
Wall Street ejerce de marcador en la partida de ping pong que juegan China y Estados Unidos con los aranceles.
La creciente perspectiva de una negociación entre las dos grandes potencias comerciales, que ha ido a más a lo largo de esta semana, permitió encadenar cinco jornadas con subidas en los índices bursátiles, casi eliminando las pérdida provocadas por la incertidumbre generada por Donald Trump con los gravámenes recíprocos que anunció el 2 de abril.
Pekín hace promesas contra el fentanilo, pero exige que EE.UU. retire antes los aranceles
Aun así, Warren Buffett, el veterano inversor de Berkshire Hathaway que lleva diez trimestres vendiendo acciones, ayer se mostró escéptico sobre la actual situación arancelaria. “El comercio no puede ser un arma y creo que ha llevado a cosas malas. Deberíamos buscar comerciar con el resto del mundo, y deberíamos hacer lo que mejor sabemos hacer, y ellos deberían hacer lo que mejor saben hacer”, indicó durante su reunión en Omaha, Nebraska.“En mi opinión, es un gran error tener 7.500 millones de personas a las que no les gustas mucho y 300 millones que se jactan de alguna manera de lo bien que les ha ido. Y no creo que sea correcto ni prudente”, indicó. Así se expresó Buffett, sin hacer referencias a Trump, antes de anunciar su retirada, a final de año, del cargo que ha mantenido durante décadas y anunciar que pedirá el voto para que le sustituya Gregory Abel.
El problema es que la situación con China parece enquistada. La Casa Blanca impuso un impuesto del 145% a las importaciones chinas y Pekín respondió con una tarifa del 125% a los productos llegados de EE.UU.
Este toma y daca generó en una situación de punto muerto en el que las dos grandes economías del mundo ni siquiera se ponían de acuerdo en si había conversaciones. Trump decía que sí y Xi Jinping rechazaba cualquier contacto. Era como si jugaran al gato y el ratón.
El tono ha cambiado en los dos últimos días. Trump recapituló en parte, extendió su mano y aseguró que los aranceles no serán de cero, pero nunca tan alto como el 145%. Y China, que se sintió ganadora, empezó a hacer ruido sobre una negociación en el área de comercio.
El ministerio chino de este ramo, liderado por Wang Wentao, señaló que están pensando en empezar conversaciones con EE.UU. para frenar la guerra arancelaria, mientras expresó el deseo de Pekín de que la administración de Washington muestre veracidad en esas negociaciones.
“Si Estados Unidos no corrige sus erróneas medidas unilaterales respecto a los aranceles, esto significa que carece de sinceridad y dañará aún más la confianza mutua entre los dos lados”, sostuvo el ministerio en un comunicado. Pero dejó un aviso. “Intentar utilizar las conversaciones como pretexto para ejercer coerción y extorsión no funcionará”, advirtió.
Pekín dispone de importantes herramientas de presión. Entidades chinas cuentan con al menos 784.000 millones en bonos de la deuda de EE.UU. y el gigante asiático también controla gran parte del suministro mundial de tierras raras, que son vitales para la fabricación tecnológica. Pekín podría convertir estos activos en armas de presión si estalla una guerra comercial total, en detrimento de las empresas y consumidores estadounidenses.
China tiene previsto encargar a Wang Xiaohong, descrito por The Wall Street Journal como el zar de seguridad del presidente Xi, reunirse con miembros de la administración Trump.
El papel de Wang se explica porque China, en su consideración para abrir rutas de acercamiento, quiere ofrecer a Trump luchar contra las exportaciones de productos químicos vinculados al fentanilo, que luego llegan a México donde se cocina el opiáceo y se distribuye en el norte. El enviado de Xi ha indagado sobre que quiere el equipo de Trump que China haga respecto a los llamados “precursores” de ese opiáceo.
Mientras tanto, China ha recortado la producción y los empleos en sus empresas por la falta de demanda y la actividad ha caído de forma notable en los puertos de EE.UU.
Fin de las gangas en Temu o Shein
Las gangas y las baratijas ya no lo son tanto. El efecto de los aranceles tiene un impacto mayor en los consumidores estadounidenses a partir de este sábado. La administración Trump cerró ayer el vacío legal que hasta ahora permitía a los compradores de EE.UU. adquirir productos baratos online desde China, mediante plataformas como Temu o Shein, sin pagar aranceles. Esta medida era muy reclamada por los fabricantes de EE.UU., que competían en desventaja con los chinos. Este vacío legal, denominado minimis, permitía no pagar gravámenes si los productos se enviaban directamente a Estados Unidos. Su uso se había incrementado desde que el presidente Trump impuso aranceles del 145% a China. Los mismos productos serán ahora más caros.