa. Culminar la amnistía y completar la recepción de los fondos europeos son objetivos que se fija para el 2026. Aguantar, aguantar.

Sánchez y su equipo no quisieron transmitir nerviosismo cuando faltan cinco días para la celebración de elecciones autonómicas en Extremadura, en las que el PSOE se juega literalmente el tipo y el Partido Popular también arriesga pese a las encuestas favorables. Si los comicios autonómicos que el PP ha puesto en línea (Extremadura, Aragón, Castilla y León y Andalucía) para erosionar a su rival acaban sirviendo para reforzar a Vox, la nueva doctrina de Seguridad Nacional de Estados Unidos obtendrá un apreciable éxito.

Política interior y política exterior siempre van juntas. La península Ibérica, Francia y Alemania son determinantes para el futuro de la UE, bajo el enfoque de la nueva política exterior norteamericana. Sánchez programó ayer una carta de ajuste en la que no hay ni una sola barra ni una sola línea que no se muevan.

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