
Agridulce. Más que una salsa de aliño asiática, es la sensación que deja la decisión de China de aplicar una recarga tarifaria extra sobre las ventas de cerdo europeo. Una medida que tiene varias lecturas, según el sector afectado.
Pekín impondrá aranceles de entre el 4,9% y el 19,8% a las importaciones de carne de cerdo procedente del bloque comunitario a partir de mañana miércoles. Es una horquilla sensiblemente más baja que la del 15,6%-62,4% que se impuso de forma provisional durante el mes de septiembre. China representó el año pasado el 17,6% de las exportaciones de carne de cerdo de la UE, solo por detrás del Reino Unido.
El arancel general era del 12%, ahora se suma una recarga: España pagará casi el 20%
Las autoridades chinas consideran que la UE lleva a cabo prácticas de competencia desleal al vender a un precio por debajo del coste de producción (dumping) pero a nadie se le escapa que la retorsión es una respuesta a los aranceles aplicados por los países europeos a los coches eléctricos chinos (que son más altos, al rondar el 40% según el fabricante).
En un comunicado emitido el martes, la Comisión Europea calificó la investigación china de “basada en alegaciones cuestionables y pruebas insuficientes”. Bruselas considera que Pekín hace “un uso abusivo de los instrumentos de defensa comercial” y que estudiará si la decisión está en línea con las normas de la OMC.
Algunos sectores se quejan de que la alimentación paga el coste de la represalia del coche eléctrico
Antes de que estallara la crisis, China ya aplicaba unos aranceles generales a las importaciones de cerdo, que rondaba un 12%. Las tarifas anunciadas el martes por China se suman por lo tanto a este porcentaje. La recarga tarifaria se aplica de forma diferente según los países y las empresas con las que China comercializa. En este contexto, España sale mejor parada que sus homólogos europeos ya que la mayoría de las empresas españolas han colaborado con la investigación y el arancel (que se añadirá al ya existente del 12%) quedará en promedio en un 9,8%, lo que supone una reducción del 50% respecto al gravamen provisional vigente hasta ahora.
En una nota, la organización interprofesional Interporc subraya que este resultado “debe interpretarse también en clave estratégica: el sector porcino europeo no solo ha defendido eficazmente sus intereses comerciales, sino que ha fortalecido su relación con un socio global clave”. El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, aseguró que el mercado chino para el sector porcino “es prioritario” para España y que las tasas que finalmente ha fijado China son “una cifra asumible dentro del conjunto de las exportaciones españolas”.
De otro parecer es la asociación sectorial Anice. “En absoluto es una buena noticia. Nos ha tocado el premio de consolación. Las partes del cerdo de menor valor que vendemos a los chinos ya no serán competitivas por el coste de transporte. Y al final la cadena alimentaria es la víctima colateral de una guerra geopolítica industrial del sector de la automoción. Pagamos nosotros por todos los demás”, lamenta su director general, Giuseppe Aloisio.
