Lo que se sospechaba ha pasado, aunque no en el lugar donde se buscaba. La fuerza aérea y el servicio de guardacostas de Estados unidos estuvieron horas buscando un avión de pasajeros que había desaparecido en Alaska. En principio, por la ruta seguida, parecía que podía haber caído en el océano, aunque finalmente los restos del aparato se encontraron sobre el hielo y a unos 50 kilómetros de Nome, el pueblo de 3.500 habitantes que era el destino del vuelo regional.
Los diez ocupantes del aparato: un piloto y nueve pasajeros han fallecido en el accidente del Cessna Caravan de Bering Air, una conocida compañía especializada en unir pequeñas comunidades de ese estado. Al hallar los restos sobre el hielo, los primeros miembros del equipo de rescate que pudieron llegar al aparato vieron a tres ocupantes del avión sin vida y no pudieron corroborar hasta al cabo de unas horas que no había ningún superviviente entre los restos del Cessna.

El aparato implicado es un modelo monomotor que se empezó a construir hace 40 años para cubrir precisamente las necesidades aéreas de ciertos territorios remotos. El modelo ha tenido éxito, puesto que desde entonces, de la factoría de Cessna han salido más de 2.800 unidades de su modelo 208, más conocido por Caravan, un aparato muy versátil que además de poder tener una configuración de hasta 14 pasajeros, también es ampliamente usado como carguero ligero o plataforma para lanzamiento de paracaidistas.

En España se han matriculado una quincena de estos aparatos, aunque actualmente los dos únicos que está en activo son los del Instituto Cartográfico y Geológico de Catalunya, para trabajos de fotogrametría y uno perteneciente a un club de paracaidismo en Toledo. El resto formaron parte de iniciativas comerciales para transporte de carga aérea que no cuajaron.

Un avión de Bering Air se prepara para llegar a Ambler
La normativa en Estados Unidos, más laxa que la europea en algunos aspectos de la aviación comercial y que han permitido su mayor desarrollo, están detrás de la popularidad de este modelo en el país: su operación es económica, puede operar servicios comerciales con un solo piloto y un solo motor en lugar de dos y puede operar en pistas cortas y remotas, muy habituales en ese país.
Tres accidentes fatales en nueve días
Estados Unidos vive estos días una situación muy infrecuente por cuanto se han sucedido tres accidentes aéreos mortales en tan solo nueve días: el 29 de enero, un helicóptero y un reactor regional de la PSA operando un vuelo para American Airlines, chocaron sobre el rio Potomac, a unos cientos de metros del aeropuerto Reagan de Washington. Los 64 ocupantes del CRJ-700 y los tres tripulantes del helicóptero murieron al instante.

Dos días después, un Learjet 55 mexicano en servicio de traslado sanitario, se estrelló tras despegar del Northeast Philadelphia Airport, el aeropuerto para aviación general de Filadelfia, en Pensilvania. En el accidente fallecieron las seis personas que iban a bordo de la ambulancia aérea y también murió una persona ajena al operativo aereo. Simplemente estaba en tierra. Otras 16 personas de la zona donde cayó el avión sufrieron heridas de diversa consideración.

A los 74 fallecidos en los accidentes aéreos de Washington y Filadelfia se unen ahora los diez que han perdido la vida en Alaska a bordo de un avión de la compañía Bering Air.
El avión siniestrado es un modelo que no lleva cajas negras
La aerolínea es una sociedad familiar fundada hace 51 años. Además de vuelos regulares ofrece servicios de todo tipo en avión y helicóptero, desde viajes de exploración y aventura, a transporte de víveres o combustible a comunidades remotas, ha emitido un comunicado donde, además de confirmar oficialmente que no se han encontrado supervivientes, piden respeto por lo sucedido hacia familiares de los afectados, a los empleados de la empresa y además se ponen a total disposición de las instituciones.

Las autoridades tendrán ahora que investigar la causa del accidente basándose en hipótesis, puesto que el modelo afectado no lleva cajas negras que graben las conversaciones entre torres y centros de control y el piloto del avión, ni tampoco un grabador de datos del vuelo. Con suerte, el equipo encargado de las pesquisas, pueda sacar datos de la aviónica de la cabina de mandos si esta no está muy dañada.
Ochenta y cuatro fallecidos en nueve días, los mismos que lleva el nuevo secretario de transportes de la segunda administración Trump en su cargo.