Carlyle encarga a Morgan Stanley y Santander la venta del 68% de Raventós Codorníu

Carlyle ha designado a Morgan Stanley y Banco Santander como asesores financieros para explorar la venta de su participación en  el grupo Raventós Codorniu.

El fondo estadounidense es el accionista mayoritario con el 68 % de los título y el pasado enero abrió el proceso de búsqueda de asesores, que ha concluido ahora. La compañía de Sant Sadurní d’Anoia ha explicado este lunes en un comunicado que el objetivo es el de “acompañar el análisis de opciones estratégicas sobre la participación mayoritaria del fondo en la compañía”.

En todo caso, la operación se encontraría en una fase inicial y no se ejecutaría hasta finales de este año o comienzos de 2026, según ha avanzado el diario Expansión.

La venta sería la primera opción, aunque no la única. Otras posibilidades pasan por que Carlyle reinvierta en la compañía, la refinancie o mantenga intacta su participación si no le satisfacen las opciones que vea en el mercado.

Alternativas a la venta

En los últimos cinco años, con Sergio Fuster como consejero delegado, la firma ha experimentado un crecimiento de sus ventas y de su rentabilidad, y prevé alcanzar los 50 millones de euros de ebitda (beneficio bruto) “a corto plazo”, según el comunicado. Las ventas se situaron en 232 millones de euros en su último ejercicio fiscal (2023-2024) y el ebitda llegó a 39 millones, un récord para la compañía.

Fuster ha asegurado que “la compañía es hoy mucho más ágil, flexible, sostenible y competitiva”. “Estamos mejor preparados que nunca para afrontar una nueva etapa de crecimiento rentable”, ha subrayado.

Raventós Codorniu es una de las empresas más antiguas del país, fundada en 1551, y una de las principales compañías vitivinícolas españolas y del sector del cava. En la actualidad cuenta con quince bodegas repartidas por España, Argentina y California y con 3.000 hectáreas de viña en propiedad.

Aumento de la rentabilidad

Por su parte, Carlyle se hizo con el 68% del grupo en el 2018, cuando pagó alrededor de 390 millones de euros tras acordar la operación con cerca de 220 accionistas de la familia. Algo más de medio centenar de ellos continúan en la empresa.

La apuesta de Carlyle en Codorníu ha consistido en potenciar la internacionalización y desarrollar los segmentos más prémium, en busca de márgenes más elevados.

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