Divorcios a la Wall Street

“Por el bien de la empresa, hemos llegado a un punto en que nuestros caminos debían separarse”, señalaba hace unos días el presidente de Stellantis, John Elkann, sobre el fulminante despido de Carlos Tavares, su director general. Una retórica muy de divorcio que casa a la perfección con las relaciones de amor-odio entre la propiedad y sus altos directivos en el universo de las grandes multinacionales. De la adoración al no te quiero ver más. En la última semana, la crisis de la automoción y la carrera para dominar el mercado de los chips han brindado dos ejemplos de altura con las precipitadas salidas del propio Tavares y de Pat Gelsinger, consejero delegado de Intel.

Tavares, quien se autodefine como un “psicópata del resultado”, ha aplicado con éxito durante años su fórmula mágica de severos ajustes de costes mientras imponía elevados precios de venta a sus automóviles. Alumno aventajado del expresidente de Renault Carlos Ghosn, gran defensor del recorte de costes, Tavares logró impresionar durante años a los inversores con su habilidad para recuperar empresas en crisis. Consiguió darle la vuelta al grupo PSA (Peugeot-Citroën) y ha llevado a cifras récord a Stellantis. Aplicó al nuevo grupo creado en el 2021 de la fusión entre PSA y Fiat Chrysler, esa misma receta de recortes en las fábricas, con supresión de puestos de trabajo y algunos cierres, duras negociaciones con los fabricantes de componentes y una gran exigencia a sus equipos. Logró imponer también su modelo de precios altos en las marcas del grupo, pero tras encadenar trimestres de récord, Stellantis ha acabado resintiendo el deterioro global del mercado del automóvil.

(FILES) Portuguese businessman and CEO of Stellantis Carlos Tavares delivers a speech during the presentation of the exhibition #{emoji}147;Drive Different#{emoji}148; at the #{emoji}147;Museo Nazionale dell'Automobile#{emoji}148; (The National Automobile Museum) in Turin on November 23, 2023. Stellantis chief executive Carlos Tavares, 66, resigned on December 1, 2024

Carlos Tavares 

MARCO BERTORELLO / AFP

Líderes en horas bajas

Carlos Tavares (Stellantis) y Pat Gelsinger (Intel) fueron contratados como salvadores de sus respectivas compañías, que hoy les abandonan ante los malos resultados

Las dificultades se han revelado especialmente importantes en el mercado americano, donde los concesionarios acumulan miles de coches Dodge, Jeep, Ram y Chrysler demasiados caros ahora para el consumidor. La estrategia Tavares parece haber agotado sus posibilidades en un momento especialmente difícil para la industria del automóvil. El director financiero del grupo, Douglas Ostermann, ha subrayado la necesidad de “recuperar la confianza de nuestros socios clave”, entre los cuales cita a concesionarios, proveedores, sindicatos y gobiernos de los numerosos países en los que está presente. Por el camino, algunos altos cargos de Stellantis han ido abandonando el grupo en los últimos meses, entre ellos tres fichados por el gigante chino BYD, la competencia al alza. También por el camino se ganó unos cuantos enemigos, desde el poderoso sindicato americano UAW, que había alertado de problemas de calidad en la fabricación a causa de los recortes. Tampoco le echarán de menos en Italia, donde ha recortado en 10.000 personas el número de trabajadores y cuyo Gobierno, el de Giorgia Meloni, le ha acusado de deslocalizar la producción.

El director ejecutivo de Intel, Pat Gelsinger, pronuncia un discurso en el foro COMPUTEX en Taipei, Taiwán

El director ejecutivo de Intel, Pat Gelsinger 

Reuters

“Inteligente, muy agresivo y algo arrogante. Encajará”, escribió de Pat Gelsinger la persona que le entrevistó para su primer trabajo en Intel. Es un perfil ideal para las grandes multinacionales, una descripción que cuadraría también con la personalidad de Tavares. Gelsinger, que inició muy joven su carrera en Intel, dejó la empresa en el 2009 para convertirse en consejero delegado de otra tecnológica, VMware. Volvió a Intel hace poco más de tres años como el gran salvador de la compañía, con el encargo de darle la vuelta al icónico fabricante de chips norteamericano. No lo tenía nada fácil, pero el pasado 1 de diciembre, el mismo día que Tavares, quedó claro que no lo había conseguido: el consejo le pidió que se marchara ante la constatación de que sus ambiciosos planes no estaban funcionando. No ha tenido tiempo de completar su hoja de ruta de cuatro años, trazada con el objetivo de recuperar el liderazgo de la compañía como fabricante de los chips más pequeños y más rápidos del mundo, una corona que le había arrebatado la taiwanesa TSMC. Y Nvidia, por supuesto, tampoco ha ayudado con su acelerado despegue en el diseño de chips para la inteligencia artificial.

Perfil ideal

“Inteligente, muy agresivo y algo arrogante. Encajará”, escribieron de Gelsinger en la entrevista para su primer trabajo

La salida de Gelsinger se produce después de que Intel, fundada en 1968, anunciara las mayores pérdidas de su historia en el último trimestre. La cotización ha caído más de un 70% desde su regreso a la compañía. Lo cierto es que la tarea que le encomendaron era titánica, porque la compañía ya había perdido pie en el boom de los smartphones y estaba mal preparada para entrar en el de la IA. La patata caliente estará ahora en manos de Trump, que se ha declarado en contra de las ayudas a los fabricantes de chips aprobadas por Biden. Deberá decidir si pese a todo las mantiene para favorecer a Intel o le pone las cosas más fáciles a TSMC, que está ya construyendo tres plantas de producción en Estados Unidos.

También te puede interesar