Bayrou comete su primer error en la gestión de la catástrofe de Mayotte

La obstinación del nuevo primer ministro francés, François Bayrou, de compatibilizar su cargo en París con el de alcalde de Pau, en los Pirineos Atlánticos, ha provocado su primer resbalón serio. Bayrou recibió muchas críticas por haberse desplazado a su ciudad para presidir una sesión del consejo municipal el lunes por la noche, lo que le obligó a asistir por videoconferencia a la reunión de crisis sobre la catástrofe en Mayotte, el archipiélago francés en el océano Índico, devastado por un ciclón.

Varios diputados socialistas y ecologistas deploraron la actitud insensible del jefe del Gobierno en un momento de emergencia tan dramático. La propia presidenta de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet –del partido macronista, aliado de Bayrou–, consideró que en lugar de haber tomado un avión para Pau, el primer ministro debería haber volado a Mayotte. “En este tipo de circunstancias, hay que estar al 100% movilizado en la gestión de la crisis”, dijo Braun-Pivet a la radio France Info. Unas horas después, en su primera sesión de preguntas ante la Cámara desde que fue nombrado, el viernes pasado, Bayrou se justificó y no hizo mea culpa, sino todo lo contrario. Defendió su participación a distancia en la reunión sobre Mayotte y estimó necesario compatibilizar sus cargos para luchar contra “la ruptura entre los pueblos y provincias y el círculo de poder de París”. Él siempre ha creído que, para romper el muro que separa a la política de la ciudadanía, es necesario que los cargos públicos, incluso los más altos, estén cerca de los administrados, y la compatibilización de funciones, como era habitual antes en Francia, lo haría posible. “Será un gran tema para nuestro futuro”, insistió.

Bayrou confirmó que el balance de víctimas en Mayotte es “incierto”, dejando entender que la veintena de muertos confirmados y los doscientos heridos graves es un saldo que puede crecer exponencialmente cuando se inspeccionen los vastos barrios de chabolas totalmente destruidos, una tarea que va con mucho retraso por falta de medios.

La calamidad natural ha hecho abrir los ojos de nuevo a Francia sobre su departamento más pobre

El primer ministro expresó su confianza en la vuelta paulatina de la electricidad y del suministro de agua. La reconstrucción tendría que ser costeada, en parte, por fondos europeos. Habló de levantar lo antes posible viviendas prefabricadas. De momento, para la ayuda más urgente, se ha establecido un puente aéreo entre Mayotte y la isla de Reunión, otro territorio francés del Índico, a 1.400 kilómetros, además de vuelos directos desde la metrópoli. Se prevé levantar hospitales de campaña y trasladar a Reunión a los enfermos con patologías crónicas más graves, dada la situación muy precaria de los servicios sanitarios en Mayotte. El presidente, Emmanuel Macron, anunció que se desplazará al archipiélago afectado dentro de pocos días.

La calamidad natural ha hecho abrir los ojos de nuevo a Francia sobre la situación de su departamento más pobre, que es parte integrante del país a pleno derecho desde el 2011. Ha sido un shock y una vergüenza colectiva, como reconocía ayer el diario conservador Le Figaro en su editorial de portada, bajo el título de “Mayotte, la Francia del cuarto mundo”. El rotativo L’Opinion se refería a “la isla maldita”.

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