
Joana Bover trabajaba en la industria del cine cuando un amigo le pidió que diseñara un aplique de luz para una casa que estaba construyendo. “Era un proyecto singular, un favor para un colega, pero el resultado tuvo tanto éxito que todo el mundo le aconsejó que se dedicara profesionalmente al diseño y la iluminación”, recuerda Mike Zancan, director general de Bover.
La empresaria dio el paso en 1996 y logró con sus diseños hacerse un hueco en el mundo del interiorismo. Hace 13 años, dio el salto hacia Estados Unidos, abriendo primero una delegación en Nueva York y, al cabo de un tiempo, una planta de ensamblaje en Atlanta. Fue en el 2019 cuando Bover decidió que no podía seguir en solitario. La llegada de nuevas tecnologías requería una fuerte inversión para mantener la competitividad y la empresaria vendió el negocio al grupo catalán Brand Corner, controlado por el empresario Jorge Tornini.
La empresa emplea a 50 personas en la sede de Cardedeu y a 10 en una planta en Atlanta (EE.UU.)
Desde entonces Bover ha permanecido como directora de arte y ha visto como la facturación del negocio pasaba de los 6 millones de euros en 2019 a 12,9 millones en el 2024. “Hemos crecido mucho desde entonces; hemos profesionalizado nuestra operativa”, comenta Zancan, que se incorporó en el 2020 después de una larga trayectoria en Flos, uno de los grandes grupos del sector.
Actualmente, en su catálogo se encuentran más de 60 familias de lámparas: apliques, por supuesto, pero también luces en suspensión, balizas, plafones, lámparas de mesa y de pie. “Nos hemos posicionado como una marca de estilo mediterráneo y hoy el producto estrella es la línea de lámparas de ratán para exteriores”, comenta Zancan.
La compañía vende a hoteles, restaurantes, edificios residenciales y ahora está entrando en el mundo de la oficina. El impacto de la marca es global. “El 85% de los ingresos procede de exportaciones”, asegura Zancan. Estados Unidos es el mayor mercado, seguido de varios países europeos como Francia, Italia, Alemania y Reino Unido, y de países de Oriente Medio como Qatar y Emiratos Árabes.
El modelo de negocio, cuenta Zancan, se basa en diseñar todos los productos y externalizar la producción a fabricantes locales. El centro operativo se encuentra en Cardedeu, donde trabajan unas 50 personas en el diseño y el ensamblaje de los productos. En la nave de Atlanta trabajan otras 10 personas y allí se llevan a cabo tareas básicas de montaje.
Bover trabaja para seguir incrementando las referencias de su portfolio con la vista puesta en llegar a los 14,9 millones de euros de ingresos este año y los 20 millones en el 2027.