
El acuerdo entre Trabajo y los sindicatos se alcanzó hace dos semanas, hoy se ha firmado, mañana lo aprobará el Consejo de Ministros, y entrará en vigor de forma retroactiva desde el uno de enero de este año. Es la subida de 50 euros del salario mínimo interprofesional (SMI), lo que lo lleva a los 1.184 euros mensuales por catorce pagas. Una firma que llega todavía con la incógnita de si Hacienda, como ha hecho anteriormente, sube también el mínimo exento del IRPF, para que los beneficiarios no tengan que cotizar por este alza. La decisión sigue en el aire.
Si no se modifica el mínimo exento, este aumento del SMI supondría un aumento de unos 2.000 millones de euros, según fuentes de la negociación. Por parte de UGT, a partir de la información que suministró Hacienda en la comisión de expertos del SMI, calculan que está recaudación es superior a los 1.000 millones de euros. También añaden que para personas solteras sin hijos ni mayores a cargo supondría el pago de unos 300 euros al año, mientras que para personas casadas, cuyo cónyugue gane más de 1.500 euros anuales, con un hijo atribuido al 50% pagarían 99 euros al año, y si el hijo se les atribuye íntegramente, no tributará.
Es un acuerdo que, por quinta vez consecutiva, firman solo el ministerio y los sindicatos, con la patronal desmarcándose. Es cierto que en esta ocasión, y a diferencia de las negociaciones para reducir la jornada, la CEOE planteó su propia propuesta, pero quedó corta para lo que consideró Trabajo, y lejos de las exigencias de los sindicatos.
La firma de esta mañana del acuerdo entre la vicepresidente y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y los secretarios generales de UGT, Pepe Álvarez, y CC.OO., Unai Sordo, se ha convertido en una exhibición de los progresos y las ventajas que la subida del SMI supone a juicio de los firmantes, y también en una petición por parte de los sindicatos a la patronal para que se siente a negociar en los convenios colectivos.
“Los enemigos de España no se encuentran en la subida del SMI, se encuentran en los fondos de inversión”, ha manifestado Yolanda Díaz, en referencia a la crisis de la vivienda, para destacar también el papel del salario mínimo en la lucha contra la desigualdad. Díaz ha celebrado que la CEOE “haya vuelto al redil” de la negociación, dado que sí que presentó propuestas en estas conversaciones, mientras que en cambio, no lo hizo en los once meses que duró la mesa sobre la reducción de jornada.
Y como siempre en cada aumento del SMI, un recuerdo de las pésimos vaticinios que incrementos anteriores han provocado sin que hasta el momento se hayan cumplico. “No era cierto que el SMI fuera una amenaza, no era cierto que la reforma laboral fuera a destruir empresas, y tampoco era cierto que ley Ryder iba terminar con los repartos a domicilio”, ha afirmado Díaz, destacando en cambio lo importante que para muchas familias van a suponer estos 50 euros extras al mes.
Por su parte, los sindicatos han lanzado un mensaje a la patronal para que se siente a negociar en los convenios colectivos, dado que uno de sus argumentos recurrentes es que hay que acordar los salarios en la negociación y no a través la vía legisltativa. «Yo lo que quiero es hoy pedirle a la CEOE, que se sienten a negociar. No que nos digan que esto hay que llevarlo a los convenios colectivos para luego no negociar en los convenios colectivos aumentos salariales”, ha dicho Pepe Álvarez. Por su parte, Unai Sordo ha insistido en el relato fallido en contra de las subidas del SMI. “El dogma neoliberal sigue insistiendo en que la subida del SMI destruye empleo, se lleva por delante pequeñas empresas, es un desastre para los autónomos, da igual que ningún dato avale ese relato, seguimos con las mismas cosas”, ha afirmado
Son más de dos millones de trabajadores los que se beneficiarán de este aumento del SMI, que ha pasado de los 736 euros en el 2018 a los 1.184 euros ahora, un aumento del 61%, que para Trabajo y sindicatos supone un elemento de gran utilidad para reducir la desigualdad. La propia estructura de los perceptores del SMI muestra las brechas sociales en España, con una mayoría de receptores que son mujeres y jóvenes, y con la agricultura y los servicios como los sectores con más impacto.