
Hay momentos en la vida que merecen que se pare el mundo. El nacimiento de un hijo es uno de ellos.
La llegada de un nuevo miembro a la familia, y todas esas primeras veces para conocerse, cuidarse y forjar un vínculo que durará para siempre, debería estar libre de prisas, presiones y relojes. Por eso, cerrar el curso político con la noticia de que España amplía los permisos por nacimiento y cuidado del menor de 16 a 19 semanas es mucho más que un avance legislativo: es una apuesta decidida por proteger, acompañar y estar presentes desde el primer instante.
Dos de las tres nuevas semanas podrán disfrutarse hasta que el hijo cumpla ocho años
El Gobierno de España ha dado un paso fundamental en conciliación, igualdad y corresponsabilidad para las familias que nos sitúa a España a la vanguardia mundial en esta materia. Y no es una forma de hablar.
Desde el 2019, España se ha convertido en un referente internacional, no solo gracias a la prestación por nacimiento y cuidado del menor y su cobertura íntegra por la Seguridad Social, sino a la equiparación de permisos entre padres y madres. No hay ningún país que esté al nivel de España en este sentido. Hemos demostrado que es posible combinar ambición social, igualdad real y sostenibilidad económica para ofrecer a las familias un marco de derechos que se sitúa entre los más avanzados del mundo.
Ya con los gobiernos del presidente Zapatero, España empezó a legislar en aras de una mayor conciliación para los progenitores. Una de las primeras y más trascendentes medidas aprobadas por el primer gobierno de Pedro Sánchez fue la equiparación de la duración y cobertura de los permisos de madres y padres, basada en tres principios irrenunciables: igualdad, intransferibilidad y remuneración al 100%. Gracias a esta decisión, España se ha convertido en el país de Europa con mayor participación de los padres en los permisos por nacimiento, superando a naciones como Italia, Alemania, Francia o el Reino Unido, donde persisten modelos con duraciones inferiores, coberturas parciales o permisos transferibles que limitan su impacto en la igualdad. Mientras que en países como Alemania el permiso de paternidad no alcanza la igualdad plena de semanas, o en el Reino Unido la remuneración es sustancialmente inferior al salario habitual, en España hemos consolidado un sistema equitativo y universal, con una participación masculina que duplica o incluso triplica las cifras de otros estados miembros.
Los datos avalan este liderazgo. Durante este año, la Seguridad Social ha tramitado más permisos de hombres que de mujeres, fomentando una corresponsabilidad real y ayudando a reducir la discriminación laboral hacia las mujeres. Una cuestión de justicia social para ellas, pero también para ellos, pues tienen el mismo derecho que nosotras a disfrutar y estar presente en los primeros meses del bebé.
Pero no nos conformamos, por eso hemos dado un paso más: dos de las tres nuevas semanas podrán disfrutarse hasta que el hijo o hija cumpla ocho años. Un derecho del que disfrutan familias que estén formadas por dos padres o dos madres. Además, en el caso de las monoparentales –mayoritariamente formadas por mujeres–, el permiso se duplica de 16 a 32 semanas.
Ampliar los permisos de cuidado no es un mero gesto ni una medida laboral, es una decisión política que nos sitúa claramente del lado de las familias. Es más igualdad y más progreso para seguir construyendo un país en el que nacer y cuidar siga siendo una inspiración para el resto del mundo.