“Al mando” (in charge), rezaba el colgante dorado que lucía este jueves Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE) al desgranar la decisión de la entidad de rebajar tipos un cuarto de punto, al 2%, por el entorno de menor inflación. La capitana de la entidad afirmó que con el descenso “estamos en una buena posición para navegar las condiciones de incertidumbre que aparecerán los próximos meses”. Es decir, el impacto de los aranceles y una incertidumbre reinante para hogares y empresas.
Una rebaja que acerca un fin de ciclo, dejó entrever sin clarificar la hoja de ruta, tras ocho rebajas en un año. Hacen que los tipos pasen del 4% al 2% en doce meses, desarmando ruta tras las sucesivas subidas que siguieron a la crisis de precios. “Estamos llegando al final del camino”, dijo.
No era la primera vez que Lagarde enseñaba su colgante. El guiño puede ser para el otro lado del Atlántico, para Donald Trump, de que se está preparado para un golpe; o para los suyos, con un Consejo de Gobierno del BCE que apostó por la rebaja sin unanimidad, con un voto disonante. Hay dudas por los frentes pendientes de despejar, como la negociación comercial con EE.UU. o las posibles represalias. Pero Lagarde se muestra positiva. En un juego de contrarrestar fuerzas, las exportaciones e inversiones empresariales pueden caer, pero “hay varios factores que mantienen la resiliencia de la economía y deberían mantener el crecimiento en el plazo medio”, principalmente los planes de gasto en defensa e infraestructuras. El aumento de los ingresos de las familias y un mercado laboral “sólido” permitirán gastar más, lo que unido a una financiación más barata “debería reforzar la capacidad de resistencia de la economía frente a las perturbaciones mundiales”, señaló la entidad en su comunicado.
De hecho, la entidad revisó sus previsiones de crecimiento sin grandes cambios. Mantiene el del 2025 en el 0,9%, tras “un primer trimestre más vigoroso de lo esperado”. Lo que viene es más incierto, con “unas perspectivas más débiles para el resto del año”. Para aclarar el futuro, la entidad ha trazado varios escenarios para cifrar los impactos comerciales. En uno suave, en el que se retiren los aranceles recíprocos y desaparezca la incertidumbre, el PIB avanzaría un 1,2% este año, tres décimas más, y el 1,5% en el 2026, cuatro décimas más. En el lado contrario, en un escenario severo, con más subidas arancelarias y una respuesta idéntica de la UE, el PIB se deprimiría al 0,5% este año y al 0,7% el siguiente. Las medidas comerciales o las guerras son “una gran fuente de incertidumbre”, reiteró Lagarde.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, y el vicepresidente, Luis de Guindos, este jueves en la rueda de prensa en Frankfurt
La bajada de tipos fue la esperada por el consenso del mercado. Lo justificaba una inflación en mayo del 1,9%, o del 2,3% en la subyacente, ambas en niveles cercanos al 2% de objetivo del BCE. Cifras que dejan los tipos en terreno neutral. La entidad con sede en Frankfurt prevé que la tasa de precios sea del 2% este año y del 1,6% el que viene, tres décimas menos que en su análisis previo en ambos casos. Para el 2027, volvería al 2%. Las correcciones reflejan sobre todo la caída de los precios energéticos, como en el petróleo, y la apreciación del euro, que abarata las importaciones. “Lo más importante del mensaje de Lagarde es que hemos llegado a la estabilidad en la inflación, con una situación de tipos cómoda, confortable, ante una situación muy incierta”, valoró Josep Soler, consejero ejecutivo de EFPA España. Si bien la banquera no quiso declarar la victoria contra los precios, reconoció que se han dejado atrás las épocas de incrementos de la pandemia o la guerra de Ucrania.
“Lagarde ha dado un mensaje claro: ahora los tipos se encuentran en un nivel razonable y que les resulta cómodo. Es decir, se entiende que no tienen intención de volver a bajarlos, salvo que deban intervenir por algún tipo de shock que actualmente no contemplan”, expuso Miguel Ángel Rico, director de inversiones de Creand AM.
Aunque eran mayoritarios antes de la reunión, los análisis que daban por segura otra bajada más de tipos se moderaron, recoge Bloomberg. La idea de un mordisco para llegar al 1,75% tras la pausa estival. “La tendencia a la baja de la inflación augura una postura más neutral del BCE en los próximos meses. Los factores clave que determinarán un cambio en esta opinión serán los cambios en los precios de la energía, el empleo y las perturbaciones arancelarias”, expuso Mitch Reznick de Federated Hermes. La francesa, como en ocasiones previas, dejó caer un “no nos comprometemos a una senda específica” y que se irá reunión a reunión, analizando los datos y el impacto de sus políticas. Ella está al mando.
“Estamos llegando al final del ciclo”: el mercado espera otra rebaja después del verano
Con el descenso de hoy, la zona euro se distancia todavía más de los tipos que se ven en EE.UU., en una horquilla del 4,25%-4,50% en un entorno de mayor incertidumbre por las políticas de Donald Trump. Entre los primeros efectos de la rebaja de hoy se da un abaratamiento de los costes de financiación, tanto empresariales como de los hogares.
El ejemplo más claro está en las hipotecas. “El Euribor siempre reacciona con rapidez a los movimientos del BCE, y seguramente lo veamos caer más claramente en los próximos días, y que incluso la media mensual de junio baje del 2%”, cree Simone Colombelli, director de hipotecas del portal iAhorro. Además de abaratar la cuota de los ya hipotecados, abre la puerta a una revisión de ofertas.
A la vez, se reduce la retribución de opciones seguras como depósitos o cuentas remuneradas. “La rentabilidad de cuentas remuneradas y depósitos a plazo seguirá bajando y será difícil encontrar productos por encima del 2%”, comenta Pablo Vega, experto en materia financiera del comparador Roams.
“No me vais a ver la espalda”
Tras la polémica por la supuesta negociación con el Foro Económico Mundial para dejar el cargo y tomar las riendas de dicha organización, Lagarde ha aclarado que “siempre he estado cometida a mi misión y estoy determinada a completar mi mandato”. “No me vais a ver la espalda”, ha remachado.