La cumbre en Tianjin de la Organización para la Cooperación de Shanghai (SCO) del 31 de agosto y 1 de septiembre ha reunido, entre otros, a mandatarios de China, India, Pakistán, Rusia, Vietnam e Irán. Los países representados suman en torno a la mitad de la población mundial. Para ponerlo en perspectiva, las exclusivas reuniones del G-7 (EE.UU., Alemania, Francia, Reino Unido, Japón, Italia y Canadá), que suelen inundar nuestras noticias, representan a menos del 10% de la humanidad. Los reunidos en Tianjin suman más del 60% del PIB mundial. El G-7 no llega al 50%.
La trascendencia de la cumbre no proviene tan solo de su legitimidad demográfica y creciente peso económico. Confirma una nueva etapa de las relaciones geoestratégicas globales. Las amenazas y aranceles estadounidenses impuestos a supuestos amigos, como Modi y Putin, y a enemigos como China e Irán están provocando un acercamiento entre todos ellos, impensable solo unos meses atrás, cuando Trump todavía no había tomado posesión de su cargo. Los cuatro citados, a diferencia de la sumisa UE, se han negado a ceder a sus presiones. Trump ha conseguido, en cambio, que se sienten en una misma mesa rivales históricos como China e India o India y Pakistán.

Foto general de los asistentes a la cumbre
Era lo previsible tras la imposición de altos aranceles a países como Vietnam y, sobre todo, del 50% a India como castigo por su compra de petróleo ruso; su falsa pretensión de haber terminado con la guerra entre India y Pakistán del mes de mayo; las amenazas reiteradas a China y Rusia, y los bombardeos contra Irán. Como bien dijo Friedman en el ya muy lejano 2005, la humillación es la fuerza más subestimada de las relaciones internacionales y Trump está repartiendo grandes dosis a diestro y siniestro.
El castigo arancelario americano no parece surtir efecto en las potencias asiáticas
No parece que las amenazas y el castigo arancelario americano estén surtiendo efecto en las potencias asiáticas. Las compras indias de petróleo y gas ruso aumentan, la colaboración chino-rusa parece inquebrantable y el PIB de la India y de China crece de forma robusta (más del 5% ambos, en comparación con el deprimente comportamiento europeo y estadounidense, con excepciones como España).
La SCO es una de las entidades destacadas del nuevo orden mundial multipolar, formado por estructuras jurídicas, cumbres e instituciones al margen de las históricas que lideran EE.UU. y la UE. Estas se están derrumbando como consecuencia de la errática política estadounidense en materia comercial y la hipocresía y doble vara de medir europea y estadounidense en cuestiones de seguridad. Ucrania y Gaza son el mejor ejemplo de ello. Las nuevas entidades tienen su centro neurálgico en el Pacífico y el Índico, a diferencia de las surgidas tras la II Guerra Mundial, centradas en el Atlántico y en las que todavía mandan demasiado países intrascendentes en la escena internacional, como el Reino Unido y Francia.
Es probable que los resultados tangibles a corto plazo de la cumbre de Tianjin sean escasos, especialmente en materia de seguridad, como ocurre con los del G-7. Ahora bien, contribuirán sin duda a reforzar las relaciones económicas y políticas entre amigos y rivales asiáticos y a consolidar su poder frente a EE.UU. y la cada vez más intrascendente UE.