No forman parte de la primera hornada de decretos firmados el lunes por Donald Trump, pero los aranceles se presentan como uno de los pilares del Make America Great Again . Por lo pronto, el nuevo presidente de Estados Unidos ya ha ordenado a las agencias federales que investiguen prácticas comerciales desleales desde otros países y ha tocado los tambores de la guerra comercial. “Impondremos aranceles e impuestos a los países extranjeros para enriquecer a nuestros ciudadanos”, dijo en el discurso de su toma de posesión.
El nuevo planteamiento comercial amenaza, como poco, con acelerar lo que los expertos llaman la slowbalization . El repliegue tiene como objetivo contener el fuerte déficit comercial de Estados Unidos con países como China e incentivar la producción nacional, lo que podría trastocar la actividad de muchas empresas en todo el mundo.
El giro económico podría favorecer el turismo, la relación con China y la retención de talento en España
Un informe de Schroders simula un escenario agresivo con aranceles del 60% sobre los productos chinos y del resto del mundo que “inclinarían a la mayoría de las economías del planeta hacia la recesión”. Es una de las hipótesis más pesimistas para una política que, de aplicarse de forma agresiva, también provocaría estanflación en Estados Unidos, esto es, subidas de precios y estancamiento económico, vaticina el informe.
Los expertos esperan que las medidas arancelarias tarden en materializarse y creen que se usarán de manera oportunista. “Cualquier arancel propuesto será probablemente más una táctica de negociación que unos aranceles generalizados”, afirma Eoin Walsh, gestor de TwentyFour AM. Algunas voces como la de Judith Arnal, investigadora principal del Real Instituto Elcano, avisan de que Trump podría usar por ejemplo el arma arancelaria contra España como represalia en caso de que el país no eleve con fuerza su gasto en Defensa.

Un informe de BBVA Research concluye que el impacto de un posible aumento de aranceles sobre las empresas exportadoras españolas “se prevé limitado”, aunque el efecto va por barrios. Los bienes de equipo y la alimentación, con el vino y el aceite en posición destacada, sí se verían afectados. Y Valencia, Madrid, País Vasco y Catalunya serían, por este orden, las regiones más expuestas.
Como consuelo parcial, las empresas exportadoras españolas están más a salvo que las de otros países de Europa. Si venden en Estados Unidos lo equivalente a 19.000 millones de euros al año, esta cifra se quintuplica y alcanza los 100.000 millones en el caso de Alemania, que sería la economía más afectada. Aun así, se da por hecho algún efecto colateral, ya que muchas empresas españolas venden bienes a Alemania para su posterior exportación a Estados Unidos.
Un dólar más fuerte tendrá efectos sobre la economía mundial
Hay un elemento citado por BBVA Research que, en cambio, podría beneficiar a las empresas españolas. Un dólar fuerte haría de la zona euro una región barata para los estadounidenses, lo que elevaría la inversión directa de sus inversores en España y aumentaría la llegada de turistas.

Frederic Mertens, director del departamento jurídico de la Universidad Europea de Valencia, aprecia otros dos efectos beneficiosos para las empresas españolas. Por un lado, “les dará la oportunidad para buscar otras vías e intentar hacer negocios con China y otros países”. Por otro, “las políticas migratorias de Trump pueden frenar la llegada de talento al país y hacer que una parte se quede en Europa, lo que puede impulsar la innovación empresarial”.