
De inicio Pedro Sánchez la descartó y todo indica que no tiene intención de moverse, aunque en política siempre hay margen de maniobra y giros de guion. Las presiones de Junts para que se discuta la cuestión de confianza al presidente podría quedar en agua de borrajas si no hay movimiento de última hora por parte del PSOE –Sumar también se inclina por el no– por mucho que los posconvergentes quieran demostrar al Gobierno que con sus siete diputados tiene la legislatura en su mano y puede decidir cuándo hacerla caer.

Puigdemont y Sánchez en Parlamento Europeo, en Estrasburgo, en diciembre de 2023
Puigdemont y Sánchez van sumando órdagos a ver quién puede más. De ahí que los socialistas avisaran ayer de que solo cumplirán, aunque lo hagan arrastrando los pies, con aquello que se firmó en los pactos de investidura y en posteriores acuerdos, pero no van a ir un paso más allá. Y la cuestión de confianza con la que Carles Puigdemont quiere mantener contra las cuerdas al presidente Sánchez en los próximos meses no figura en ninguno de los documentos firmados, aunque en Junts insistan que una vez la proposición no de ley supere el trámite, la iniciativa acabaría decayendo porque no la harían efectiva. La desconfianza entre PSOE y Junts viaja de Madrid a Waterloo y tiene billete de vuelta, pese a que una vez al mes los dos partidos se reúnan en Suiza ante la presencia de un mediador internacional.
El nuevo mantra a repetir si el diálogo se rompe será que sin presupuestos no pasa nada
Sánchez tiene ante sí un tablero político endiablado que hace difícil sacar adelante cualquier propuesta y los Presupuestos Generales del Estado serán la primera víctima. Y si antes eran imprescindibles para garantizar la viabilidad del Gobierno, ahora en Madrid ya se habla de dejar de lado las cuentas y empezar a centrarse en otras iniciativas y urgencias ante la esterilidad de unas negociaciones que no avanzan sobre todo con Junts. El nuevo mantra a repetir si el diálogo se rompe será que sin presupuestos no pasa nada.
El mismo relato que se empieza a instalar en Catalunya ante la negativa de Oriol Junqueras de sentarse a hablar de los presupuestos, pese a los movimientos del PSC de estas últimas semanas en el que ha trasladado al Gobierno la petición para el traspaso de la R1 de Rodalies y hoy se pondrá fecha a la comisión bilateral.
Los presupuestos no son imprescindibles para gobernar, pero tiene consecuencias políticas en los servicios que se pueden dar. Por lo pronto, Catalunya puede ver reducidas las inversiones en vivienda y tener que limitar la ley de barrios antes de que esta eche a andar.