España, contra el “disparate” del plan de pesca en el Mediterráneo de la UE

El ministro de Agricultura y Pesca, Luis Planas, fue clarísimo al llegar a la sede del Consejo Europeo en Bruselas: la propuesta de la Comisión Europea de reducir en casi un 80% los días que los arrastreros pueden trabajar es “un disparate” e “inaceptable”.

Así se lo hará saber hoy a sus homólogos europeos, flanqueado por los ministros de Francia e Italia, con quienes ha hecho frente común para negociar unas nuevas condiciones durante la reunión de ministros del ramo que debe decidir las cuotas pesqueras del 2025. La intención de Madrid, París y Roma es trabajar de manera constructiva para buscar una solución de compromiso, pero, si no se logra, podrían llegar a bloquear el acuerdo sobre cuotas pesqueras en unas negociaciones que se prevén tensas y que, si todo va como está previsto, es muy posible que se alarguen hasta la madrugada.

El problema es la propuesta impulsada por el que hasta hace muy pocas semanas era el comisario de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, Virginijus Sinkevicius, que quiere limitar la pesca de arrastre a un tope de máximo 27 días al año. O, lo que es lo mismo, que de media en los tres países afectados –España, Francia e Italia– se vaya a reducir la actividad en un 66%, un porcentaje que asciende hasta el 79% en el caso de España. Hasta ahora, la media de días de trabajo era de 130 al año. El plan de Bruselas también representa una reducción del 30% de los límites de captura para la gamba roja, hasta solamente 551 toneladas al año.

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La propuesta de la Comisión Europea se enmarca dentro de un plan plurianual adoptado en el 2019, en vigor desde el 2020, que tenía el objetivo de lograr para el 2025 el llamado rendimiento máximo sostenible de varias especies para garantizar que su población no desaparezca. Hasta este 2024 había un periodo transitorio que ya ha supuesto una reducción del 40% de los días de pesca, pero Bruselas considera que los esfuerzos no son suficientes citando unas evidencias científicas que demuestran que algunas poblaciones de peces, como la merluza, están en una mala situación.

Las negociaciones se prevén largas y España, Francia e Italia harán frente común contra la propuesta

Esto ha provocado la preocupación del sector pesquero, que ayer se manifestó frente a la sede de la Comisión Europea en Madrid y hoy también se espera que proteste en Bruselas contra lo que considera una amenaza de muerte para los afectados: 556 barcos arrastreros, 3.000 empleos a bordo (un 10 % del total de la flota española) y 14.000 puestos de trabajo indirectos.

Afecta especialmente a Catalunya, con unos 200 barcos en activo que representan el 60% de las ventas de pescado en las lonjas catalanas en el 2023, según Ports de la Generalitat. Las barcas de pesca catalanas se quedaron amarradas ayer y tampoco saldrán hoy como protesta.

Los pescadores creen que estas medidas significarían la desaparición de los 556 barcos que componen la flota de arrastre de todo el litoral mediterráneo, porque a nadie le saldría a cuenta trabajar tan pocos días, y también afectarían al resto de las modalidades de pesca. “Desde el punto de vista económico es un disparate. No se ha tenido en cuenta el impacto económico”, consideró ayer el ministro Planas. “Supone no tener en cuenta los esfuerzos de nuestros pescadores estos últimos cinco años. Hemos reducido hasta un 40% los días de trabajo, y ahora el equilibrio entre la rentabilidad y la sostenibilidad está claramente en peligro”, advirtió desde Bruselas.

En esto, la unidad es total, desde el Gobierno, en las comunidades autónomas afectadas, en el sector y en los partidos políticos. Eurodiputados de todos los colores están haciendo presión en el Parlamento Europeo para frenar la propuesta. Este tipo de acuerdo no se aprueba por unanimidad, sino por mayoría cualificada, lo que significa que, si España, Francia e Italia logran convencer a algún otro país –algo que no resultaría difícil–, pueden bloquearlo. Estos tres países acuden con una propuesta conjunta, y fuentes diplomáticas confían en que se pueda alcanzar una solución satisfactoria porque es “difícil” imponer este plan cuando los tres países afectados están en contra.

De momento, la presidencia húngara del Consejo de la UE ha tomado nota y, durante la mañana de este martes, presentará su propuesta, tras la que comenzará la verdadera negociación. “Soy un español profundamente europeo y me preocupa que se hagan propuestas como esta, porque fomenta a aquellos que creen que en la UE está el problema y no la solución”, lamentó Planas.

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