¿Se puede combatir a Orriols?

Un brindis con cava el 16 de junio del 2023 cerró un pacto que debía dejar a Silvia Orriols sin la alcaldía de Ripoll tras las elecciones municipales. Ponía fin a semanas de reproches, idas y venidas para evitar que Aliança Catalana se hiciera con la primera vara municipal. A las pocas horas, el acuerdo se había desbravado por intereses partidistas y la incapacidad de prever que Orriols llegaba para quedarse y crecer. El “no aguantará ni seis meses” fue un augurio irresponsable y fallido. Tras la alcaldía, dos diputados en el Parlament y unas encuestas que la sitúan hoy en el podio electoral catalán. Ayer abrió sede en Barcelona, “territorio hostil”.

BARCELONA, 19/12/2025.- La lider de Aliança Catalana en el parlamento de Cataluña y alcadesa de Ripoll, Silvia Orriols (c), este viernes durante la inauguración de la nueva sede en la ciudad de Barcelona. EFE/ Quique García

Orriols estrena sede en Barcelona

Quique Garcia / EFE

Orriols ya no es el lobo que está por venir, sino que se ha consolidado como un adversario político más que competitivo. Y los cordones sanitarios ideados en la pasada legislatura contra Vox no sirven para la cohabitación institucional con el independentismo ultra. La adhesión al pacto antifascista para aislar a Vox y Aliança en el Parlament se usó como arma electoral para señalar a la competencia directa en las urnas y, después, para reprochar la supuesta tibieza de Junts frente a la amenaza de Orriols. Los posconvergentes se abstuvieron en una iniciativa de Aliança, y la comisión ciudadana de seguimiento del pacto les dio el alto tras una reunión sin acuerdo entre los firmantes. Desde febrero, ni la comisión ni los partidos se han reunido para evaluar su estrategia. El grupo de WhatsApp lleva diez meses inerte. “Ha sido un fracaso”, concluyen los impulsores del pacto.

PSC, ERC, Junts, los comunes y la CUP se comprometían, entre otras cuestiones, a “no normalizar ni legitimar la acción política de formaciones de extrema derecha”, pero las necesidades políticas de cada grupo han demostrado la inoperancia del texto. A falta de jefe de la oposición por decisión de Junts, Salvador Illa ha exprimido la confrontación directa con la líder de Aliança en las sesiones de control, erigiéndola en enemigo a batir. No ha prosperado ninguna de sus mociones, su discurso es racista e islamófobo, no da respuestas y se alía con Vox en cuestiones como la inmigración o la seguridad. La independencia es irrelevante frente a la alianza ultra.

Aliança ya no es el lobo que viene y los cordones y pactos antifascistas han fracasado

La Mesa del Parlament tampoco encuentra la vía para atajar los mensajes de odio de Vox y Aliança sin alimentar su victimismo. Orriols ha intervenido en 344 ocasiones en el Parlament, y la presidencia la ha interrumpido en poco más de media docena. El micrófono se apaga automáticamente en las preguntas al president, pero la distribución masiva de vídeos en las redes sociales amplifica una falsedad.

El compromiso de otras legislaturas de cortar los discursos xenófobos ya no rige. La primacía de la libertad de expresión es jurisprudencia. Es la respuesta del exmagistrado del Tribunal Europeo de Derechos Humanos Josep Casadevall a la consulta del Parlament. Así que se clona la estrategia de parlamentos como el de Baden-Württemberg, que ha puesto en marcha una comisión ad hoc para actuar a instancias de la queja de un diputado. Actualmente hay cuatro casos pendientes de resolución en el Parlament por vulneración del código de conducta de los diputados: dos los presentaron Vox y Aliança. En octubre se acordó una comisión de estudio sobre el fascismo, el racismo y los discursos de odio en busca de estrategias para combatirlo. No ha comenzado a trabajar.

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La segunda oportunidad para echar a Orriols de la alcaldía de Ripoll fue en febrero tras el rechazo a los presupuestos locales. No hubo acuerdo para una moción de censura. El contacto entre Oriol Junqueras y Carles Puigdemont no acabó con brindis. Todos miran a Junts. Sobre el papel es el principal damnificado del fenómeno Orriols. La fidelidad de su votante es baja en periodos electorales valle y la transferencia del voto hacia Aliança, alta. El auge ultra preocupa y ocupa también en ERC. Junts quiere ocupar la centralidad, y Junqueras compite con Illa para ser el ariete contra la ultraderecha. Los votos a Orriols hacen inviable la reedición de una mayoría independentista, y toda la ultraderecha amenaza en el área metropolitana de Barcelona el oasis que Illa ha pretendido recuperar este año.

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