
Los empresarios reclaman un pacto urgente PSOE-PP para acabar con los “forcejeos y presiones” de las minorías. La actual crispación no la quiere nadie y menos aún el mundo económico, por entender que está paralizando al país. España es uno de los pocos países que aún no ha remitido los presupuestos a Bruselas y los grandes proyectos económicos están empantanados.
Resulta paradigmático que la gobernabilidad de Catalunya y de España dependa de los 8.000 militantes de ERC o de lo que decida el presidente de Junts, Carles Puigdemont. La legislatura se encuentra en un callejón sin salida cuando apenas ha empezado a caminar. La política económica, laboral y fiscal está condicionada por los partidos de extrema izquierda y la oposición, por la extrema derecha. Unas minorías que apenas representan el 10% de la soberanía nacional.
España es uno de los pocos países que no ha remitido los presupuestos a Bruselas
Para una gran parte de los observadores y expertos en la materia, la causa última de la tragedia que ha arrasado el Levante español es en buena medida la crispación política y la falta de entendimiento entre la Administración central, controlada por los socialistas, y las territoriales en manos de los populares. Lo mismo se podría decir con el grave problema de falta de vivienda, de la emigración o de la financiación territorial.
España sigue siendo el país con más desempleo de la OCDE, especialmente entre los jóvenes, con tasas que superan el 26% frente al 15% de la UE. Y lo mismo se puede decir del déficit y de la deuda publica, cuya solución requiere de la colaboración entre las administraciones.
La Conferencia de presidentes autonómicos que se celebrará en Santander a partir del 13 de diciembre podría ser una buena ocasión para rebajar el clima de crispación creado a raíz del 41.º Congreso del PSOE. No será fácil, porque el modelo de gobernanza elegido por Pedro Sánchez cuando decidió formar un gobierno de coalición progresista en minoría les da capacidad de veto a los independentistas y a las minorías radicalizadas.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, aunque no sufre ese veto por parte de Vox, tampoco tiene demasiado margen de maniobra para concertar con el Gobierno por miedo a perder votos. Una situación absurda que tiene como rehenes a la inmensa mayoría de los ciudadanos, que desearían que el PSOE y el PP alcanzasen acuerdos en los grandes temas de Estado. Pero no hay nadie que rechace con más contundencia la crispación que los empresarios, que sufren como nadie la inseguridad jurídica creada.
Las expectativas no son halagüeñas después de la llamada a rebato de Pedro Sánchez a los socialistas para cerrar el paso al PP y evitar por todos los medios la alternancia en el poder. Ante esta situación, Núñez Feijóo ha llamado a los suyos a echar a Sánchez como sea.
A pesar de todo, tengo la impresión o el deseo de que la situación se va a relajar porque lo quiere así la inmensa mayoría de sus votantes y llega la Navidad.