

Francesc Antich Oliver (Caracas, 1958), el hombre corriente que presidió Baleares en dos ocasiones, ha muerto este jueves 2 de enero como consecuencia de un cáncer que se le detectó hace dos años. Antich, un hombre sencillo, fue el líder de Baleares que permitió una profunda transformación de la sociedad con medidas pioneras que cambiaron la política en las islas y que después se trasladaron a otros puntos del Estado. Tranquilo, humilde, de trato exquisito, Antich fue alcalde, presidente, diputado y senador y acabó su carrera como presidente de la Autoridad Portuaria de Baleares. Siempre fiel al PSOE, el partido del que fue secretario general en las Islas.
Es el mentor político de la presidenta del Congreso, Francina Armengol, con quien formó un tándem en sus años en activo en la política balear. Alineado en la corriente autonomista del socialismo balear, Antich llegó a la Presidencia de la comunidad tras una serie de circunstancias aparentemente azarosas. Ganó las primarias socialistas frente a la corriente oficial del partido, más centralista que autonomista, y se convirtió en presidente balear en 1999 gracias a la firma de un complicado pacto de gobierno que aglutinó a siete partidos de ideología tan variada como Unió Mallorquina, ERC o Izquierda Unida. Aquel Pacte de Progrés fue el origen de acuerdos similares que se repitieron después en otras territorios, como el que aupó a Pasqual Maragall a la Generalitat.
Fue el padre de la primera ecotasa, lo que provocó la revuelta del poder económico
Ese primer mandato de Antich, favorecido por la descomposición del PP tras la caída del cañellismo, fue el laboratorio de medidas pioneras entre las que destaca la aprobación de la primera ecotasa, pero también leyes como la de paridad, la primera que se aprobó en el Estado que obligaba a la presentación de candidaturas cremallera a las elecciones autonómicas. De aquel primer gobierno también destacan importantes medidas de protección del territorio y de espacios naturales emblemáticos de Baleares.
El poder económico y empresarial de las islas se revolvió contra aquel primer impuesto turístico y contra las medidas de contención urbanística que, supuestamente, supondría la ruina del sector y de Baleares en su conjunto. Su antagonista político, Jaume Matas, a quien venció en las elecciones de 1999, fue elegido un año después ministro de Medio Ambiente en el Gobierno de José María Aznar, de forma que a la tensión provocada por los sectores empresariales se sumó una dura oposición ejercida desde el Gobierno central.
Pese a ser rivales políticos, pactó con Jaume Matas la reforma del Estatut balear
Aquel primer experimento de Govern de pacto no superó ni las contradicciones internas ni la oposición extrema ejercida por actores externos y la izquierda balear cayó en las elecciones de 2003 ante un Jaume Matas que volvió a las Islas con una mayoría absoluta incontestable. Tras perder, Antich se presentó a las elecciones generales y fue elegido diputado en el Congreso.
En esa legislatura, la de 2003-2007, a pesar de la enorme rivalidad política con Matas, PP y PSOE balear lograron cerrar un histórico acuerdo para la reforma del Estatut d’Autonomia inspirada en la que se hizo en Catalunya. Aquel acuerdo blindó la ley y, pese a las similitudes con el texto catalán, se salvó del recurso al Constitucional.
Formó parte de la gestora que dirigió el PSOE tras la caída de Pedro Sánchez
La sorpresa política saltó en el año 2007, cuando Matas perdió la mayoría absoluta y Antich articuló un nuevo gobierno de coalición en el que entró también la Unió Mallorquina de Maria Antònia Munar. Toda la legislatura estuvo condicionada por la crisis económica provocada por el crack inmobiliario, pero en Baleares se añadió otro factor que condicionó su mandato. Los repetidos casos de corrupción política de dirigentes de UM, con detenciones casi a diario de miembros de la formación, provocaron la ruptura del Govern y la expulsión de los miembros de esa formación política.
Tras la derrota electoral y la aplastante victoria de José Ramón Bauzá, Antich fue elegido senador autonómico en el año 2011. En esta segunda etapa en la política nacional, el presidente balear jugó un papel sustancial en la crisis política que vivió el PSOE tras la precipitada salida de Pedro Sánchez de la Secretaría General en el aquel Comité Político del que fue descabalgado del poder. Antich entró a formar parte de la gestora que dirigió el partido hasta el nuevo congreso en el que reeligió de nuevo a Sánchez, si bien su nombre apenas se conoció porque hizo gala de unas de sus características esenciales: la humildad del hombre corriente.