El confuso perfil del autor del ataque al mercadillo navideño de Magdeburgo causa en Alemania estupor y extrañeza, e intriga a los investigadores. El detenido, Taleb Jawad Al Abdulmohsen, es un médico saudí de 50 años que abandonó la religión musulmana y se mostraba crítico con Alemania por juzgar poco dura su política hacia el islam.
Nacido en una familia chií del reino de Arabia Saudí, vive desde el 2006 en Alemania, donde posee estatus de refugiado desde el 2016. Especialista en psiquiatría y psicoterapia, el sospechoso de atropellar deliberadamente a los visitantes del mercadillo trabajaba en una clínica de psicoterapia contra adicciones, si bien no iba desde octubre por baja médica. Residía en Bernburg, localidad de 32.000 habitantes a orillas del río Saale, al sur de Magdeburgo.
Abiertas simpatías por la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD)
En redes sociales se había declarado abiertamente “ateo” y “antiislamista”, y no se le conocían simpatías por el yihadismo. Según la ministra del Interior, Nancy Faeser, la islamofobia del detenido es evidente.
El rastreo de su comportamiento en redes sociales indica que simpatizaba con la ultraderecha. Su activismo inicial a favor de las mujeres saudíes desembocó en aplauso abierto al partido ultra Alternativa para Alemania (AfD), al que veía como única ideología que planta cara al islam. Incluso suscribía teorías de la conspiración sobre un supuesto plan para islamizar Europa orquestado, según él, por la excanciller Angela Merkel. Podría ser tildado de exmusulmán islamófobo.
Al Abdulmohsen criticaba a Alemania por su gestión de los refugiados saudíes, en especial del dado a las mujeres, a las que, a su juicio, estaba dejando en la estacada. En una entrevista en el 2009 con el diario Frankfurter Rundschau, afirmó que muchas mujeres saudíes acudían a él en busca de protección tras haber sido violadas por el hombre del que dependían, y afirmó estar “amenazado de muerte por apostasía del islam”, argumento invocado a menudo por solicitantes de asilo en Europa.
En el 2019 apareció en varios medios, entre ellos el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ) y la televisión pública británica BBC, relatando su labor de activista ayudando a saudíes y exmusulmanes a huir a Europa. “No hay un islam bueno”, dijo en aquella época al FAZ. Sus afirmaciones en redes sociales dibujan a un hombre que se siente perseguido y que denuncia los “peligros de la islamización de Alemania”.