A los pies del nevado monte Hermón, medio centenar de milicianos de la Organización para la Liberación del Levante (HTS, por sus siglas en árabe) patrullan por el centro de Qatana, una población a unos 25 kilómetros de Damasco y el punto más cercano de la capital donde han llegado las tropas israelíes. Sin embargo, están tranquilos e interactúan con los vecinos, curiosos con la nueva autoridad y poco preocupados por los bombardeos que se escuchan de vez en cuando de fondo.
Israel ha aprovechado el vacío de poder generado por la caída del régimen de Bashar el Asad en manos de los rebeldes para fulminar de un plumazo la estructura militar de Siria. Desde la madrugada del 8 de diciembre, la aviación israelí ha lanzado el mayor ataque de su historia contra al menos 480 objetivos del extinto ejército sirio, lo que supone más del 80% de toda la infraestructura bélica del país.
Los objetivos incluían instalaciones de la Armada siria en el puerto de Al Bayda y el puerto de Latakia, aeródromos de la Fuerza Aérea Siria, docenas de sitios de producción de armas en Damasco, Homs, Tartus y Palmira, numerosas baterías antiaéreas, drones, aviones, tanques, misiles y demás.

Netanyahu justifica los ataques para evitar que los islamistas se hagan con el arsenal del ejército sirio
A ello se le suma el lanzamiento de una ofensiva sobre la zona de desmilitarización de los altos sirios del Golán ocupados por Israel desde 1967, establecida por la ONU para separar los ejércitos de ambos países, y desde 1974 patrullada por una fuerza de mantenimiento de paz (FNUOS). Sus tanques llegaron en las primeras horas a las proximidades de Qatana, aunque ahora tan solo mantienen cuatro brigadas que controlan “sitios estratégicos cerca de la frontera de Israel”.
El objetivo de esta maniobra, según declaró el primer ministro, Beniamin Netanyahu, es evitar que el grupo islamista que ahora gobierna Siria se haga con los arsenales de El Asad y los utilice para amenazar “a las comunidades israelíes en los altos del Golán con ataques similares al del 7 de octubre”.
Sin embargo, mantiene que el despliegue es una medida “temporal hasta que se pueda establecer una fuerza comprometida con el acuerdo de 1974 y se pueda garantizar la seguridad en nuestra frontera”, añadió el líder israelí.
Pero en Qatana todos evitan hablar de Israel. Por el momento, HTS tiene su propia agenda, que pasa por legitimarse ante el mundo alejándose del extremismo de otros grupos yihadistas como el Estado Islámico. Los rebeldes, apoyados por Turquía, hacen un esfuerzo por mantener su imagen limpia y han prometido respetar los derechos de las minorías sirias.
“Mejor destruidas que en manos de El Asad”, dice Mohamed, un rebelde de Qatana que desde hace unos días ocupa un puesto en el nuevo Ministerio de Exteriores del Gobierno de transición. “Aquí el dictador guardaba armas que utilizaba contra sus propios ciudadanos”, explica, mientras señala los restos de la base militar de la División 10 del ejército sirio, ahora convertida en ceniza y escombros.
Explica que cuando los rebeldes llegaron al lugar, vieron a “los soldados de la base huyendo” por la ladera de la montaña, dejando incluso sus uniformes atrás. “Teníamos órdenes estrictas de Abu el Yulani –el líder de la rebelión de HTS– de no disparar a quienes se rindieran”, explica.
El grupo armado, designado como organización terrorista por la ONU y EE.UU., no ha dado ningún paso oficial para enfrentarse a la ofensiva israelí. “Por supuesto que no estamos de acuerdo con los ataques”, dice Mohamed, “están destruyendo propiedad siria y violando nuestra integridad territorial”. Admite que, si las tropas no se marchan, “algo tendrán que hacer”, aunque él prefiere “la vía de la negociación.
Una opinión extendida entre las bases del grupo y reafirmada por El Yulani: “Ahora es el momento de disfrutar de la calma y la estabilidad”.
Los funcionarios israelíes se han deleitado con la caída de El Asad, un fiel aliado de Irán que permitió que su país fuera utilizado como ruta de reabastecimiento para Hizbulah en Líbano. Pero también temen lo que podría suceder con los islamistas radicales que gobiernan Siria, que limita con Israel en los altos del Golán ocupados.
El ministro de Asuntos Exteriores, Gideon Sa’ar, aseguró que “es importante ahora mismo tomar todas las medidas necesarias en el contexto de la seguridad de Israel”. “Con respecto a lo que sucederá en el futuro, no soy un profeta”, dijo.
Hallado un peregrino estadounidense
Travis Timmerman, un peregrino cristiano estadounidense que había entrado en Siria ilegalmente desde Líbano y que estaba encarcelado por el derrocado régimen de Bashar el Asad, fue hallado con vida a las afueras de Damasco. Timmerman explicó a varios medios internacionales que logró salir de la cárcel ayudado por un hombre y una mujer joven, y que luego caminó hacia el suroeste de la capital siria en dirección a Jordania. El preso liberado explicó que viajó a Siria en una peregrinación religiosa y aseguró que sus carceleros le trataron bien y que no fue golpeado, aunque podía oír los gritos de otros reclusos que eran torturados. También relató que cruzó a pie la frontera entre Líbano y Siria en mayo pasado y que había estado leyendo “mucho” las Escrituras antes de decidirse a emprender este viaje.