El caso Ábalos

No es un asunto más. El llamado “caso Ábalos” es sin duda el mayor caso de corrupción del Gobierno de Pedro Sánchez. Se trata de un prototipo en la forma de actuar que recuerda demasiado al “caso Roldán”, al “tito Berni”, y a las tropelías cometidas por alguno de los implicados en el “caso de los ERE”, entre otros. A nadie se le ocurriría ahora, ni a los más cínicos, presentarse a unas elecciones con el eslógan: “PSOE, cien años de honradez”, como hicieron los socialistas de Felipe González en la primera cita electoral de la democracia.

El caso Ábalos pone de manifiesto, como ningún otro, la malversación de los recursos públicos, la ausencia de moral, el nepotismo, el enriquecimiento personal, y abre la sospecha de posibles mordidas y de financiación irregular del partido. Al menos así se desprende de las acusaciones realizadas por el “conseguidor” Víctor de Aldama ante el juez a cambio de una pena menor. Los indicios del informe de la policía judicial, tras una larga y minuciosa investigación, dejan poco lugar a las dudas. Este es un asunto que ha sacado a la luz pública la degradación que en las empresas públicas. ¿Se pueda enchufar a una novia o amiga para que le paguen un sueldo público sin que trabaje?

Se trata sin duda del mayor caso de corrupción del Gobierno de Sánchez

No menos inquietante es la presunta implicación de Begoña Gómez, esposa del presidente, en el rescate de Air Europa por 475 millones de euros que deja entrever el informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Una investigación que aún está en marcha y en la que se tendrá que aclarar la naturaleza de las relaciones con Javier Hidalgo, heredero y consejero delegado de Globalia, holding propietario de la aerolínea.

Esto es lo que ha llevado al PP a pedir la dimisión de Pedro Sánchez y la convocatoria de elecciones. Hace exactamente un año el presidente se lo llegó a plantear en serio. El 24 de abril del 2024 dirigió una carta a la ciudadanía en la que se daba cinco días para tomar una decisión. Durante ese tiempo, presumiblemente su esposa le informó de todo lo que debía saber. La decisión del matrimonio fue resistir hasta el final, por lo que no habrá elecciones hasta el final de la legislatura.

El otro asunto pendiente es determinar la responsabilidad política de Pedro Sánchez en los manejos del que fuera su hombre de máxima confianza. Es cierto que cuando tuvo conocimiento de lo que hacía José Luis Ábalos le destituyó como ministro. Pero se aseguró de que siguiera como diputado, metiéndole en los primeros lugares de la lista electoral del PSPV asegurándole inmunidad judicial y un buen sueldo. Cuando estalló el escándalo el diputado se pasó al grupo mixto, pero votando siempre a favor del Gobierno.

El Gobierno trata de achicar agua, pero como dice un proverbio africano: “no puedes esconder el humo si encendiste el fuego”. Y Sánchez encendió el fuego cuando le nombró secretario de Organización del PSOE y, por tanto, responsable de las finanzas; y ministro de Fomento, donde más contratación pública hay.

También te puede interesar