Ya hay informes del Fondo Monetario Internacional (FMI) en los que se advierte que la revolución industrial de la Inteligencia Artificial (IA) tendrá un coste en el mercado laboral. En esas prospecciones se alude a un alto número de personas que perderán su empleo. El FMI lanzó el aviso de forma genérica, sin distinguir a nadie en esa masa de humanidad.
Pero el impacto de la IA, y su mala gestión, se cobró esta semana una pieza de caza mayor, con rostro y apellidos. Pat Gelsinger dejó el cargo de consejero delegado de Intel. Mejor dicho, le invitaron a jubilarse o, si no le parecía bien, recibió el finiquito.
Así de súbito concluyó su misión de salvar la empresa en la que se formó y forjó. Al ser nombrado consejero delegado hace cuatro años, Nvidia e Intel tenían un valor similar en el mercado. Desde entonces, la empresa que dirige Jensen Huang ha llegado a los tres billones de dólares y es la joya de la corona, la de mayor valor en el planeta gracias a satisfacer el apetito de las compañías por la IA, mientras que la firma que ha liderado Gelsinger ha perdido 150.000 millones en capitalización y ha dejado de ser una de las diez más poderosas en el negocio de los chips.

Pat Gelsinger, consejero delegado de Intel
Gelsinger, de 63 años, volvió a su cuna profesional a principios del 2021, para cambiar el curso descendente. Había protagonizado una escapada de once años cuando volvió a coger las riendas en lo que fue el regreso del hijo pródigo y precoz, diríase que contra todo pronóstico. Fue un prodigio tecnológico desde su infancia y eso que se crío en un ambiente rural, en Robesonia, territorio de Pensilvania propio de los amish y los menonitas.
Cuando asistía a una escuela vocacional, un adolescente experto en computadoras llamado Pat Gelsinger fue entrevistado para un trabajo que definiría la trayectoria de toda su vida. Había doce candidatos para una posición de técnico de nivel básico con base en Silicon Valley. A él lo entrevistaron en último lugar, pero, en el momento en el que el gerente de ingeniería de una de las empresas más innovadoras le evaluó, se quedó impresionado por ese chico que procedía de una granja y que nunca antes había subido a un avión.
Decidió que ese era el candidato idóneo. “Inteligente, muy agresivo y un poco arrogante”, escribió el evaluador, según recordó el The Wall Street Journal . “Encajará a la perfección”, subrayó.
Desde su regreso como jefe de Intel, se han perdido 150.000 millones de dólares de capitalización bursátil
Su despido es la última señal de que la compañía, de 55 años de recorrido, ha caído en desgracia. Intel fue una de las pioneras en impulsar la denominación de Silicon Valley. Su nombre fue durante años uno de los más conocidos en el mundo tecnológico.
Pero la empresa ha tenido problemas en esta última etapa y ha claudicado y cedido terreno a sus rivales, no solo Nvidia, que han desnudado la obsolescencia de Intel.
Gelsinger entró en esta firma fabricante de chips en 1979 y rápidamente ascendió para ser el jefe tecnológico durante sus iniciales tres décadas.
Pero luego se marchó para liderar la empresa de software VMware, hasta que protagonizó su regresó al hogar hace casi cuatro años. Se comprometió a restaurar la cultura corporativa que había vivido en los buenos tiempos tras la pérdida de fuelle en el sector.

Pero esta cultura de Intel siempre había atado demasiado a la empresa a su lucrativa franquicia de chips para ordenadores, lo que dificultaba entrar en nuevos mercados.
Además, el estilo de Gelsinger y sus tácticas tampoco casaron bien con algunos de los ingenieros líderes en Intel, que, de forma privada, se quejaban de que el director ejecutivo había perdido el contacto con una industria en la que se habían producido numerosos cambios. Consideraban que ponía demasiado énfasis en construir nuevas factorías en lugar de invertir en productos de Intel.
Su salida precipitada le acarrea perder unos 140 millones de dólares en salario y bonus, que es lo que habría obtenido en caso de haber acabado su labor. Dispone, sin embargo, de un buen colchón. Este periplo, a partir del análisis de Fortune , le ha reportado unos 46 millones.