Masayoshi Son: el apostador visionario de SoftBank

Le han llamado Gambling Man , [el hombre de las apuestas ], del título de su biografía escrita por Lionel Barber. Será porque su padre coreano trabajaba en el sector de las máquinas de juego recreativas en Japón. Pero no solo. La cuestión es que a Masayoshi Son, fundador y máximo directivo de SoftBank que vivió su infancia en la pobreza y creció en una isla nipona, con la calle sin asfaltar y dónde daba de comer a los cerdos, le gusta el riesgo empresarial.

Masayoshi Son

Masayoshi Son

Gusi Bejer / Colaboradores

Muchas veces sus inversiones le han salido bien, como la en la china Alibaba, la plusvalía que logró en los albores de Yahoo! o la del procesador de semiconductores Arm. Otras veces, no tan bien. Como cuando decidió financiar Uber o We Work, empresas que no cumplieron las expectativas por varios motivos (“mi criterio de inversión fue malo”, dirá después). En algún caso, tuvo buenas intuiciones, como con Nvidia, de la que llegó a ser uno de los máximos accionistas y de la que barajó su compra total, antes de vender antes de tiempo (y del boom), en el 2019. Una vez se comparó con Jesucristo, al considerarse un incomprendido, para justificar el fracaso de sus inversiones.

En su carrera ha protagonizado tanto inversiones exitosas como fracasos estrepitosos

Si una cosa tiene este empresario es el olfato. Huele por dónde van los tiros antes que los demás. Ocurrió cuando en su juventud entendió que el silicio de los chips sería el futuro y que el software sería un negocio muy rentable. Lo ha vuelto a demostrar ahora, cuando acaba de anunciar una macro inversión de 100.000 millones de dólares en el sector de la Inteligencia Artificial en Estados Unidos y la creación de 100.000 puestos de trabajo. Lo hizo en presencia de Donald Trump. Porque sabe que en el mundo postglobalización con rebrotes proteccionistas no sólo hay que saber en qué invertir, sino dónde.

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Masayoshi Son, junto a Donald Trump, anunciando su inversión en IA en EE.UU. )

AP

A sus 67 años y con un patrimonio personal de 25.000 millones de dólares (llegó a ser el hombre más rico del mundo durante tres días superando a su amigo Bill Gates), como un oráculo, Masayoshi Son continúa haciendo previsiones sobre el futuro.

Dice que suele pensar con un horizonte temporal de 20 o 30 años. Considera que la IA será la mayor revolución de la historia de la humanidad, que pronto el cáncer desparecerá gracias a los avances tecnológicos, que vamos hacia la unión entre humanos y máquinas y que la creación de puestos de trabajo será infinita…

Ambicioso, seguro de sí mismo, su biografía narra que estudió Economía en la Universidad de California, Berkeley, donde hizo su primer millón de dólares importando videojuegos. También inventó un traductor de bolsillo que vendió por un millón de dólares al fabricante japonés de productos electrónicos Sharp. En 1981, regresó a Japón y fundó SoftBank para luego crear el Vision Fund, el mayor fondo de capital de riesgo tecnológico del mundo. Aparte de haber invertido en centenares de startups, hoy tiene participaciones que van desde Deutsche Telekom hasta Microsoft.

Ha hecho carrera asumiendo riesgos, impulsando la adopción de servicios de banda ancha cuando Internet era todavía relativamente nuevo en Japón. No fue siempre un camino de rosas. Estuvo a punto de morir de hepatitis B. Perdió gran parte de su riqueza durante la burbuja de las puntocom en 2000.

Pero supo reponerse. Su adquisición por 20.000 millones de dólares de la operadora de telefonía móvil estadounidense Sprint Nextel en 2012 fue la mayor adquisición extranjera de Japón en ese momento.

Se define como determinado, apasionado, optimista. Actúa con plena intención, más allá del resultado inmediato. A sus habilidades empresariales, Masayoshi Son le añade el don del oportunismo. Y es también en esta óptica que hay que entender su última inversión en la américa trumpista. “Cuando negocias un acuerdo, claramente sabes mucho de la otra persona”, suele repetir. Masayoshi Son sabe que ahora hay que apostar por Trump.

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