
Con la voz ronca y entrecortada por su disfonía espasmódica, y entre interrupciones de manifestantes en el interior Senado, el elegido por Donald Trump para liderar el departamento de Salud de Estados Unidos, Robert Kennedy Jr., se ha enfrentado esta mañana a una tensa audiencia de confirmación. Con sus agresivas preguntas, los senadores demócratas le han recordado sus polémicos comentarios sobre las vacunas, sus cambios de opinión en el pasado, su inclinación por promover teorías de dudosa o nula evidencia científica y su falta de experiencia y conocimiento sobre las agencias que aspira a liderar.
“Estamos aquí para saber si se puede confiar a Robert F. Kennedy la salud y el bienestar del pueblo estadounidense”, ha señalado el senador demócrata Ron Wyden, añadiendo que el nominado “ha abrazado teorías conspirativas, de charlatanes y curanderos, especialmente en lo que respecta a la seguridad y eficacia de las vacunas”, lo que “le ha reportado beneficios y le ha situado al borde de un inmenso poder”.
Robert Kennedy, nominado a secretario de Salud
“Creo que las vacunas desempeñan un papel fundamental en la atención sanitaria”
Kennedy, abogado ambientalista de profesión, es uno de los principales activistas antivacunas del país y ganó prominencia durante la pandemia de coronavirus, cuando su organización, Children’s Health Defense, capitalizó la difusión de desinformación y recibió 23,5 millones de dólares en contribuciones privadas. Ha vinculado con frecuencia el autismo infantil con las vacunas, pese a la fuerte evidencia científica que rechaza la relación y ha asegurado que los efectos secundarios de vacunas como la de la polio exceden a los beneficios.
Sin embargo, ha negado la mayor durante toda la audiencia, definiéndose como “favorable a las vacunas” pero “contrario a los mandatos obligatorios” y asegurando que sus comentarios –inequívocos en decenas de podcasts y artículos– han sido sacados de contexto. “Los medios de comunicación han afirmado que estoy en contra de las vacunas o de la industria. Pues bien, no estoy en contra de nada; estoy a favor de la seguridad”, ha dicho. “Trabajé durante años para concienciar sobre el mercurio y las sustancias químicas tóxicas en el pescado, pero eso no me convirtió en alguien que esté en contra del pescado”, ha añadido: “Creo que las vacunas desempeñan un papel fundamental en la atención sanitaria”.
El nominado ha tratado de eludir las evidentes contradicciones con sus comentarios pasados y se ha centrado en la necesidad de combatir las enfermedades crónicas, un asunto en el que puede encontrar apoyo entre demócratas y republicanos, que deberán decidir en los próximos días si confirmarlo como secretario de Salud. Ha señalado que EE.UU. “tiene peor sanidad que cualquier otro país desarrollado, aunque gastamos al menos el doble” y ha intentado enfocarse en la necesidad de mejorar la alimentación y combatir las enfermedades asociadas al consumo de ultraprocesados, algo con lo que la mayoría de senadores coinciden.
Pero, una y otra vez, los legisladores le han recordado sus controvertidas opiniones: “¿Dijo usted que el COVID-19 era un arma biológica genéticamente diseñada que afecta a personas negras y blancas, pero que no afecta a los judíos asquenazíes y a los chinos?”, le ha preguntado el senador Michael Bennett, destacando un comentario que hizo en un podcast en el 2023. “¿Dijo que la enfermedad de Lyme es con alta probabilidad un arma biológica militarmente diseñada?”; “¿Dijo que la exposición a pesticidas provoca que los niños se vuelvan transgénero?”; “¿Escribió en su libro que es innegable que el Sida africano es una enfermedad completamente diferente al Sida occidental?”
Acorralado, Kennedy ha respondido negativamente a todas estas preguntas, insistiendo en que sus palabras han sido manipuladas o que simplemente citaba estudios cuando las pronunció, a pesar de que la hemeroteca no deja lugar a dudas. “Sr. Kennedy, esto es importante. No importa que venga aquí y diga que no es cierto. Eso no refleja lo que realmente cree, lo que ha estado repitiendo durante décadas”, le ha insistido Bennet, insatisfecho por sus respuestas. “A diferencia de otros cargos que estamos confirmando en este lugar, este es cuestión de vida o muerte”, ha añadido, “es demasiado importante para los juegos a los que está jugando”.
Si es confirmado, Kennedy tendrá una gran autoridad sobre los programas federales de cobertura sanitaria, que constituyen una cuarta parte del presupuesto federal y dan asistencia a más de 160 millones de estadounidenses: el Medicare (para mayores de 65 años), el Medicaid (para personas de bajos ingresos), la Ley de Asistencia Asequible (Obamacare) y el programa de seguro médico para niños. También tendrá autoridad sobre los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades y la Administración de Alimentos y Medicamentos.
Sin embargo, durante la audiencia no ha sabido responder a preguntas básicas sobre las funciones de estos programas y agencias. Por ejemplo, sobre el Medicaid, ha dicho que “las primas son demasiado altas, los deducibles son demasiado altos y está provocando que todo el mundo enferme”, a pesar de que este programa federal no tiene primas ni deducibles.
Los senadores también han destacado las contradicciones de Kennedy con el aborto. Después de años definiéndose como favorable al derecho de las mujeres de interrumpir su embarazo, decidió “vender” esos valores para unirse a la Administración Trump, le ha recordado la senadora Maggie Hassan: “Estoy confundida. Usted ha declarado claramente en el pasado que la autonomía corporal es uno de sus valores fundamentales. La pregunta es, ¿defiende usted ese valor o no? ¿Cuándo fue que decidió vender los valores que ha tenido toda su vida para que el presidente Trump le diera poder?”.
Él ha respondido repetidamente que está de acuerdo con el presidente con que “cualquier aborto es una tragedia” y que debería ser decisión de los estados, como lo es actualmente después de la decisión del Tribunal Supremo de eliminar en el 2022 las protecciones federales al aborto.
La prima de Kennedy envió una carta a los senadores acusándole de ser un “depredador”
El escrutinio sobre Kennedy va más allá del Senado. Ayer, en vísperas de su audiencia de confirmación, su prima Caroline Kennedy, la única hija viva del presidente John F. Kennedy, envió una carta a los senadores pidiendo que lo rechacen y calificándolo de “depredador” y “no apto” para el cargo por sus opiniones y su falta de experiencia. “Carece de toda experiencia relevante en gestión financiera, gubernamental o en medicina. Sus opiniones sobre las vacunas son peligrosas y deliberadamente desinformadas. Estos hechos por sí solos deberían ser descalificadores, pero tiene cualidades personales relacionadas con este trabajo que, para mí, plantean una preocupación aún mayor” señaló en la carta, refrendada en un video publicado posteriormente en las redes sociales.
Caroline Kennedy denunció que su primo alentó a sus hermanos y primos a seguir “el camino de la drogadicción” y relató algunas escenas de su juventud: “Su sótano, su garaje y su dormitorio eran los centros de la acción donde había drogas disponibles, y disfrutaba presumiendo de cómo metía pollitos y ratones en la batidora para alimentar a sus halcones. A menudo era una escena perversa de desesperación y violencia”.
El elegido para liderar la sanidad estadounidense enfrentará una segunda audiencia de confirmación mañana, día en el que los senadores también comenzarán el escrutinio de otra de las nominaciones más polémicas, la de la excongresista demócrata Tulsi Gabbard al frente de los servicios de Inteligencia. La mayoría republicana en el Senado, con 53 de los 100 escaños, ya ha confirmado a otro de los más controvertidos miembros del gabinete, el secretario de Defensa Pete Hegseth, acusado de agresión sexual y abuso de alcohol. Pero tras su audiencia, algunos senadores no se han mostrado tan confiados con la defensa de Kennedy en su audiencia.