Yoon Suk Yeol dice que luchará hasta el final para conservar la presidencia en Corea del Sur

Corea del Sur se encamina hacia el choque de trenes institucional. Yoon Suk Yeol ha difundido este jueves un nuevo mensaje televisado en el que promete “luchar hasta el final” para conservar la presidencia. Horas después, la policía llamaba a la puerta de su despacho por segundo día consecutivo con una orden de registro, después de haber sido rechazada ayer por el cordón de seguridad presidencial. Este ha sido advertido por la oposición -mayoritaria en la Asamblea- de que podría incurrir en el mismo delito de “insurrección” por el que la fiscalía investiga al todavía presidente.

Yoon Suk Yeol intentó implantar la ley marcial hace dos martes, sin que concurrieran las circunstancias excepcionales para ello, más allá de su afán de supervivencia política. El sábado pasado, horas antes de que se votara una moción de destitución, un Yoon desconocido pidió “perdón por las molestias”. Hoy, en cambio, ha vuelto a la carga con la agresividad de costumbre, contra “los enemigos del Estado” representados según él por una oposición “monstruosa” y “obstruccionista”. Ha repetido incluso lo que dijo aquel fatídico martes, cargando las tintas. A saber, que su golpe de mano obedecía a su interés en “defender la democracia liberal frente a la dictadura parlamentaria”. Esta vez ha ido incluso más lejos, al acusar a Corea del Norte de “hackear las elecciones”.

Estos días, el interrogatorio por parte de una comisión parlamentaria de los mandos civiles y militares que aquella noche empezaron a aplicar la ley marcial ha desvelado que se destinaron incluso más soldados a secuestrar las oficinas de la comisión electoral que a bloquear la Asamblea Nacional. Todo ello, siguiendo órdenes del presidente, con el objetivo de dar pábulo a las teorías de la conspiración ultras según las cuáles las últimas elecciones habrían sido amañadas. No en vano, uno de los pocos apoyos que le quedan, la extrema derecha evangélica coreana, dijo la semana pasada por boca de su líder que “Yoon por fin hace algo digno de Trump”. 

El cambio de tono de Yoon Suk Yeol no el ajeno a que el cerco legal se está cerrando a su alrededor. Tras por lo menos siete defecciones de diputados avergonzados de su propio Partido del Poder Popular (PPP), la oposición, con 192 escaños, araña los 200 votos necesarios para destituirlo en la votación del próximo sábado, al segundo intento. Hasta el joven líder del PPP, Hang Dong Hoon, dice ahora que votará en contra del presidente (aunque la lucha a muerte entre ambos no es de ahora) y llama a sus correligionarios a acudir al pleno del sábado a votar de acuerdo con su conciencia. El giro de 180 grados respecto a las instrucciones del pasado fin de semana se basaría en que Yoon ha dado pruebas de no tener ninguna intención de honrar el compromiso televisado de entonces, según el cual cedería funciones al partido. “No piensa dimitir”. 

Efectivamente, Yoon, antiguo Fiscal General del Estado, todavía no tira la toalla. Sabe que la destitución deberá ser ratificada por seis de los nueve magistrados del Tribunal Constitucional. Como actualmente hay tres vacantes, eso supondría una unanimidad que está lejos de estar garantizada. Para entonces, además, el inquilino de la Casa Blanca será Donald Trump. 

A diferencia de sus dos minutos de medias disculpas del sábado, que bastaron para exonerar a su esposa y -temporalmente a sí mismo- Yoon Suk Yeol ha castigado este jueves a los televidentes con media hora de delirio, en un lenguaje típicamente golpista. “Los grupos criminales que han paralizado los asuntos de estado y quebrado el imperio de la ley deben ver frenado a cualquier precio su acceso al gobierno”, ha aseverado, en relación a la mayoría parlamentaria salida de las elecciones legislativas de la primavera pasada, que ahora pone en tela de juicio, sin aportar prueba alguna. 

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