

Aún no ha tomado posesión de la Casa Blanca y ya ha invitado a Canadá a formar parte de Estados Unidos, ha sugerido una intervención militar en México para combatir al narco, le ha dicho a Dinamarca que quiere comprarle Groenlandia, ha exigido el control absoluto del canal de Panamá y ha amenazado con la imposición de sangrantes aranceles a la Unión Europea si no compra más petróleo y gas natural licuado en el mercado estadounidense. En paralelo, su lugarteniente Elon Musk se inmiscuye en la política alemana para dar apoyo a la formación de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), organización con resonancias neonazis que ni siquiera ha encontrado albergue en la plataforma trumpiana Patriotas por Europa. Esto es lo que viene.
Trump no desvaría, aplica el método brutalista a las pulsiones vitales de la oligarquía de Estados Unidos. Desprecio a los liberales, a los laboristas, a los socialdemócratas, a los democristianos de antigua estampa: vieja política europea. Ganas de atar corto a México. Desconfianza crónica ante la Unión Europea. Deseos de ampliar el mercado de los hidrocarburos obtenidos mediante técnicas de ruptura del subsuelo (fracking ). Creciente alejamiento ideológico y psicológico de los valores democráticos de 1945. Lucha descarnada con China por los desarrollos tecnológicos y el aprovisionamiento de minerales estratégicos, de ahí el interés por Groenlandia. Prioridad absoluta al control de las principales vías comerciales: canal de Panamá, canal de Suez, mar Rojo y estrecho de Malaca.
Un bloque formado por Alemania, Francia, Polonia e Italia podría dejar descolgada a España en la UE
Trump esculpe bloques de hormigón con mangueras de aire comprimido, mofándose del viejo cincel de los demócratas, pero no dice nada que esté en contradicción con los intereses más profundos de las élites económicas que han apostado por él, o que han cambiado de caballo cuando le han visto ganador. Trump es un lenguaje, una manera de hablar, ahora amplificada por la red X, con franquicias repartidas por todo el mundo. Eso es lo que vuelve. Eso es lo que puede desbaratar la política exterior española, ámbito que Pedro Sánchez parecía tener bien controlado desde la magna cumbre de la OTAN en Madrid en junio del 2022.
En menos de quince días, Trump ha enfocado con una potente linterna el rostro del primer ministro canadiense, Justin Trudeau , personaje simpático en horas bajas; de la recién estrenada presidenta de México, Claudia Sheinbaum , de clara filiación izquierdista; del aturdido presidente de Panamá, José Raúl Mulino , exponente de los intereses empresariales locales en el canal, y de la primera ministra danesa, Mette Frederiksen , la más resistente de los líderes socialdemócratas escandinavos. La linterna aún no ha enfocado a Sánchez, el único primer ministro europeo que encabeza un gobierno de coalición integrado exclusivamente por fuerzas de izquierda.
Lo de Musk en Alemania pertenece a otra categoría histórica. Es un regreso a los años treinta, cuando algunos exponentes de la élite estadounidense simpatizaban con los nazis. El sudafricano Musk acaba de romper uno de los mandamientos de 1945: protegerás la democracia en Alemania por encima de todas las cosas. Regresa el brutalismo y se entierran los fundamentos del plan Marshall. Vuelve con toda su crudeza el todos contra todos. El diario El Mundo , periódico de propiedad italiana publicado en Madrid, acaba de proclamar a Musk el Julio César de nuestra época. Eso es lo que viene y pilla a Alberto Núñez Feijóo y a Carles Puigdemont haciendo manitas en la última fila del cine Capitol, y a Sánchez, revisando las fortificaciones de la Moncloa. El mundo va a cambiar de base, y la política española vuelve a tener un fuerte sabor doméstico, como en otros momentos críticos de la historia.
Marruecos pedirá la total anexión del Sáhara, con probable apoyo de Washington
Estados Unidos no tiene en estos momentos ningún contencioso serio con España. Apunten este nombre: USS Oscar Austin . Es el nombre del quinto destructor de la Marina de Estados Unidos en la base naval de Rota (Cádiz), llegado el pasado mes de octubre en virtud del acuerdo entre los dos países para la ampliación de citada base, desde la que opera el escudo antimisiles de la OTAN en el Mediterráneo. Washington pidió esa ampliación y el Gobierno de España la concedió en el 2022, sin debate parlamentario, debate que nadie pidió con insistencia. En paralelo, el Gobierno español ajustó su posición sobre el Sáhara Occidental a la flexibilidad doctrinal de la Administración Biden: región autónoma marroquí bajo supervisión de la ONU.
La última vez que Trump se pronunció sobre este asunto, en diciembre del 2020, al finalizar su primer mandato, dijo: plena soberanía marroquí al margen de la ONU. Rabat va a tirar de esa cuerda. Con toda seguridad pedirá al nuevo gobierno de Estados Unidos la apertura de un consulado en territorio saharaui, el consulado que Biden no ha querido abrir durante su cuatrienio. Pronto puede haber mar rizada en el estrecho de Gibraltar. Marruecos puede pedir más a España con posible cobertura estadounidense. Una carpeta que parecía controlada puede alborotarse. El presidente francés, Emmanuel Macron, se reconcilió con el rey Mohamed VI poco antes de las elecciones presidenciales norteamericanas. Las relaciones con Argelia se mantienen semicongeladas. Y habrá que prestar atención a Libia, por motivos que veremos más adelante. En el nuevo marco, España no puede esperar ningún favor de Israel, más bien todo lo contrario.
La colisión con la nueva administración Trump también puede venir por Latinoamérica. Primera estación: Venezuela. En enero toma posesión Trump y en enero se reanudará la batalla legitimista en Venezuela. Felipe González ya se ha ofrecido para acompañar al candidato opositor Edmundo González Urrutia a Caracas para reclamar la presidencia. Venezuela, capital Madrid.
Marco Rubio moverá piezas en Latinoamérica: el drama de Venezuela, Brasil en guardia
Después del fracaso de la última Cumbre Iberoamericana en Cuenca (Ecuador), que concluyó el pasado mes de noviembre sin declaración oficial y sin una nutrida presencia de jefes de gobierno, España debe replantearse su política en la región. Esa reconfiguración solo puede hacerse hoy con el apoyo de Brasil. Trump ya ha movido ficha anunciando el nombramiento del senador republicano Marco Rubio , de ascendencia cubana, como nuevo secretario de Estado. Rubio, que ha mantenido en el pasado una estrecha amistad con José María Aznar , prestará mucha atención a Latinoamérica.
Pero el pilar fundamental de la política exterior española sigue siendo la Unión Europea, en la que Sánchez se ha movido bien hasta ahora, para mayor disgusto del jefe de la oposición, al que la política exterior no le entusiasma. Feijóo es más de Soria que de Siria y le disgusta profundamente el buen trato que Ursula von der Leyen ha dispensado al presidente socialista español. Recordemos que a finales del pasado mes de noviembre, el Partido Popular español votó en contra de la composición de la nueva Comisión Europea para subrayar su oposición a Teresa Ribera .
Las elecciones de febrero en Alemania serán fundamentales para el rumbo de la UE en las nuevas coordenadas internacionales. Es previsible que el nuevo canciller sea el conservador Friedrich Merz , líder de la CDU, al que todos los observadores ubican a la derecha de Angela Merkel . No es descartable en Alemania un gobierno de coalición de la CDU-CSU con los socialdemócratas, en posición subordinada.
Las elecciones en Alemania serán fundamentales para el rumbo de la UE en las nuevas coordenadas internacionales
El riesgo para Sánchez en el 2025 es quedar descolgado de una reactivación del denominado Triángulo de Weimar (Francia, Alemania y Polonia), que deberá tener muy en cuenta a Italia, en la medida que Giorgia Meloni intentará ejercer de mediadora con Trump y Musk. Pompeya y Julio César.
Italia será centro de atención por otro motivo. Rusia está dando señales de querer trasladar a Bengasi, capital oriental de Libia, los efectivos hasta ahora concentrados en la base naval siria de Tartús. La región de Bengasi, la Cirenaica, se halla controlada por el general Jalifa Haftar con apoyo de Moscú. Libia, posible cabeza de puente del operativo militar ruso en África. Bengasi se halla a 980 kilómetros de la isla de Sicilia y a 2.400 kilómetros de la base naval de Rota.
A Sánchez se le puede desmadejar la política exterior en el 2025, y la derecha española deberá decidir cuál es su vía de interlocución con el nuevo poder norteamericano. Santiago Abascal posee acciones Trump, en tanto que presidente de la plataforma Patriotas por Europa. Aznar fue amigo de Marco Rubio. Y Nuñez Feijóo, ha dejado su cuaderno de navegación exterior en manos de Esteban González Pons y de Manfred Weber , presidente del Partido Popular Europeo, del que fuentes conocedoras de la política alemana destacan que no mantiene una excelente relación con el probable canciller Friedrich Merz.