
La venganza de Donald Trump contra sus supuestos enemigos toma forma. Cuenta con la connivencia de un Departamento de Justicia (DOJ) rendido a su voluntad y la alarma entre la gran mayoría de los juristas.
James Comey, de 64 años, ex director del FBI, que renunció en el primer mandato de Trump, se declaró inocente en un tribunal de Virginia. Está acusado de un cargo de falso testimonio ante el Congreso y otro de obstrucción en relación con la investigación sobre el entonces presidente por la presunta interferencia rusa a su favor en la campaña del 2016.
El abogado del exjefe del FBI buscará que el caso se desestime por malicioso al venir de la ‘vendetta’ de Trump
Un gran jurado, donde solo se escucha a la fiscalía, imputó a Comey el mes pasado con un estrecho margen por esos dos cargos y descartó otro. Previamente, el presidente despachó al fiscal Erik Siebert porque consideró que no había materia penal. Trump nombró a Lindsey Halligan, que había sido su abogada, carente de experiencia como fiscal, para que procediera a solicitar la imputación.
Entre los expertos se discute si el nombramiento de Halligan carece de validez, cuestión que podría hacer descarrilar el juicio que el juez Michael S. Nachmanoff, nombrado por Joe Biden, fijo para el 5 de enero.
Patrick Fitzgerald, ex fiscal y ahora abogado defensor de Comey, afirmó que tiene la intención de plantear una moción para que se desestime este asunto. En primer lugar, acusó al gobierno de persecución maliciosa y selectiva. “Esta acusación ha sido interpuesta por el presidente Trump”, recalcó. La otra reclamación es precisamente esa posible ilegalidad en el nombramiento de Halligan.
La imputación del gran jurado estuvo precedida por un mensaje del presidente en su red social en el que ordenó a Pam Bondi, secretaria del DOJ que persiguiera cargos contra Comey, algo inaudito desde la época del Watergate. “No podemos retrasarlo más”, indicó Trump a Bondi, quien este martes se negó a responder en el Senado preguntas directas sobre esa influencia en su iniciativa.
“No tengo nada que decir sobre mis conversaciones con el presidente”, respondió. Ahí le cuestionaron sobre la cena que mantuvo con él la víspera de que se anunciara el procesamiento. Esta decisión fue festejada por Trump: “Es uno de los peores seres humanos a los que este país se ha visto expuesto”. Comey respondió con un vídeo en el que mantuvo su inocencia y apostilló “vayamos a juicio”.
Un grupo de antiguos jueces federales advirtió hace unos días que la causa contra Comey conlleva un “grave peligro” hacia los derechos y las libertades de los estadounidenses. “Donald Trump continúa abusando corruptamente del poder que le otorga la presidencia al dirigir las investigaciones del DOJ contra los que percibe como sus enemigos ”, subrayó.
No se producía algo así desde 1978 cuando se imputó a L. Patrick Gray (luego absuelto), jefe del FBI durante las investigaciones iniciales del robo en el edificio Watergate que destapó la manipulación electoral de Nixon para ser reelegido.