Hay una carrera espacial en curso entre Jeff Bezos y Elon Musk, las dos personas más ricas del mundo.
Musk lleva ventaja con los cohetes de SpaceX, con la red de satélites Starlink y con una posición privilegiada en la administración Trump que le permitirá ser juez y parte en el sector espacial.
Pero Bezos, fundador de Amazon, ya tiene a punto para el lanzamiento el primer cohete New Glenn de su compañía Blue Origin, que aspira a competir con los cohetes de SpaceX; y tiene previsto empezar a desplegar este año la red de satélites Kuiper, que tendrá más de 3.000 aparatos en órbita y ofrecerá acceso a internet por satélite como alternativa a Starlink.
El lanzamiento del New Glenn está programado para el viernes 10 de enero a las siete de la mañana (hora peninsular española) desde el Centro Espacial Kennedy en Florida. Si no puede despegar a la hora prevista por causas técnicas o meteorológicas, la ventana de lanzamiento se extiende hasta las 10h, y dispone de opciones adicionales para despegar el sábado y el domingo.

El cohete New Glenn, durante el transporte a la torre de lanzamiento
El cohete mide 98 metros de altura y tiene capacidad para situar cargas de hasta 45 toneladas en órbita terrestre baja. Es más potente que el Falcon 9 de SpaceX, de 70 metros y capaz de situar 23 toneladas en órbita, que ha dominado el mercado de lanzamiento de satélites en los últimos siete años. Y similar al Falcon Heavy, el cohete más potente que ofrece actualmente SpaceX, que puede enviar hasta 50 toneladas al espacio en los lanzamientos en que se recuperan sus componentes.
Las prestaciones del New Glenn, aun así, quedan por debajo de las del Starship de SpaceX, un titán de 121 metros de altura capaz de situar 150 toneladas en órbita, que se ha lanzó por primera vez en abril de 2023 y aún no ha entrado en servicio comercial.
El nombre del cohete es un homenaje a John Glenn, que en 1962 se convirtió en el primer astronauta americano en orbitar alrededor de la Tierra y que regresó al espacio en 1998, cuando tenía 77 años, en una misión en la que también participó el español Pedro Duque.
El New Glenn de Blue Origin es más potente que el Falcon 9 de SpaceX, que domina el mercado de lanzamiento de satélites desde 2018
Al igual que los cohetes de SpaceX, el New Glenn de Blue Origin se ha diseñado para que su primera etapa (la mitad inferior del cohete, que lo propulsa en los primeros minutos de vuelo) regrese a la Tierra y se pueda utilizar por lo menos 25 veces. La reutilización de componentes del cohete es la estrategia que ha permitido a SpaceX abaratar los lanzamientos y que está siendo adoptada por otros fabricantes.
Esta primera etapa intentará aterrizar en un barco estacionado en el océano Atlántico unos 100 kilómetros al sur del Centro Espacial Kennedy. Si lo consigue, será un éxito sin precedentes, ya que nunca antes se han recuperado componentes de un cohete para reutilizarlos en un primer lanzamiento.

Test de encendido de los siete motores de la primera etapa del New Glenn, el pasado 27 de diciembre
La segunda etapa del New Glenn (la mitad superior del cohete, que lo propulsa cuando la primera etapa ha agotado su combustible) no es reutilizable por ahora, aunque Blue Origin prevé que lo sea en el futuro. En este vuelo inaugural, debe situar en órbita un instrumento de la propia compañía Blue Origin llamado Blue Ring. Se trata de un satélite de satélites, es decir, un instrumento diseñado para transportar y abastecer otros satélites.
La misión de mañana tiene una duración prevista de seis horas. Si se completa con éxito, Blue Origin se sumará al reducido número de empresas capaces de situar cargas en órbita (un club en el que también espera ingresar en 2026 la española PLD Space con el cohete Miura 5, actualmente en desarrollo).
La empresa de Bezos ya tiene contratos de la NASA, de Amazon y de empresas de satélites para próximos lanzamientos del New Glenn
“SpaceX ha sido en los últimos años casi el único actor [en lanzamientos comerciales y militares en EE.UU.]; si yo fuera aún directivo de la NASA, estaría encantado de tener por fin competencia para el Falcon 9”, ha declarado a AFP Scott Hubard, actualmente en la Universidad de Stanford.
Para la empresa de Jeff Bezos ha sido un largo camino. El fundador de Amazon creó Blue Origin en el año 2000, dos años antes de que Elon Musk fundara SpaceX. Pero, pese a empezar antes, ha tardado más en tener cohetes a punto.

El cohete New Shepard de Blue Origin, que se utiliza para vuelos suborbitales, en su primer lanzamiento con tripulantes en 2021
SpaceX se estrenó con el Falcon 1, un cohete pequeño que le sirvió para aprender cometiendo errores. Después de tres lanzamientos iniciales fallidos, consiguió situar un satélite en órbita en 2008. Tras un quinto lanzamiento también exitoso, SpaceX abandonó el Falcon 1 y desarrolló el Falcon 9, más potente y fiable, que se lanzó por primera vez en 2010.
Blue Origin adoptó una estrategia más conservadora, priorizando la fiabilidad sobre la rapidez del desarrollo, y ha tardado 25 años en poder llegar a la órbita terrestre.

En este periodo ha desarrollado el cohete New Shepard, diseñado para vuelos tripulados suborbitales, con el que 47 personas han viajado desde 2021 a la frontera del espacio. Entre ellas, el propio Jeff Bezos, que ha volado dos veces a bordo de un New Shepard, a diferencia de Elon Musk, que se ha abstenido de embarcarse en las naves tripuladas de SpaceX.
Blue Origin reutilizará componentes del cohete como SpaceX para abaratar costes
De cara al futuro, el New Glenn ya ha conseguido contratos de la NASA para lanzar las dos sondas de la misión Escapade a Marte la próxima primavera; de Amazon para lanzar una parte de los 3.000 satélites de la futura red Kuiper de acceso a internet; del gobierno de EE.UU. para misiones de seguridad nacional; y de compañías de satélites como -entre otras- la francesa Eutelsat o la canadiense Telesat.
Jeff Bezos, además, tiene planes para que Blue Origin construya la estación Orbital Reef para turismo espacial y actividades comerciales en órbita. Espera que la red Kuiper -que pertenece a Amazon, no a Blue Origin- sea una alternativa a la red Starlink de SpaceX. Y ha conseguido un contrato de la NASA para suministrar una de las naves que llevarán a los astronautas del programa Artemis a la superficie lunar.
El acercamiento de Bezos y Musk a Trump
Tanto Elon Musk como Jeff Bezos, ambos críticos con Donald Trump durante su primer mandato, han acercado posiciones con el presidente reelegido. Musk, que puso la red social X al servicio de la campaña electoral de Trump y le aportó por lo menos 75 millones de dólares, dirigirá el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental de EE.UU. Ha situado a su socio Jared Isaacman -que ha financiado el programa Polaris de vuelos tripulados de SpaceX- como nuevo director de la NASA, un cargo desde el que podrá influir en los contratos de la agencia con las empresas del sector.
Jeff Bezos, por su parte, visitó el 18 de diciembre a Trump en su residencia de Mar-a-Lago, en Florida. Compartieron una cena en la que también participó Elon Musk, informó The Washington Post. Según informa AFP, Amazon ha comunicado su intención de donar un millón de dólares al comité de investidura del presidente electo.
“Una de las grandes diferencias con el primer mandato [es que] en el primer mandato todo el mundo luchaba contra mí”, ha declarado Trump. “En este mandato, todo el mundo quiere ser mi amigo”.