Son muchos y diversos los factores que explican que el PIB per cápita en España esté por debajo (un 8%) de la media de la UE y entre ellos está nuestra reducida productividad, baja tasa de ocupación, especialización en sectores con poco valor añadido, reducido esfuerzo innovador, etc. Pues bien, a esta lista hay que añadir otro más: el elevado absentismo laboral.
El Ivie, junto con Umivale activa (mutua colaboradora de la Seguridad Social), colaboran en el análisis del absentismo por incapacidad temporal, que es la ausencia del puesto de trabajo debido a una baja médica por enfermedad o accidente. Los resultados hasta ahora difundidos son más que preocupantes y demuestran el reto que supone reducir el absentismo laboral en nuestro país: a) España lidera el absentismo laboral por incapacidad temporal en Europa, con un coste en pago por prestaciones equivalente al 1,4% del PIB; b) la intensidad del absentismo es elevada y creciente en el tiempo; c) el absentismo ha crecido sin excepción en todos los sectores analizados; d) las bajas por incapacidad temporal en vigor que superan el año de duración se duplican en apenas cinco años; y e) casi las tres cuartas partes de las jornadas perdidas por este tipo de incapacidad corresponden a personas repetidoras. Desgraciadamente, el absentismo laboral va al alza, y solo en 2023 se han perdido el 5,6% de las jornadas laborales por absentismo por incapacidad temporal, frente al 4,1% de 2018.
Un escritorio vacío
Son necesarios cambios regulatorios y en los protocolos de la gestión de bajas
En las empresas que sufren el absentismo se puede generar un clima de trabajo desfavorable si se tiene la percepción de que algunas personas abusan de la incapacidad temporal, además de que es el resto de la plantilla el que suele asumir la carga de trabajo de la persona ausente. Y el impacto sobre las finanzas públicas es evidente, ya que es la Seguridad Social la que ve aumentar su gasto, lo que dispara el déficit y la deuda pública.
¿Qué hay detrás de este elevado y creciente absentismo laboral? Según los análisis del Ivie-Umivale, el aumento no se explica por cambios en la edad, nacionalidad, sexo o nivel de estudios de los ocupados, el tipo de jornada o contrato, la composición sectorial o por tipos de ocupación, sino que se debe a la evolución de factores como la cultura laboral y empresarial, la regulación laboral, el ciclo económico y la evolución de la tasa de desempleo. En este último caso, los resultados muestran una relación negativa entre el absentismo y la tasa de paro. Es más, los cambios en la tasa de paro explican más de tres cuartas partes de la variabilidad temporal del absentismo por incapacidad temporal. Cuando el ciclo económico es adverso y aumenta la tasa de paro, los trabajadores se lo piensan dos veces antes de solicitar una baja o prolongarla, y lo contrario puede estar ocurriendo en los años recientes de bonanza económica y caída de la tasa de paro.
En este contexto, si se quiere reducir este problema económico y social, es necesario implementar cambios regulatorios y en los protocolos que se siguen a la hora de gestionar las bajas por incapacidad temporal. No es de recibo que exista un “efecto lunes” en el absentismo laboral.
