El éxito de la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo (FfD4), que hoy comienza en Sevilla, dependerá de si los gobiernos dirigen los flujos financieros hacia quienes más lo necesitan: los países de bajos ingresos, las comunidades vulnerables y las mujeres y niñas.
Es difícil encontrar un momento de mayor debilidad del sistema internacional, incapaz de frenar guerras y conflictos o superar las divisiones en la ONU. Nos desgarra la ineficacia en alcanzar consensos transformadores para sacar a millones de personas de la pobreza y la exclusión, luchar contra los desafíos climáticos o la inseguridad alimentaria.
Invertir en mujeres y niñas es una decisión económica inteligente
Sevilla puede y debe ser la excepción. Ante una crisis creciente de deuda, que cae como una losa en el margen de acción de muchos gobiernos, la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo es una oportunidad única para construir una arquitectura financiera global que responda a los desafíos actuales. Más aún cuando estos desafíos afectan de forma desproporcionada a mujeres y niñas, especialmente en las regiones más pobres y en conflicto.
En las manos de los líderes mundiales está que el borrador del Compromiso de Sevilla se convierta en el manual de una nueva cooperación al desarrollo que lleve impresa la marca de mujer, con capacidad de invertir en toda la sociedad.

Mujeres trabajando en una fábrica téxtil del sudeste asiático
Más de 3.000 millones de personas, casi la mitad de la humanidad, viven en países que gastan más en pagar intereses de la deuda que en educación o salud. Cuando los recursos dejan de destinarse a la educación, la atención sanitaria y la seguridad social, se reducen las oportunidades económicas para las mujeres. Pero ahora, sólo el 4% de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) se destina a programas para las mujeres.
La financiación es una de las áreas de discriminación. Se estima que la brecha financiera total para las micro, pequeñas y medianas empresas lideradas por mujeres asciende a 1.700 millones de dólares. Según el informe más reciente del Banco Mundial, 740 millones de mujeres aún no tienen acceso a una cuenta bancaria.
También se enfrentan a un acceso desigual a internet, esencial para la alfabetización financiera y digital, mientras que la inteligencia artificial con sus algoritmos sesgados está creando nuevas barreras para las mujeres. ONU Mujeres indica que los países de ingresos bajos y medios podrían perder 500.000 millones de dólares en los próximos cinco años si sigue la brecha de género en el acceso y uso de internet.
Otra brecha, la de los cuidados, permanentemente infravalorados, es inmensa. Se calcula que el trabajo no remunerado de las mujeres, unas 12.500 millones de horas, podría aportar al menos 10.800 mil millones de dólares a la economía global, si se valorara adecuadamente.
Por último, la participación femenina en la fuerza laboral sigue siendo muy baja, con una media global de apenas el 47% frente al 72% de los hombres. Con la trayectoria actual, solo se crearán 420 millones de empleos, cifra muy por debajo de lo necesario, especialmente para las mujeres y niñas jóvenes.
No es de extrañar, pues, al ritmo actual de progreso acabar con la desigualdad tome más de un siglo: 134 años.
En cambio, los enfoques con perspectiva de género aumentan significativamente la efectividad de la financiación para la adaptación climática. Y un dato contundente: invertir en igualdad de género aumentaría el PIB mundial en más del 20%, según el Banco Mundial.
En conclusión, una arquitectura financiera global que priorice intencionadamente las oportunidades para las mujeres puede impulsar el aumento de su participación en la fuerza laboral, ampliar el acceso a financiamiento y contribuir a una prosperidad compartida.
A medida que los líderes de los países de la ONU lleguen a Sevilla, hay un asunto en absoluto trivial que debe abordarse: la falta de representación femenina en los principales puestos de liderazgo financiero. El informe anual de nuestra organización, GWL Voices, Mujeres en el Multilateralismo, es claro. Salvo en contadas ocasiones como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Central Europeo (BCE) o el Banco Europeo de Inversiones (BEI), al frente del cual está la española Nadia Calviño, la mayoría de las instituciones financieras internacionales nunca han tenido a una mujer al mando.
La representación equitativa es altamente insuficiente: sólo 23 países tienen ministras de finanzas y apenas el 16% de los bancos centrales están dirigidos por mujeres. Por ello, la perspectiva de género es más necesaria que nunca.
Llegó el momento de invertir en mujeres y niñas. Sevilla es el lugar.